Falsos secuestros y robos: campaña de miedo y odio contra la UAS

Lidia Argüello

La estrategia es vieja, pero es un nuevo insulto a la inteligencia de la sociedad: La Universidad Autónoma de Sinaloa enfrenta otra campaña mediática manufacturada por quienes tienen interés en usar a los alumnos para agitar y convertir el alma mater en propiedad del “cártel de los jubilados”, intentando enganchar en la línea del engaño, el odio, la violencia y la mentira a las generaciones de jóvenes del presente y del futuro.

En la nueva campaña, con estratagemas longevas,  se “informan” falsedades, se inventan historias y personajes ficticios, para hacer creer a la sociedad que al interior de la UAS se vive un ambiente de violencia y anarquía y que se requiere una pronta “solución”, divulgando una propuesta atentatoria a la autonomía, echando a retozar una pregunta esquizofrénica: ¿Qué entre la policía militar a la UAS?, para que “controle la situación” que sólo existe en el imaginario que vulgariza el ejercicio periodístico.

De ese tamaño es la elucubración mediática de los veteranos enemigos de la UAS, molestos por los avances y los éxitos alcanzados en materia académica, en las áreas de la ciencia, el deporte, la tecnología y las artes e inconformes con la reingeniería administrativa que permitirá a la Universidad entrar a la ruta de la austeridad y la transparencia a la que ha convocado el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde afuera de la Universidad para repercutir en su interior la “guardia geriátrica” desencadena su furia mediática contra la Universidad usando a los opinólogos, “analistas” y fabricantes de mentiras de siempre para difundir falsedades que llamen la atención de los sinaloenses para después entrar a otra fase, la conspiración en tierra, la agitación plena, el intento de uso de los estudiantes contra su propia Universidad.

Pero los sinaloenses no son tarados. Ya se percataron de que en la nueva campaña de desprestigio contra la UAS se ocultan rostros decrépitos por el paso de los años y la amargura, gente vieja de afuera, mañosa, sedienta de poder y dinero, apareados con políticos trasnochados de mentalidad cerril, capaces de vender su alma al diablo a cambio de que los ayude a “tronar” el proyecto de excelencia de la UAS, orgullo de Sinaloa y de México.

Los rucos del exterior y los políticos tradicionales, caducos, temen a la UAS porque genera conocimiento, porque, de cara a la realidad social, económica y política, despierta a los jóvenes ofreciéndole una gama de oportunidades para la promoción del cambio y para que enfrente su presente y su futuro con visión modernista.

¿Cuál es la nueva campaña con estrategias viejas que se desató contra la UAS? Es fácil descubrirla. Desentrañarla. Ya lo hicieron los estudiantes, académicos y administrativos de la Facultad de Medicina. También los de Derecho, los de Psicología, de Ingeniería Civil y de otras escuelas y facultades. La sociedad sinaloense tampoco se traga el cuento; no se va con la finta. Sabe que lo que se difunde contra la UAS son una serie de mentiras

1.- Inventaron lo de los “secuestros” y “levantones” y la persecución de  estudiantes afuera de las instalaciones de la UAS, en los turnos nocturnos, en facultades como la de Enfermería para crear un escenario de miedo.

A) En un universo de 165 mil alumnos es imposible que la UAS cree un mecanismo de protección externa, afuera de la Universidad, una cuadra o dos más allá de las escuelas y facultades, para proteger la integridad física de sus estudiantes.

B) La responsabilidad de la UAS en torno a la seguridad de los alumnos se circunscribe al interior del campus universitario.

C) No es posible realizar un “monitoreo” sicológico de los delincuentes para saber a quien y porque van a atacar o secuestrar a alguien afuera de las escuelas. Las autoridades de la Universidad no pueden vaticinar ni prevenir en que momento ni contra que maestro, administrativo o alumno se desencadenará un hecho delictivo.

2.- Aprovecharon los asesinatos de dos policías, perpetrados meses atrás, uno de la ministerial y otro de la preventiva -estudiaban las carreras de derecho, uno en Culiacán y otro en Los Mochis-, involucrados en enfrentamientos con saldos fatales con bandas delictivas, para sembrar la idea de que lo que les ocurrió a los agentes policiales al interior de los campus le puede suceder a cualquiera, cuando ambos crímenes fue producto de la reacción de sus actividades de investigación y persecución de delincuentes.

A) El sistema de seguridad de la UAS está en el nivel de la prevención, pero es vulnerable, como lo son otros métodos o procedimientos –fallan hasta los de la policía municipal, estatal y del ejército mexicano-. El sistema es perfectible y está en constante adecuación porque los delincuentes no actúan a la ligera sino en el esquema de la anticipada planeación de sus actividades para ejecutar su ilícito y luego evadir la vigilancia y persecución policial.

B).- La Universidad no cuenta en su interior, para evitar riegos mayores, con vigilancia armada ni  con un cuerpo especial que reaccione y enfrente, fuego contra fuego, a delincuentes en solitario o en grupo dispuestos a vulnerar la seguridad de la UAS para ir a cobrar afrentas personales al campus de la institución.

 3.- Se inventó que en la Facultad de Medicina existía una marcada inseguridad, robos y asaltos, pero con una “denuncia en el vacío”, sostenida por los rompibles hilos del anonimato, la cual deslegitima la veracidad de la información, considerada como “nota bolada” en el argot periodístico.

A) En la estrategia es obvio que se incluirán a otras escuelas para sembrar la “idea pública” de que se está saliendo de control de las autoridades de la UAS los planteles educativos.

B) Usando mentiras puestas en la boca o la voz de universitarios “anónimos”,  esperan causar un doble impacto: que se crea que hay inseguridad generalizada y de que los perjudicados temen decir sus nombres por temor a represalias. El cuento es muy viejo.

¿Qué sigue? La estrategia contra la UAS será la misma que se ha usado siempre para pretender desprestigiarla. Ya encarrilados en el cuento de los falsos “secuestros”, “levantones”, robos, asaltos, ya metidos en esa dinámica, pondrán de acuerdo a los personajes de siempre para que hablen y hablen sobre el tema hasta que alcance grados de escándalo.

Una mentira repetida mil veces, dicen, podría ser tomada como verdad. Y esa es la intención. Que la gente crea que se difunden verdades. Los opinólogos y analistas alineados a la estrategia antiUAS ya le dan “cuerpo” a las falsas versiones pretendiendo que los sinaloenses las tomen como ciertas.

El propósito es muy claro. Se trata de meter miedo a los estudiantes, cultivar ese estado, para grillar, para orientarlos contra las autoridades de la UAS, para agitarlos, incitarlos a la movilización contra las autoridades de la Universidad exigiendo mayor seguridad, condenando, dirán, su falta de capacidad para proteger a los universitarios.

De ahí, de acuerdo al plan, pedirán la destitución del rector y otras autoridades, sólo que todo lo que se divulga es falso y únicamente existe en el imaginario de quienes han usado toda clase de artimañas, calumnias e inventos contra la UAS y sus autoridades para intentar regresarla al régimen de la anarquía y los saqueos. Las urge usar a los estudiantes contra su propia Universidad.

La razón de ser de una Universidad es la formación de seres humanos críticos, analíticos, reflexivos, integrales, que sean capaces de contrastar las verdades, descubrir las mentiras y asumirlas como tales. Es lo que configura el alma de la investigación, de la creatividad, de la producción de pensamiento y sabiduría. Pensar que la Universidad debe estar repleta de estudiantes tontos, que crean todas las mentiras que se divulgan contra su centro de enseñanza, es insultar la inteligencia. 

Estamos otra vez ante el tema de la inseguridad adentro y afuera de los espacios de la Universidad, pero planteado de manera retorcida y perversa por el «cártel de los jubilados»; nadie se duerme en sus laureles. Todos, autoridades universitarias y de los tres niveles de gobierno trabajan en la creación de un sistema de prevención de delitos lo más blindado posible, difícil de vulnerar.

Es una locura apostarle a la irrupción del ejército y la Guardia Nacional a los recintos de la Universidad como lo plantean los conspiradores de siempre.

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