Actitudes machistas que podemos tener las mujeres y no debemos seguir perpetuando

Karen Hernández

El Día Internacional de la Mujer no es una fecha en la que se celebra “la belleza de ser mujer”, tampoco es para que nos dediquen poemas en los que nos digan que somos “el ser más delicado como el pétalo de una rosa”. Lo que realmente se busca este día es conmemorar a todas esas mujeres que han luchado por hacer valer sus derechos y por la búsqueda de la igualdad.

Es un día que nos recuerda que aún queda mucho por hacer para que todas seamos libres y podamos vivir una vida digna.

Sin embargo, mientras que la atención está en señalar a los hombres que nos limitan y atentan contra nuestra integridad, no hay que perder de vista las veces que nosotras mismas tenemos actitudes que perpetúan esta violencia.

No se trata de una competencia en la que uno es más culpable que el otro sino de aprender a deconstruirnos.

Día internacional de la mujer Las mujeres más fuertes no compiten entre ellas, se construyen juntas

La competencia femenina tiende a ser más sutil, indirecta y menos violenta pero es un factor importante que alimenta la presión que sentimos con respecto a cumplir con ciertos estándares. Y sí, son parte de la violencia que vivimos y contra la que tanto luchamos.

La misoginia internalizada se encuentra en algún lugar dentro de la mayoría de nosotras. Es cuando las mujeres proyectan inconscientemente ideas sexistas en otras mujeres e incluso en sí mismas.

Puede ser difícil de identificar ya que por empoderadas, independientes y empáticas que creamos que seamos, tenemos muchas nociones preconcebidas sobre cómo debe existir una mujer que se derivan de las expectativas sociales y las normas de género.

Éstas son algunas de las actitudes que no podemos seguir permitiéndonos tener.

Criticar a otra

Mujeres Cuando nos criticamos entre nosotras sólo alimentamos la presión que tenemos por encajar en ciertos estándares

La vida ya es demasiado dura y lo último que deberíamos estar haciendo es juzgarnos entre nosotras. “Serías mucho más bonita si te peinaras”. “No deberías de vestirte así”. “Eres demasiado complicada, así cómo esperar que te quieran”. “Estás loca”. Son algunas de las cosas que solemos decir “sin ofender” pero que en realidad son un ataque. Incluso los comentarios bien intencionados refuerzan el mensaje de que las mujeres deben ser de cierta manera para ser aceptables.

No estar ahí la una para la otra

No se trata de que todas seamos íntimas amigas sino de que sepamos apoyarnos en este mundo que tanto nos desfavorece. Todas tenemos nuestras propias batallas pero es un hecho que estamos juntas cuando hablamos de luchar por nuestros derechos.Apoyarnos entre nosotras es muy valioso para seguir creciendo. Recuerda: las mujeres más fuertes no compiten entre ellas, se construyen juntas

Intimidar a una compañera en el trabajo

Mujeres trabajando

Todas queremos crecer en nuestro lugar de trabajo y especialmente en este mundo en el que tenemos oportunidades tan limitadas, buscamos formas de demostrar que somos mejores. Sin embargo, en esta lucha por escalar en la pirámide, podemos terminar violentando a otras.

Según una investigación publicada en la revista Development and Learning in Organisations, el 70 % de las mujeres ejecutivas sienten que han sido intimidadas por otras mujeres en sus lugares de trabajo y que estos incidentes han impedido su crecimiento profesional.

Por su parte, un estudio publicado en Harvard Business Review encontró que las mujeres que tienen un círculo fuerte de amigas tienen más probabilidades de obtener puestos ejecutivos con salarios más altos. El corazón del movimiento de mujeres es apoyar a otras para lograr resultados positivo.

Juzgar maternidades ajenas

Maternidad Juzgar maternidades ajenas es una forma de violencia contra otras mujeres

Incluso antes de que nazca el bebé, las mamás tienden a comenzar a juzgar a los demás en función de lo que han hecho personalmente. Hay un constante bombardeo de cuestionamientos respecto a su físico y cómo piensa educar a sus hijos.

Hay una línea muy delgada entre dar “un consejo amigable” y caer en la crítica destructiva. Todas tenemos diferentes realidades y cada quien ejerce su maternidad como puede, con sus propias herramientas. Juzgar sólo hace que las mamás cuestionen sus habilidades de crianza y se sientan culpables por “hacerlo mal”.

Publicado en Nueva Mujer

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