El Carnaval de los Negocios de Raúl Rico

Ana Laura Arellanes

La hermandad con Raúl Rico González, propietario del Carnaval y del Premio Mazatlán de Literatura, con el ex asesor electoral Ernesto Hernández Norzagaray, feliz por el retorno del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla a las lides políticas del PRI, le otorgó a Hernández la “autoridad” para difamar de nuevo, en su Tribunal de la Locura, a Mujeres Por Sinaloa.

La calumnia de Norzagaray permite colocar en la mesa del debate público el repudio de la sociedad mazatleca al “jurado calificador” del Premio y polemizar en torno al Carnaval de Mazatlán, al que se le ha arrancado el alma, la vida, el corazón y la voz de los porteños, para rebajarlo a mero espectáculo comercial o mercantil.

Enfrascado en su misoginia contra Mujeres por Sinaloa y en particular contra quien esto escribe, en un ejercicio sano de la crítica de la crítica, que aporta luz para que la sociedad tenga en sus manos nuevos elementos de juicio de artículos que a nuestro juicio son falsos y deleznables, Norzagaray soltó otra vez su amargura a retozar, inconforme con lo que opinamos de Raúl Rico, cuyo desempeño al frente del Instituto de la Cultura él califica de “exitoso” ( “se desempeña exitosamente”, alega).

La opinión de Norzagaray de Raúl Rico navega a contracorriente a la posición de los habitantes del puerto, que se manifestaron por miles, en las redes digitales, contra el titular del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán en las fiestas carnestoneldas.

Por no hacer eco a sus críticas, por no clonar ni masificar sus artículos, cargados de venenosas dosis de calumnias contra el rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra Liera, una vez más, nos tacha de “escribanos a sueldo”, para descalificar un trabajo de análisis que no concuerda con el suyo. A falta de argumentos recurre, como es su costumbre, a la difamación.

¿Qué fue lo que enfureció a Norzagaray?”. Pues el artículo “El Rey Feo de la cultura en Mazatlán”.

Lea parte del artículo que desató las calumnias del “columnista” o “analista” que anda como niño con chupón nuevo, feliz, decíamos, por el regreso del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla a las tareas del PRI. Nada más hay que recordar que Norzagaray cumplió consignas de Aguilar Padilla y Juan Millán en su “trabajó” en el Consejo o Instituto Federal Electoral de Sinaloa (hoy INE):

“…..Le es difícil a Norzagaray instalarse en su realidad: Lo que natura no da Salamanca no presta. Pegado a su ego, al embrujo de su propio concurso “intelectual”, en plenas fiestas carnestolendas el ex consejero electoral ganó el remoquete de Rey Feo de la cultura de Mazatlán y de Sinaloa.

Conquistó el mote por el mentiroso artículo que tituló ‘La UAS y el Premio Mazatlán de Literatura’, uno de los ropajes culturales, tradicionales, de los Carnavales de Mazatlán. El jurado calificador del galardón es feudo del “triopolio” integrado por Braulio Peralta, Ignacio Trejo y Juan José Rodríguez, incondicionales de Raúl Rico González.

El todopoderoso dueño del Carnaval es el mentado Raúl Rico, como lo es del Premio Mazatlán de Literatura. Es también el propietario perenne del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.

Año tras año, Raúl Rico acuerda o regentea tres carnavales en uno: el de la alegría y sana convivencia, con desfiles y reencuentros sociales y culturales, que es el que menos le interesa; el del desenfreno, alcohol, sexo, festines gastronómicos y otras colisiones demoniacas, que dejan millones de pesos de utilidades a los amos del turismo mazatleco; y el de los narcos, quienes se pasean impunemente por el puerto sembrado sangre y muerte….

Para intentar tapar los ‘carnavales negros’, el del vicio y la locura y el de exterminio, Raúl Rico y socios, cuyo poderío se extiende a la industria cervecera, hotelera, restaurantera, etc., es natural que sublimen algunos eventos culturales y artísticos y la gloria del arte y de los invitados especiales al Teatro Ángela Peralta, y que usen el Premio Mazatlán de Literatura.

En su artículo ‘La Uas y el Premio Mazatlán de Literatura’ Ernesto Hernández Norzagaray pretende desacreditar al rector Juan Eulogio Guerra Liera porque no acudió a la presentación de la novela ‘Los Sueños de la Serpiente’ (Editorial Alfaguara), escrita por Alberto Ruy Sánchez, ganador del Premio, y porque no estuvieron otros funcionarios universitarios del puerto.

Se queja, con el propósito de descalificar, de la no presencia Guerra en la Velada de las Artes en el Teatro Ángela Peralta, en el que el tradicionalmente el rector en turno entregaba públicamente el cheque de 100 mil pesos al escritor galardonado, aportación de la UAS al laureado.

El cheque se entregó puntualmente, ahí, en la Velada de las Artes, a Alberto Ruy Sánchez ¿qué le duele entonces a Norzagaray?

En la UAS se recibió con agrado el Premio Mazatlán de Literatura a la novela ‘Los Sueños de la Serpiente’ (Editorial Alfaguara) y a su autor Alberto Ruy Sánchez. Gustó. Es un excelente escritor, incluido, además, en la agenda previa de la Feria del Libro ‘FeliUas’ que se celebrará del 9 al 15 de marzo en el puerto y que llevará el nombre del poeta, escritor y filósofo Jaime Labastida Ochoa.

Quienes se mueven en los círculos académicos, intelectuales y de escritores al interior y fuera de la Universidad Autónoma de Sinaloa son de la idea de seguir apoyando el certamen de literatura mazatleco, porque es parte de la esencia del alma mater, pero en la nueva directriz que acuerde el Consejo Universitario y en la ruta de acabar con viejos moldes que pueden convertirse en vicios de origen.

Efectivamente, el rector Juan Eulogio Guerra Liera no acudió a los eventos de la Velada de las Artes por motivos de agenda, ausencia que motivó especulaciones perversas que han servido para aquilatarlas por su lado positivo con el fin de reorientar la posición de la institución ante los organismos que requieran de apoyo universitario.

La asignación del Premio Mazatlán de Literatura es anualmente criticada porque únicamente tres personas, Braulio Peralta, Ignacio Trejo y Juan José Rodríguez, integran el jurado calificador, y los tres están bajo el control de Raúl Rico González, franquicitario del Carnaval de Mazatlán. Incluso, la incorporación de Juan José Rodríguez, es una propuesta del ayuntamiento de Mazatlán, y la única vez que él no ha formado parte del jurado es cuando se le otorgó a él el galardón.

No son pocos los mazatlecos y escritores que reclaman socializar el jurado calificador del Premio Mazatlán de Literatura y que exigen que se integren intelectuales y miembros de la UAS, la UdeO, UAIS y la Universidad Pedagógica y representantes de universidades privadas, y en pedir que el monto del premio ya no se cargue al presupuesto de la UAS sino que se pague de los ingresos que genera el Carnaval y su llamada Velada de las Artes.

Que el premio lo paguen las cervecerías, hoteleros, restauranteros, dueños de antros, que se llevan las millonarias ganancias del Carnaval y que cuando menos el Premio Mazatlán de Literatura sirva de foro a los rectores de las Universidades Públicas y Privadas y de instituciones promotoras de la cultura y las bellas artes, para dar a conocer sus actividades, para que así la entrega del galardón suba de estatus y deje de ser un acto para el consumo personal y la engorda del currículum de Raúl Rico González.

De la ausencia del rector hay que sacar todo lo positivo que se pueda para la UAS y los sinaloenses. El primer análisis es sobre la participación de la universidad en eventos donde se generan ganancias millonarias sin ofrecer ninguna transparencia a la sociedad como lo es el Carnaval de Mazatlán.

….A nuestro juicio es injustificable y mezquino no incluir a los rectores de otras universidades en un evento cumbre como es la entrega del Premio Mazatlán de Literatura y totalmente inadmisible que se pretenda usar al rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra Liera, como convidado de piedra en un acto de esta naturaleza, únicamente para darle relieve y cumplir con los caprichos personales de Raúl Rico, dueño del carnaval.

No sorprende el deseo desmedido de Ernesto Hernández Norzagaray de colocar en el Pedestal de las Perfecciones a un Jurado Calificador del Premio que alcanza el grado de dinosaurio y que pretenda tomar la ausencia del rector Juan Eulogio Guerra para validar una posición que esconde los apetitos de Raúl Rico, quien ya no se conforma con las ganancias abiertas o soterradas que dejan las fiestas, sino que ahora quiere poner de rodillas a la UAS y a su rector, con un aire totalitario, evidentemente embriagado por el dinero y el Poder Municipal.

La imagen de la UAS está a salvo de las tentaciones exteriores. No será con actitudes arrogantes, prepotentes, con la difusión de mentiras, que la doblegarán y la desviarán de su camino. No es alentando la difamación, el chismorreo, la grosería, como se debe debatir un tema tan importante como es la entrega el Premio Mazatlán de Literatura, cuyo jurado requiere oxigenarse, al igual que lo necesita el comité organizador del Carnaval, evento convertido en un millonario negocio que engorda las billeteras de unos cuantos.

El rector Juan Eulogio Guerra Liera no debe dar ni un paso atrás. Debe seguir adelante con su proyecto universitario en bien de toda la sociedad sinaloense. Creo que debe dejar bien plasmado que la UAS es una universidad de excelencia, garante de la educación, la ciencia, la cultura y las artes. Para ello cuenta con el apoyo de la comunidad universitaria y de todos los sinaloenses”.

La pobreza de argumentos para dar respuesta a nuestro artículo empujó a Norzagaray, por enésima ocasión, a llamarnos “escribanos a sueldo”, lo que nos causa risa. Se lanzó al ruedo con el capote de la mentira y realizar la defensa de Raúl Rico, como si él fuera la única voz del puerto, la acreditada por la sociedad mazatleca, el único autorizado para opinar de quien dijo “se desempeña exitosamente” al frente del Instituto de la Cultura.

Tan exitosamente, agregamos, que no quiere soltar la teta presupuestaria del Instituto y los negocios que de él emanan.

Raúl Rico González es necesario que responda a varias interrogantes para que sirvan de explicaciones a la sociedad de Mazatlán y de Sinaloa.

1.- ¿Cuántos millones de pesos deja en realidad el Carnaval de Mazatlán? 2.- ¿Cuántos millones de pesos aportan para su organización y celebración del Carnaval las compañías cerveceras y licoreras? 3.- ¿Cuantos recursos aportan los hoteleros y restauranteros? 4.- ¿Quién se lleva la mayor parte de las ganancias del Carnaval? 5.- ¿Cuál es el ingreso real que deja a los organizadores el negocio de la publicidad y propaganda con el manejo de la marca del Carnaval de Mazatlán? 6.- ¿Los negocios de Raúl Rico significan o no un conflicto de intereses con la apropiación de estas festividades del puerto? 7.- ¿La Televisión y la Radio cuánto aportan para usar la marca del Carnaval para vender espacios publicitarios? 8.-¿De dónde provienen los ingresos de Raúl Rico como para llevar un tren de vida más allá de sus percepciones normales de dueño del Instituto de Cultura?

Cada año, los habitantes de la de costa ven con desagrado e impotencia como el Carnaval de Mazatlán va cayendo en calidad y se va alejando del rescate de los valores histórico y culturales del puerto, para convertirse en una festividad encaminado a obtener lucros personales, ganancias que no se ven reflejado en obras, promoción de la cultura ni rescate de espacios académicos, que deberían de usarse cuando menos como argumento para abrir el puerto a la disipación carnestolenda.

Cada año, intelectuales y académicos repudian los mecanismos de integración del jurado calificador del Premio Mazatlán de Literatura propiedad de Raúl Rico. No es un año el que repite el mismo jurado, sino varios. El organismo es controlado al antojo del dueño del Carnaval de Mazatlán y sus actividades alternas. Al señor Rico -¿o millonario?-, quien, según Norzagaray, “se desempeña exitosamente” las críticas no le importan. Lo que le interesan son los negocios. Qué lástima y que vergüenza.

No es la primera vez que Ernesto Hernández Norzagaray se disfraza de Pulitzer y de Suprema Autoridad para desacreditar el trabajo periodístico de Mujeres por Sinaloa. Ya rechazó en una ocasión nuestra invitación a debatir públicamente, en la tribuna que escoja, sobre el tema que desee, y no es la primera vez que se nos raja. Las mujeres los tenemos mejor puestos que él….A las pruebas nos remitimos

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