Sacar buenas calificaciones tiene más desventajas que ventajas

Graciela Sánchez

Soy una de esas estudiantes que nunca reprobó una materia y que casi siempre sacó 9 y 10 en las materias: desde el kínder hasta la maestría.

Y no es que tener buenas calificaciones no me haya servido, sino que había muchas cosas más allá de eso.

Muchos especialistas coinciden en que exigir a los niños sacar calificaciones altas puede generar un ambiente de tensión, frustración y otras sensaciones negativas.

Sin embargo, creo que la falla más importante es creer que sacar buenas calificaciones te va a servir en el futuro o que te va a ayudar, o incluso que prácticamente te va a resolver la vida.

Porque en realidad sucede todo lo contrario… sacar buenas calificaciones no te garantiza un buen trabajo, ni te da las herramientas para enfrentar la vida laboral.

De hecho, cuando empecé a trabajar me di cuenta de que muchos de mis compañeros que no habían sacado buenas calificaciones sí habían trabajado en esas otras cosas: tenían mejores empleos, habían cultivado mejor sus relaciones públicas, y lo más importante de todo: tenían tolerancia a la frustración.

Creo que en ocasiones, sacar buenas calificaciones siempre te hace ser exigente contigo, pero no te permite notar que equivocarse es normal, y que no siempre se puede destacar en todo.

Además, cuando se hace de forma «natural», es fácil olvidar que en ocasiones es más importante trabajar duro que tener talento o inteligencia.

Esto no quiere decir que sea mejor sacar malas calificaciones… es simplemente que lo importante es permitir que los niños desarrollen su potencial en distintas áreas, recordarles que es más importante la constancia y el trabajo diario.

Porque si no se hace, tener buenas calificaciones puede ser una carga pesada que no garantiza nada en la vida laboral.

Publicado en Actitud Fem

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