Emprendimientos indígenas temen el robo de identidad por grandes marcas

Andrea Salvador Pérez

Uno de los problemas más frecuentes que enfrentan los comerciantes indígenas es llegar a acuerdos justos al colaborar con empresas grandes.

Con motivo de concientizar y reconocer los retos que enfrentan las comunidades indígenas, la Asamblea General de las Naciones Unidas, estableció que cada nueve de agosto se conmemore el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

A nivel mundial, hay aproximadamente 476 millones de indígenas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de los cuales México alberga alrededor de 23.2 millones de personas mayores de tres años que se identifican como indígenas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Pagos injustos

Entre la población indígena existen emprendimientos que buscan expandir la identidad de las comunidades y mostrar que sus productos ofrecen experiencias únicas.

Tal es el caso de la franja del pueblo mágico de Tepoztlán en Morelos, entidad que funciona como refugio para las mujeres que han sido desplazadas por temas de violencia en Guerrero, quienes confeccionan vestidos y servilletas con telares para sobrevivir; sin embargo, las ganancias no son las esperadas.

Los vestidos se elaboran en un plazo de 15 días para venderlos aproximadamente 1,000 pesos a los centros artesanales, que los comercializan en un monto que va de los 5,000 a 8,000 pesos, relata Hilda Jiménez, presidenta de la Asociación Indígenas por México.

Cabe mencionar que en el país 610,857 personas son artesanas, de las cuales el 70% son mujeres de origen indígena, de acuerdo con el Informe de la encuesta de resultados económicos del programa Original, realizado por la Secretaría de Economía.

Sin embargo, este no es el único caso de artesanos que no reciben lo justo por sus trabajo, ya que en el municipio de Taxco, Guerrero, se ha visto que los indígenas artesanos que trabajan la plata laboran con marcas de reconocimiento internacional y aunque suene atractiva la colaboración, el pago es de un peso por cada gramo, por lo que las ganancias por un anillo es entre uno a diez pesos.

No tienen forma de defender su mexicanidad, su indigenismo, porque es muy fácil llegar y pasarles por encima, llevarse sus patrones e información”.

En este sentido, la asociación busca priorizar el valor de los productos provenientes de las comunidades indígenas a través de contratos justos para los emprendedores y las colaboraciones con las grandes marcas.

Por ello, Hilda Jiménez les reitera a sus 3,000 asociados y 25 emprendimientos afiliados que se asesoren para no perder el valor de su producción. “Vamos a hacer contratos, convenios. No estoy frenando su economía o su desarrollo, ni siquiera su imagen como indígenas, quiero que sea reconocida como es y lo que vale”.

Falta de apoyo a los emprendimientos indígenas

Aunque las propuestas de los emprendimientos indígenas tienen historia y tradición, la realidad es que la falta de apoyos gubernamentales, y por parte de otras asociaciones, no es suficiente para potenciar estos proyectos.

De hecho, los artesanos aportaron durante el 2022, el 19.3% del Producto Interno Bruto dentro del sector cultural, de acuerdo con la Secretaría de Economía, lo que demuestra una contribución significativa a pesar de la falta de programas y apoyos.

Hilda Jiménez expresa que cuando una entidad está catalogada bajo pueblo mágico, las oportunidades y apoyos no son accesibles debido a que al ser denominados como un atractivo turístico, realmente no tienen desarrollo.

A causa de esto, los productores presentan dificultades para comercializar sus productos a un buen precio, como los productores de nopal, que suelen tener altos niveles de producción, pero el retorno de inversión es mínimo.

Tengo gente que tiene dos hectáreas de nopal sembrado y no saben qué hacer con tanto nopal”.

Pese a que algunos organismos socialmente responsables contactan con comunidades, la mayoría se limita a brindar capacitación, pero no dan seguimiento. “Nos vuelven a dejar solos, sin apoyo”.

A este punto, Hilda Jiménez explica que las comunidades afiliadas a la asociación están dispuestas a confiar en los próximos programas a cambio de comercializar a precios justos y contratos en regla, para evitar el robo de identidad por las grandes marcas.

“Necesitamos visualización, que nos tomen en serio porque somos pequeños, pero grandes en lo que estamos haciendo”.

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