El coronavirus amplió la desigualdad laboral que ya padecían las mujeres: OIT

Blanca Juárez

La situación laboral de las mujeres, de por sí precaria, ha empeorado con la pandemia de Covid-19. Los trabajos en los que la mayoría estaba empleada fueron los primeros en desaparecer y, si se abre alguna plaza, es más probable que se la den a un varón. Sólo en las labores de asistencia tienen más oportunidades, pero con menores salarios.

Esto es parte del balance que hace la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su más reciente reporte sobre los estragos de esta enfermedad en el mundo laboral. En él advierte que esta crisis, además de afectar “de forma desproporcionada” a las trabajadoras, provocará un retroceso en los avances “de los últimos decenios” en la igualdad de género.

Según la quinta edición del Observatorio de la OIT: Covid-19 y el mundo del trabajo, “a diferencia de crisis anteriores, el empleo femenino corre un mayor riesgo que el masculino”. Pero el estar desempleadas no significa que estén desocupadas, pues la carga de trabajo de cuidados ha aumentado todavía más para ellas.

Alrededor de 895 millones de empleos se podrían perder en el 2020 por la crisis económica que trajo el coronavirus, 555 millones de plazas ya se destruyeron en el primer semestre, de acuerdo con el OIT. Hombres y mujeres están perdiendo sus medios de ingreso, pero lo que ha ocurrido en otras crisis es un aviso de lo que ya comienza a pasar en esta: “Si no hay empleo suficiente, con frecuencia se niega a la mujer” y se prefiere al hombre.

Cuanto mayor sea la pérdida de empleo femenino durante la fase confinamiento y menos puestos de trabajo surjan en la pandemia, “será más difícil recuperar el empleo para las mujeres”.

Antes de la pandemia, éste era el panorama laboral a nivel mundial:

  • La población de hombres con empleo era 27% superior a la población de mujeres con trabajo remunerado
  • Los hombres ganaban, en promedio, 20% más que sus compañeras por hacer el mismo trabajo
  • El 42% de las mujeres laboraba en el sector informal, frente a 32% de los hombres.

Sectores con más mujeres, los más afectados

Son varias las esferas en las que esta crisis está afectando en mayor medida a las mujeres, incluso sólo en el tema laboral, dice la OIT. En la quinta entrega de su observatorio se enfoca en cuatro de ellas.

La primera gran afectación es que, a escala mundial y en promedio, 40% de las mujeres, es decir, casi 510 millones, trabaja en los sectores más afectados:

  • Hotelería
  • Restaurantes
  • Comercios al por mayor y al por menor
  • Servicios inmobiliarios, empresariales, administrativos, productivos y conexos

Pero si hablamos de los países de América Central, casi 60% de la población femenina trabajaba en alguno de esos sectores en los que han despedido a más personas.

Ahora, si lo vemos por sector, la plantilla de trabajos en la hotelería y la industria restaurantera está constituido 54% por mujeres. Pero en el caso de servicios conexos, que comprende a quienes trabajan en el arte, el espectáculo y el trabajo doméstico remunerado, las mujeres representan el 61 por ciento.

Trabajadoras del hogar sin empleo

Las trabajadoras del hogar “han sido muy vulnerables frente a las medidas de contención”. Estimaciones de la OIT, prevén que 55 millones pierdan su empleo en todo el mundo, esto representa 72.3% del total.

En todas las regiones, las mujeres constituyen la gran mayoría de quienes se dedican a este trabajo, principalmente en Europa y Asia Central, donde son el 86% de la fuerza laboral, y en América, donde llegan al 88.5 por ciento.

Además de que son muy pocas quienes cuentan con seguridad social y beneficios de ley igual que el resto de la población trabajadora, “suelen ser migrantes, lo que aumenta su vulnerabilidad por la falta de protección social en los países de destino”. Y porque en estos momentos no pueden regresar a sus lugares de origen debido al confinamiento o a la prohibición de viaje.

Enfermeras, médicas y trabajadoras sociales

A escala mundial, representan más del 70% de las personas empleadas en los sectores sanitario y de asistencia social. Esa proporción llega al 80% en varias regiones. Sin embargo, aunque son “la inmensa mayoría”, suelen ocupar los puestos menos calificados y peor remunerados. Esto provoca a una mayor disparidad salarial de género, que va de 26 al 29 por ciento.

Las personas que laboran en el sector salud, en particular los que tratan a pacientes de Covid-19, están sujetas a arduas jornadas de trabajo, “en ocasiones peligrosas”.

La falta de equipos de protección personal o de recursos adecuados, la dotación deficiente de personal y un intenso estrés emocional las expone a un mayor riesgo de infección y transmisión, en particular en los países de ingresos bajos y medianos, indica la OIT.

El arduo trabajo de cuidar de otros

La pandemia ha traído una enorme demanda de servicios de atención social no remunerados, que está cargada “de forma desproporcionada en las mujeres”. Antes de la emergencia sanitaria, ellas hacían tres cuartas partes de ese trabajo.

El tiempo que le dedican aumenta si hay niños en el hogar, pero también si hay personas de edad avanzada o con discapacidad.

También hay más madres solteras que padres solteros: el 78,4% de las familias con una sola persona al frente están dirigidas por mujeres. Esto, combinado con las responsabilidades del trabajo remunerado, está resultando en exhaustivas jornadas.

Además del trabajo que hacen para una empresa y del que realizan para la familia, hay un mayor riesgo de que aumente la violencia doméstica durante la crisis como consecuencia de las medidas de confinamiento, indica la OIT.

Publicado en El Economista

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