Derroche de alimentos tiene efectos sociales, económicos y ambientales

Angélica Enciso L.

En la región de América del Norte se desperdician al año alrededor de 168 millones de toneladas de alimentos, desde la precosecha hasta el consumo. Una vez que llegan a rellenos sanitarios, generan en el aire 193 millones de toneladas de dióxido de carbono por emisiones de gases de efecto invernadero, equivalentes a lo que emiten 41 millones de automóviles en funcionamiento permanente durante un año.

De esa cantidad de derroche alimentario, 28 millones de toneladas corresponden a México, es decir, más del doble de lo que desperdicia Canadá –13 millones–, y Estados Unidos es el que tienen las mayores pérdidas, con 126 millones.

Lo anterior lo reporta la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) que estableció la Iniciativa de América del Norte para la reducción y recuperación de residuos alimentarios, como uno de sus proyectos en las áreas prioritarias: crecimiento verde y cambio climático.

Despilfarro de agua

En el informe explica que este desperdicio de alimentos en la cadena alimentaria de abasto tiene efectos ambientales y socioeconómicos, pues el consumo de agua que se hizo en ellos asciende a 17 mil 600 millones de metros cúbicos, lo que significa el volumen de 7 millones de albercas olímpicas, y 22.1 millones de hectáreas de tierras de cultivo desperdiciadas. En valor monetario se estima en 319 millones de dólares por concepto de pérdida de biodiversidad.

En cuanto a la generación de los desperdicios alimentarios, si se excluyen las etapas de producción de víveres, precosecha y consumo, la cifra aproximada para la región de América del Norte es de 52 millones de toneladas de desechos alimentarios cada año.

Por país, esta estimación equivale a 4 millones de toneladas en Canadá; 33, en Estados Unidos, y 15, en México.

Cada mexicano desperdicia 249 kilos de víveres al año

En una comparación per cápita al año, el desperdicio de comestibles en Canadá es de 415 kilogramos, comparable al de Estados Unidos, con 396 kilogramos por persona al año, mientras cada mexicano desperdicia 249 kilos. Si se excluyen las etapas de precosecha y consumo, los índices de los tres países se vuelven comparables: 110 kilogramos por persona al año para Canadá y Estados Unidos, y 129 en México.

Entre las principales causas de las pérdidas y desperdicio de alimentos que se genera en toda su cadena de abasto están la producción excesiva por parte de procesadores, mayoristas y minoristas; productos dañados; falta de infraestructura de cadenas de frío (refrigeración durante las etapas de transporte y almacenamiento); especificaciones de clasificación de alimentos muy rígidas; variaciones en la demanda de los clientes, y fluctuaciones de mercado.

Los principales participantes de la cadena de abasto alimentario –agricultores y ganaderos, procesadores, distribuidores, detallistas, organizaciones de recuperación de alimentos y otros prestadores de servicios– pueden influir en la forma en que se mueven los productos a lo largo del proceso.

Para reducir las pérdidas, la CCA propone disminuir el tamaño de las porciones, elevar el comercio de los productos alimenticios frescos, mejorar las cadenas de gestión de frío, así como impulsar y ampliar el procesamiento o transformación con valor agregado.

Publicado en la Jornada

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