Decálogo de la normalidad distante y la nueva convivencia en las oficinas

Gerardo Hernández

Las charlas de pasillo, la convivencia a la hora de la comida, los saludos y hasta el tránsito por el centro de trabajo cambiarán. Las personas que retornarán a sus empresas en las próximas semanas se enfrentarán a una realidad muy distinta: la vida en la oficina cambiará rotundamente.

Las medidas sanitarias dictadas por las autoridades federales para la reapertura de las empresas implican una transformación de los espacios de trabajo y cambios en la interacción con los compañeros que conllevan adoptar una nueva cultura organizacional. 

Especialistas coinciden en que los trabajadores que retornarán a sus actividades presenciales encontrarán un espacio y dinámicas diferentes a las que estaban acostumbrados antes de la pandemia de Covid-19. 

Por ejemplo, las empresas que permitían a sus trabajadores laborar en cualquier escritorio tendrán que suspender esta dinámica, los elevadores no podrán estar llenos y tampoco se podrá saludar de mano, incluso cabe la posibilidad de que las convivencias en los comedores no se puedan realizar. 

La lista de las cosas que cambiarán es grande. Rogelio Salcedo, líder de Carrera de Mercer México, consideró que la normalidad que conocían los trabajadores no se recuperará pronto

“Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir un rato con un nuevo ‘anormal’. Es, voy a ir a trabajar, pero ya no es como antes y voy a tener que estar con la ‘antena prendida’ de no tocar, de lavarme, de sanitizarme, de no acercarme, de no colaborar como lo hacía antes”, comentó en entrevista. 

Tan sólo la dinámica de los elevadores en los grandes edificios será una realidad muy distinta, ejemplificó el líder de Carrera de Mercer. Los lineamientos oficiales para la reapertura establecen que no pueden estar más de dos personas por metro cuadrado en el elevador y la espera para abordarlo debe realizarse en fila con una distancia mínima de 1.5 metros entre usuarios.

El retorno de algunos trabajadores implica cambios profundos a nivel cultural, tan sólo el clásico saludo entre compañeros será un hábito del que tendrán que desprenderse los colaboradores, ejemplificó Olivia Segura, directora de Capital Humano y Cambio Organizacional de KPMG México. 

“El tema también, dentro de los protocolos sociales, es que es algo mucho de nuestra cultura, de la cultura latina, en la cual en la mañana todo mundo llega, se abraza, se besa, se saluda. Por obvias razones, eso no lo vamos a estar viendo ya en las oficinas. Creo que es un cambio cultural importante”, dijo. 

Si en el centro de trabajo se acostumbraba a hacer juntas, compartir los elevadores con muchos compañeros, el autoservicio en el comedor, tener cubículos de uso común o escritorios muy juntos, sin duda serán aspectos que cambiarán en la nueva normalidad, expuso la ejecutiva de KPMG México. 

Decálogo de la normalidad distante

La sana distancia será una constante en la reapertura de los centros de trabajo como medida de seguridad para prevenir los contagios de Covid-19. De acuerdo con los lineamientos emitidos por las autoridades sanitarias, éstos son los aspectos básicos de la nueva dinámica en las empresas:

  1. Preferencia por home office. Permitir que teletrabajen las personas que, por sus condiciones de salud, edad, gestación o lactancia, lo ameriten.
  2. Espacio virtual. Mantener reuniones de trabajo por teléfonos o videoconferencia.
  3. Semana laboral corta. Organizar jornadas de trabajo más largas para que los colaboradores no acudan todos los días a la oficina.
  4. Turnos escalonados. Modificar los horarios laborales para evitar que haya grupos grandes de personas al mismo tiempo en los centros de trabajo.
  5. Comidas por separado. Implementar varios horarios y turnos para el uso del comedor y evitar la aglomeración de los trabajadores.
  6. Adiós a los festejos. Limitar las reuniones, eventos o cualquier actividad que implique contactos sociales.
  7. Pinta tu raya. Colocar señalizaciones o marcas en el piso indicando la distancia que deberán guardar los trabajadores.
  8. Escritorios distantes. En caso de ser posible, los espacios de trabajo deben estar a una distancia de 1.5 metros uno del otro.
  9. Barreras físicas. En los lugares donde no se pueda mantener la sana distancia, deberán ponerse divisiones entre espacios de trabajo de preferencia de material transparente por cuestiones de higiene. Si no es posible, los empleados tendrán que usar cubrebocas y protección facial.
  10. Lo mío es mío. No estará permitido el intercambio de utensilios, instrumentos y equipos de trabajo entre los compañeros.

Adaptarse, única opción

El director general del IMSS, Zoé Robledo, aseguró que la nueva normalidad plantea dinámicas diferentes, donde las empresas no se verán iguales a como las conocían los trabajadores antes del confinamiento.

“Vamos a regresar a los centros laborales y ya no va a ser igual; la vida ya no va a ser igual, el entorno, las conductas, los hábitos deben haber cambiado. Si no han cambiado es que algo estamos haciendo mal; si no han cambiado, eso que estemos haciendo mal es un riesgo para las personas”, dijo el funcionario.

Por ejemplo, la entrada será con filtros, el tránsito dentro de una empresa se realizará con señalizaciones, los tapetes sanitizantes serán cada vez más comunes. “Eso es la nueva normalidad, esto ahora es para siempre. Tenemos que empezar a vivir con esto como parte de nuestras costumbres, tal como aprendimos a no circular un día a la semana con el ‘Hoy no circula’”, expresó. 

Interacción, el cambio principal 

Los especialistas coinciden en que la interacción será uno de los aspectos que más cambiará durante el retorno a la nueva normalidad.  

La profundidad de los cambios dependerá de las características de cada empresa, dijo Mayte Barba, profesora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey. Más allá de los ajustes que deban hacer los centros de trabajo, el desafío es lograr los cambios culturales que conllevan las medidas de promoción a la salud y sana distancia. La interacción entre compañeros, por ejemplo.

“Esto que para nosotros era normal, abrazarnos cuando nos saludábamos, darnos un beso, bromeábamos o nos pegábamos en la espalda, esto ya no puede ser y esto implica grandes desafíos porque llevamos años haciéndolo y aunque no los dicen y a veces lo tenemos claro en la parte consciente, en la parte innata del saludo y de la interacción, pudiera cambiar”, detalló.

Por ello, la académica consideró que una de las claves será la capacitación de los trabajadores, una buena comunicación y tener mucha consciencia de que las medidas sanitarias deben seguirse al pie de la letra.  

Publicado en El Economista

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