El voto de la mujer en México, historia y retos a vencer

En el presente mes se conmemora el 62 aniversario de la reforma que permitiría a las mujeres mexicanas el derecho al voto, la cotidianidad en el quehacer político y la participación que actualmente la mujer ejerce en nuestro país y estado, parece olvidar los grandes acontecimientos históricos y sacrificios de miles de mujeres a lo largo de la historia, para poder conseguir que dicho derecho fuera posible.

La lucha femenina por ejercer sus derechos de votación y decisión en México da sus  primeras manifestaciones importantes durante los años 1884 y 1887, cuando por primera vez una publicación, la revista femenina Violetas del Anáhuac, fundada y dirigida por Laureana Wright González y escrita solamente por mujeres, demandó el sufragio femenino. Hacia 1910, diversas asociaciones se unen a Madero, entre ellas el club femenil anti reeleccionista: “Las Hijas de Cuauhtémoc”. Poco tiempo después, las integrantes del club protestan por el fraude en las elecciones y demandan la participación política de las mujeres mexicanas. Posteriormente, en 1916, se realizó el primer Congreso Feminista, específicamente el 13 de enero. Este fue impulsado por el general Salvador Alvarado como Gobernador de Yucatán y varias organizadoras. Uno de los principales acuerdos a los que se llegó en este Primer Congreso feminista fue demandar que se otorgara el voto ciudadano a las mujeres. La promulgación de la Constitución Política de 1917, donde no se negaba la ciudadanía a las mujeres, ni mucho menos su oportunidad de votar, tampoco se otorgó expresamente ese derecho.  En abril del mismo año, se expidió la Ley de Relaciones Familiares, según la cual los hombres y las mujeres tienen derecho a considerarse iguales en el seno del hogar.

En México los primeros antecedentes exitosos del voto datan de 1923 en Yucatán, aunque hubo peticiones desde 1916. Yucatán reconoció el voto tanto municipal como estatal en 1923, con tres mujeres electas para diputadas al congreso estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce; además Rosa Torre fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Sin embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto murió asesinado en 1924, las cuatro tuvieron que dejar sus puestos.

En San Luis Potosí, las mujeres obtuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las estatales en 1925 pero este derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925. En 1937 Lázaro Cárdenas envió una iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución, que permitiría votar a las mujeres. La iniciativa fue aprobada por ambas cámaras y por las legislaturas de los estados, sólo faltaba el cómputo y la declaratoria para su vigencia. Esta parte nunca se concluyó porque dentro del Partido Nacional Revolucionario, antecedente directo del PRI, se argumentó que el voto de las mujeres “podría verse influenciado por los curas”.

Más de 20 mil mujeres congregadas en el Parque 18 de Marzo de la Ciudad de México el 6 de abril de 1952, demandaban el compromiso al candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortines para que cumpliera con su promesa de plasmar en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser electas.

Ruiz Cortines repitió su compromiso y la algarabía femenina se apoderó del lugar, y un año después de ese histórico mitin, el 17 de octubre de 1953, Ruiz Cortines –ya como presidente– cumplió su palabra y promulgó las reformas constitucionales que otorgaron el voto a las mujeres en el ámbito federal.

A partir de ese momento histórico las féminas nacionales han tenido que remar contra corriente contra la muy arraigada cultura machista y misógina inculcada durante décadas en la cultura mexicana, la casi nula participación en los quehaceres que casi en su totalidad han sido reservados para los varones, ha convertido la carrera por la superación política y laboral femenina en todo un calvario.

Por ejemplo, hasta el año pasado el Poder Legislativo federal estaba conformado en 41.2% por mujeres, al inicio de la XLII Legislatura, de los 500 diputados del Congreso de la Unión 183 eran mujeres (36%). Al inicio de la actual Legislatura, de los 128 senadores un total de 43 eran mujeres (33.5%). en el gabinete actual, de 25 dependencias tres son dirigidas por mujeres, sólo seis mujeres han sido gobernadoras o jefas de gobierno en la historia del país.

Hay dos ministras entre los 11 integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Históricamente, diez mujeres en total han ocupado este cargo. En la historia de México sólo cinco mujeres han sido candidatas a la Presidencia de la República.

La representante de la ONU mujeres en México lanzó en nuestro país la campaña HeForShe, un movimiento solidario para la igualdad de género, expuso que al ritmo actual de progreso tomaría 80 años alcanzar la igualdad de la mujer respecto al hombre en materia laboral, 75 años tener una remuneración equivalente y 30 años tener el mismo nivel en el ámbito de participación política.

La representante en este país de la Sección de Mujeres de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) subrayó que en México el 42% de las mujeres tienen una participación económicamente activa.

Sin embargo, se da el fenómeno de que el sector femenino obtiene empleos más precarios, con menor percepción y en ocasiones con jornadas de trabajo más largas.

Güezmes hizo notar que el trabajo no remunerado de las mujeres, principalmente en la labor doméstica, representa 36 horas de trabajo a la semana, y equivale a 19% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que llamó a sumarse a esa campaña a favor de la equidad.

En el estado de Sinaloa como en todo el país, las mujeres estamos pugnando por más espacios tanto en la vida pública como laboral, y el reconocimiento social pleno hacia nuestro género, el camino ha sido por demás complicado y aun la meta se percibe distante, pero la lucha continúa y las conciencias colectivas están despertando.

Desde que el sol se asoma y hasta que el día termina, somos las mujeres el motor de nuestra sociedad, pilar de la familia, guía de los niños que son futuro de nuestro México, sostén y apoyo del varón que en muchas ocasiones, desarrolla actividades menos desgastantes y más reconocidas, es tiempo ya de que las familias, la sociedad y la vida pública reconozcan nuestra gran labor y valoren el esfuerzo que día con día desarrollamos millones de mujeres en Sinaloa y en nuestro México.

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