Las seis casas de Norzagaray

Ana Laura Arellanes

En el 2016, un minúsculo grupo de jubilados atentó, de manera incalificable, contra miles de universitarios en activo y en retiro de la UAS: opositor, no solidario con un proyecto que daba viabilidad a la jubilación dinámica, «mató» el funcionamiento de un fondo, el Fideicomiso, que garantizaba por 25 años el pago de esa prestación a 5 mil jubilados uaseños.

Negó ese grupúsculo las aportaciones al Fideicomiso y masificó ese rechazo, inventando barbaridad y media.

El gobierno federal (SHyCP y SEP) no incluye en el presupuesto de la Universidad recursos para el pago de la jubilación dinámica. La federación reclama la contribución económica de los universitarios, ya inscritos en el régimen del IMSS, para contribuir, en coparticipación, al sostenimiento de la “doble jubilación” o pensión.

En la UAS ya operaba el Fideicomiso y la Federación hacia llegar aportaciones adicionales, vía el Fondo de Apoyo para Saneamiento Financiero y la Atención a Problemas Estructurales de las Universidades Públicas Estatales, para que la UAS cumpliera con el pago de este beneficio a los trabajadores en retiro.

La UAS amalgamaba o sumaba los recursos del Fideicomiso, al que le aportaban los trabajadores en activo y jubilados, a los que llegaban del Fondo de Apoyo para el Saneamiento y cubría cabalmente esa prestación. El grupúsculo de jubilados conspiró contra el funcionamiento del Fideicomiso y logró su desaparición.

El complot contra el Fideicomiso  

Dos fenómenos ocurrieron del 2016 a la fecha: la UAS entró en crisis al pagar directamente la jubilación dinámica con los recursos presupuestados para la educación superior, los cuales no incluyen dineros para cubrir esa prestación. Aun sin Fideicomiso, en el 2016, 2017 y 2018 la Universidad recibió recursos adicionales del Fondo para el Saneamiento Financiero.

En el cierre del 2018 y principios del 2019 el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó desaparecer ese Fondo y exigió a las Universidades Públicas del país reformar sus sistemas de pensiones creando fideicomisos u otros instrumentos para incluir la aportación económica de los beneficiarios de la jubilación dinámica.

Por falta del Fideicomiso la UAS está en riesgo de no recibir recursos para el cierre del ejercicio 2019 ni para el pago de las jubilaciones. Uno de los que alentó desde sus tribunas y tribunales la desaparición del Fideicomiso fue el ex universitario, Ernesto Hernández Norzagaray, quien recibe una jubilación mensual superior a los 40 mil pesos, más la pensión que le otorga el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Entonces, periodísticamente, de Ernesto Hernández Norzagaray nos ocupamos…

Difamar a Mujeres por Sinaloa    

Muchos hubieran querido que iniciáramos este artículo con el título “lo que se siembra se cosecha”, porque si alguien ha denigrado a las mujeres, la opinión de las mujeres, es Ernesto Hernández Norzagaray, quien, de manera serial, nos ha difamado y ha demostrado una posición intolerante ante nuestros puntos de vista.

Celebramos que Norzagaray se exprese libremente -como siempre lo ha hecho-, en los medios que le dan cobijo; aplaudimos que goce de entera libertad para escribir lo que se le antoje, pero reclamamos también nuestro derecho a expresarnos con independencia de juicio sobre los quehaceres mundanos, sobretodo de lo que ocurre en la Universidad, pilar fundamental en el desarrollo de Sinaloa.  

Por opinar diferente, desde que nació Mujeres por Sinaloa, Ernesto Hernández nos censura, nos endilga calificativos de mal gusto, colérico porque no comulgamos con lo que escribe, porque analizamos sus “análisis” y planteamos otros puntos de vista ante su accionar periodístico más que constructivo, destructivo, contra la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Con su agresividad “informativa” el señor Ernesto nos manda la lectura de que se cree propietario absoluto de la “verdad”.

¿Qué le hemos hecho para que nos incluya entre los causantes de sus males? ¿Atentamos contra su libertad de expresión? ¡No! Ernesto Hernández opina con soltura y a veces con marcado libertinaje las veces que le viene en gana. Si alguien ejerce a plenitud la libertad de expresión, es Ernesto, pero da la casualidad de que sus opiniones son públicas y en ese sentido, sujetas a análisis o a la réplica, también pública.

No es nuevo que Ernesto Hernández Norzagaray, para escapar del ejercicio del análisis de sus análisis y en un intento para que únicamente su opinión permanezca en el universo de lectores de redes digitales y periódicos de Sinaloa, culpe al ex rector de la UAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, de mantener contra él una campaña de difamación, cuando en realidad es todo lo contrario: Norzagaray forma parte del “cártel de jubilados” que acciona una cruzada permanente de difamaciones y calumnias contra el ex rector y la Universidad.

La prueba más contundente: la conspiración que Norzagaray prohijó para cancelar el Fideicomiso de la Jubilación Dinámica que mantiene el borde del colapso financiero a la UAS y en riesgo de perder la prestación de retiro a más de 5 mil jubilados uaseños.          

Furibundo, Ernesto Hernández Norzagaray nos ha llamado mercenarias de Cuén, cuando solamente nos liga a él, no un vínculo económico ni político, sino la coincidencia en que la UAS no debe regresar a los viejos tiempos y de que en torno a ella se deben conjuntar los mejores esfuerzos en bien de los estudiantes, maestros administrativos y personal jubilado. Eso no nos convierte en “cuenistas”, tampoco en mercenarias del periodismo. Simpatizamos también con algunas medidas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y eso no nos liga al “morenismos”. Nos agradan algunas acciones del mandato de Quirino Ordaz lo cual no obliga a mutarnos en “quirinistas”.

Inteligencia financiera y las “residencias”

Alcanzado por el juicio de los universitarios –de más de 5 mil jubilados- y ante el riesgo de ser blanco de una investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera y del SAT-SHyCP, Ernesto Hernández Norzagaray volvió a recurrir al viejo truco de la victimización, para blindarse, para desviar la atención y culpar de sus “averías” a Mujeres por Sinaloa y ¡otra vez! a Héctor Melesio Cuén Ojeda.    

El columnista de Noroeste y ex investigador de la UAS – ¡nunca investigó nada!-, inventó ser víctima de ataques de personas cercanas a Héctor Melesio Cuén Ojeda, los cuales “se disparan desde cuentas de Facebook (de) Mujeres por Sinaloa, entre otros, donde se trata de desprestigiar (lo), calificándolo de ‘pseudo periodista’ y tener ‘enanismo mental’”.

No es una novedad de que Norzagaray, ante el “desmenuzamiento” de lo que escribe, recurra a la argucia, en una línea de descalificación, a culpar a Cuén, negándonos nuestra libertad de criterio e independencia. Algo ha de creer que tiene de divino o de mesiánico lo que escribe porque lo lastima que analicen o critiquen lo que él publica o difunde.

Pobre Norzagaray, no entiende que hasta los escritos bíblicos han sido negados, censurados, criticados, por un segmento de la población. Hay quienes aseguran que “Dios no existe más que en la imaginación de los hombres” ¿Y?

Norzagaray se quejó de que escribió en su columna de Noroeste, sobre el estado de salud del ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y un posible escenario para el PAS, y recibió un contra-análisis u otro punto de vista, muy diferente al de él, en donde se señala el óptimo estado de salud de Cuén. Obvio: el propósito de Norzagaray fue dibujar, fuera de la realidad, a un Cuén Ojeda, moribundo. No lo logró y estalló en cólera.

“(…) fueron al Registro de la Propiedad y dicen que los bienes que yo tengo son gracias a ese vínculo que he tenido. Yo no tengo ningún vínculo con ellos, de trabajo ni de nada”, dijo. (vínculos con Juan Millán, Jesús Aguilar Padilla, etc.)

En Mujeres por Sinaloa no hemos acudido a ningún Registro Público de la Propiedad a indagar el número de propiedades o fincas de Norzagaray, que, de acuerdo, ahora sí, a una publicación de la plataforma Sinaloa New (que desconocemos de quien es o quien lo administra) llega a seis, únicamente en Mazatlán.

Contamos afortunadamente con este espacio para ofrecer nuestros puntos de vista, analizar el análisis que consideramos “volátil” o cargado de furia. No usamos plataformas digitales falsas ni anónimas. A Norzagaray siempre le hemos dado la cara. Siempre. Pero nos ha mandado la lectura de que es poseído por una obsesión mental que está a un paso de mandarlo al psiquiátrico. 

Esa obsesión se llama Héctor Melesio Cuén Ojeda. Pero ¿Qué culpa tenemos de la “embriaguez” de Ernesto Hernández por la figura del ex Rector, nosotras, las que colaboramos o integramos Mujeres por Sinaloa?     

Ya lo dejamos en claro: se acabó la época del periodismo de una sola persona, quedó en el sepulcro la expresión nada más de ida. La libertad de comunicar es de todos. Se vale la réplica y la contrarréplica. El periodismo, que se entienda bien, es correa de transmisión de ida y vuelta. No es delito opinar con libertad marcando la diferencia. No es punitivo disentir de lo que otros opinen. El análisis del análisis llegó para quedarse en la vida pública de Sinaloa.

No es faccioso ni fechoría levantar la voz para desmentir a quienes han hecho de la difamación, descarada o encubierta, una praxis “intelectual” en los medios de comunicación-

El jubilado Ernesto Hernández Norzagaray no tolera a quienes disienten, no soporta la presencia de otras opiniones en el escenario periodístico. Intolerante y misógino, desde el nacimiento de Mujeres por Sinaloa nos ha llamado mercenarias, “plumíferas” que practicábamos -dijo- el “periodismo canalla”. Nos ha tildado de “especie de personajes oscuros que les queda grande el título de periodistas. De Tecleadoras pagados que sudan humores ajenos y despiden inmediatamente el olor de quiénes les paga (…)».

Toda clase de calificativos hemos recibidos de Ernesto Hernández Norzagaray y no chillamos, no andamos aquí en Mujeres por Sinaloa de lloronas, buscando a quien culpar por culpar o cómo salvarnos de la crítica de la crítica.

¿Cuáles son los verdaderos miedos de Ernesto Hernández Norzagaray? Uno es el repudio generalizado que ya se ganó de los universitarios al haber participado, orquestando una campaña de difamación que terminó con la desaparición del Fideicomiso de la Jubilación Dinámica. El gobierno está negando los recursos para el cierre del ejercicio 2019 a la UAS porque la institución carece de éste instrumento de apoyo para el pago de la jubilación dinámica.

El otro temor es que –se difundió en Sinaloa New- que Norzagaray es propietario de 6 fincas en Mazatlán, que obligarían a la Unidad de Inteligencia Financiera y el SAT-SHyCP, a investigar cómo se hizo o allegó de recursos para comprar esas casas. Ernesto Hernández Norzagaray que siempre pone en duda el origen de los recursos de cuanto político o funcionario se le antoje, ya sea interrogando cómo y porque compró o adquirió pantalones, vehículo o casa nueva, resulta que tiene 6 residencias en el puerto.

Es momento de que Norzagaray se exprese, sin ánimo de culparlo, a priori, de enriquecimiento inexplicable, de como se hizo de tan atractivo patrimonio. Creemos que es tan atrevido y a veces generador de ideas tan locas que es capaz de culpar a Cuén Ojeda de haberle “sembrado” o construido esas 6 fincas, haberlas escrituradas a nombre suyo, de Ernesto Hernández, para causarle deshonra pública.

¡Qué le importa a Ernesto el Fideicomiso o la Jubilación Dinámicas, el ex universitario, a como se ve, tiene resueltos sus problemas económicos y seis lugares donde ir a echar la siesta!

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