Mujeres refugiadas y migrantes

La cuestión
Hoy, en todo el mundo, la gente está en movimiento. Las personas migran para escapar de la pobreza, para mejorar sus medios de vida y oportunidades, o para escapar de los conflictos y la devastación que asolan a sus países. Las mujeres representan casi la mitad de los 244 millones de migrantes y la mitad de los 19,6 millones de personas refugiadas del mundo [1].
Las remesas que envían las mujeres migrantes mejoran los medios de vida y la salud de sus familias y fortalecen la economía. En 2015, las y los migrantes internacionales enviaron a los países en desarrollo remesas por un total de 441 mil millones de dólares estadounidenses; esto equivale a casi el triple de la asistencia oficial para el desarrollo, que suma un total de 131,6 mil millones de dólares [2].
En una crisis, las mujeres suelen ser las primeras en reaccionar. Ya sea en itinerancia o en los campamentos, en el país de origen o el de destino, cumplen un papel fundamental en el cuidado, el sostén y la reconstrucción de sus comunidades.
Sin embargo, las necesidades, las prioridades y las voces de las mujeres refugiadas y migrantes suelen estar ausentes de las políticas destinadas a protegerlas y darles asistencia.
Datos básicos
Entre 2000 y 2015, el número de migrantes internacionales aumentó en un 41 por ciento y alcanzó los 244 millones. Casi la mitad son mujeres [3].
Las personas migrantes, y en especial las mujeres migrantes, tienen índices de participación en la fuerza laboral (72,7 por ciento) más elevados que las personas no migrantes (63,9 por ciento) [4].
Casi uno de cada seis trabajadores domésticos en el mundo son migrantes internacionales; las mujeres representan el 73,4 por ciento del total de las trabajadoras y los trabajadores domésticos que son migrantes internacionales [5].
Sin embargo, sólo 22 países ratificaron el Convenio de la OIT sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (núm. 189), que reconoce las vulnerabilidades adicionales de las mujeres trabajadoras domésticas y protege los derechos y la dignidad de todas las trabajadoras y todos los trabajadores domésticos.
Hoy, el 50 por ciento de los refugiados del mundo son mujeres y niñas [6]. No obstante, sólo el 4 por ciento de los proyectos de llamados interinstitucionales de las Naciones Unidas se destinaron a mujeres y niñas en 2014, y sólo el 0,4 por ciento de todos los fondos para estados frágiles se destinaron a grupos o ministerios de mujeres de 2012 a 2013 [7].
Según informes de las Naciones Unidas, el 60 por ciento de las muertes maternas que podrían evitarse tienen lugar en entornos humanitarios, y como mínimo 1 de cada 5 mujeres refugiadas o desplazadas fueron víctimas de violencia sexual [8].
A fines de 2014, había casi 40 millones de personas desplazadas internamente. Los datos actuales sugieren que el número de las mujeres que viven en situación de desplazamiento prolongado es ligeramente superior al de los hombres, y que sus dificultades empeoran con el tiempo [9].
Al asignar a las mujeres funciones ejecutivas e incluir sus necesidades y realidades en las políticas y las soluciones relacionadas con la migración global y la crisis de las personas refugiadas, éstas ganan en sostenibilidad y sensibilidad.
Cumbre de las Naciones Unidas para las personas refugiadas y migrantes
Frente a los grandes desplazamientos de personas refugiadas y migrantes, sin precedentes, se requiere un enfoque más humanitario y mejor coordinado, que todos los países puedan adoptar y llevar a la práctica. El 19 de septiembre, en ocasión del 71o periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, las jefas y los jefes de Estado y los gobiernos del mundo se reunirán en la primera cumbre de alto nivel por las personas refugiadas y migrantes, con el propósito de debatir un “pacto mundial para una migración ordenada, segura y regular” y un “pacto mundial para compartir las responsabilidades con respecto a las personas refugiadas”.
Se espera que la cumbre, que durará un día, conduzca a la adopción de compromisos mundiales con vistas a abordar las causas profundas de los grandes desplazamientos de personas refugiadas inmigrantes; a velar, en todas las etapas, por los derechos humanos, la seguridad y la dignidad de las personas refugiadas inmigrantes; a ofrecer protección contra la violencia; y a evitar la discriminación y la xenofobia. También se espera que las y los líderes mundiales debatan sobre una forma más previsible y equitativa de dar respuesta a los grandes desplazamientos de personas refugiadas, mediante una distribución de la responsabilidad y un plan integral de respuesta a las personas refugiadas.
En todo el mundo, las mujeres refugiadas y migrantes desempeñan un papel central como sostén de las comunidades y economías. Por esta razón, los compromisos mundiales deben incluir el logro de la igualdad de género, el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas, y el cumplimiento de sus derechos humanos como principios subyacentes. Asimismo, deben abordar las necesidades propias de las mujeres y las niñas, incluir sus voces, y prever la rendición de cuentas ante ellas.

PuBlicado en Unwomen.org

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