Santamaría y el periodismo chimoltrufio

María Margarita Free del Castillo 

La consigna contra Rubén Rocha Moya viene del Tercer Piso. Arturo Santamaría, en la práctica del periodismo amanuense o chimoltrufio, recibe la indicación con gozo. En Morena ya se sabe de quien es la mano que mece la cuna contra su candidato al gobierno de Sinaloa. 

El perfil de Arturo Santamaría lo definió con claridad el copropietario de Noroeste, Manuel Clouthier Carrillo, diario para el que Santamaría colabora. 

Clouthier lo describió como un amanuense de Juan S. Millán Lizárraga. Amanuense es una persona que copia escritos o escribe sobre dictado. El dictado no viene ahora de Juan S, Millán, sino del Tercer Piso en donde se cocina la tenebra electoral de “dos bandas”. 

Por sus ataques los conocereís 

Un artículo es elaborado con la intención de generar opinión. Para saber a ciencia cierta lo que persigue es necesario conocer al autor. Leer sobre él ayuda a entender sutilezas, frases, colores, intenciones que, de lo contrario, no se entenderían. El periodismo se asocia con el “ruido”, pero es lógico asociarlo también con el silencio. 

La especialidad “literaria” –porque se dice literato- de Arturo Santamaría es la ficción. Crear novelas de su imaginario que le aportan a la narcocutura. O escribir libros de cocina.

Ingresó a laborar a la UAS sin ningún examen en 1982 cubriendo como único requisito el militar en la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, organización política cercana al Partido Mexicano de los Trabajadores. Después, durante el periodo rectoral de Audómar Ahumada Quintero (1985-1989), éste le otorgó el Tiempo Completo violentando los derechos laborales y perfiles académicos de profesores con mayor nivel de estudios. 

En el período 1988-1990, producto de una elección populista que se festejó con una borrachera en su casa de la colonia “Adolfo López Mateos”, ocupó el cargo de director de la Escuela de Ciencias Sociales; en todo el período, Santamaría exhibió absoluta irresponsabilidad; quien asumió la gestión fue el secretario académico Enrique Vega Ayala. Arturo aprovechó la posición para hacer viajes internacionales personales y familiares y para vender “fayuca” en la Escuela. 

Después de su período como director, se le otorgaron prolongadas licencias con goce de sueldo para concluir estudios de posgrado, años sabáticos, congresos, etc. En esos años, como directivo de la Casa del Autista en Mazatlán, intentó apropiarse del inmueble de la institución, lo que provocó la reacción de los padres de familia, quienes lo expulsaron de la asociación acusándolo de intento de despojo.  

En la rectoría de Gómer Monárrez González (2001-2005), que tuvo como antecedente su militancia política con el PMT, Santamaría aprovecha su “experiencia política” y se constituye en su “asesor informal” para continúar recibiendo beneficios personales y familiares. 

Siendo colaborador de Noroeste escribió el libro “Juan S. Millán. Auge y declive del Maximato en Sinaloa. Memorias y Crítica”, que le valió el calificativo de amanuense. Santamaría calificó a Millán como “un hombre de estatura política, pero no es un estadista”.  

La gran contradicción periodística 

El 5 de diciembre, Arturo Santamaría indicó que “Morena es visto como un partido sin unidad y consistencia, disperso organizativa y políticamente. Sin organicidad. Ideológicamente confuso. López Obrador dice que son liberales y sus críticos neoliberales dicen que son de izquierda. La izquierda socialista dice que Morena no es de izquierda, aunque haya militantes en su seno con esa orientación. En fin, Morena es un batidillo ideológico”. 

El sábado 2 de enero, en “el gallo de Batequitas”, Arturo Santamaría indicó que “Morena es estrambóticamente contradictorio: como Gobierno Federal es muy fuerte; en el imaginario popular, según las encuestas, también lo es; pero vida de partido no tiene, carece de estructuras partidarias reales, solo posee un registro para participar en procesos electorales”.   

Después, en el artículo de este sábado 16 de enero, de golpe y porrazo, Santamaría le otorga estatura “moral” a la negativa de los legisladores de Morena que se opusieron -en una primera instancia- a un acuerdo electoral con el PAS, cuando, apenas el 5 de diciembre escribió que “la izquierda socialista dice que Morena no es de izquierda, aunque haya militantes en su seno con esa orientación. En fin, Morena es un batidillo ideológico”.  

También este sábado, 16 de enero, le da masajes al ego al alcalde Guillermo Benítez Torres sentenciado por abusar de su poder contra las mujeres y sacado de la jugada electoral por Morena y considera que “consecuente con una conducta política abierta” –sin mencionar sus vínculos con el corrupto de René Bejarano –El Señor de las Ligas”- la acción de Imelda por insistir en sus ataques, dolida porque en su periódico como dirigente del PRD (2005-2008) no pudo “perredizar” a la UAS. Imelda es consecuente con el antiguo PRD.  

Este mismo sábado Santamaría expuso que “en Morena hay libertad de opinión”, pero el 5 de diciembre indicó que “Morena es visto como un partido sin unidad y consistencia, disperso organizativa y políticamente. Sin organicidad. Ideológicamente confuso”; también aplaudió la declaración del diputado “erótico”, Pedro Lobo.   

Los padres de familia de la Casa del Autista de Mazatlán, a los que intentó despojar del inmueble, saben que Santamaría no goza de la estatura “moral” para criticar, pero entienden que es un experto en crear tramas novelescas, rollos falsos para engañar y “enganchar” a los lectores, aunque «como dice una cosa dice otra», al estilo de la Chimoltrufia.

Que le crea, a la sazón, el que no lo conoce… 

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