Inseguridad labora, delincuencia o la digitalización, algunos de los factores por los que los jóvenes propongan su estancia en el hogar familiar.
La juventud experimenta una transición a la adultez significativamente más tardía que las generaciones anteriores. Este fenómeno, cada vez más común en diversas sociedades, se caracteriza por una postergación de la independencia económica, la formación de una familia y la adquisición de responsabilidades adultas.
De acuerdo con Luis Antonio Mata Zúñiga, integrante del Seminario de Investigación en Juventud (SIJ) de la UNAM, entre los factores más destacados se encuentran la inseguridad laboral y la falta de oportunidades económicas. La dificultad para encontrar empleos estables y bien remunerados obliga a muchos jóvenes a prolongar su estancia en el hogar familiar o a aceptar trabajos precarios que no les permiten alcanzar la independencia financiera.
Además de los desafíos económicos, la delincuencia organizada y el narcotráfico representan una amenaza significativa para los jóvenes, especialmente en ciertas regiones. Las ofertas ilícitas, aunque riesgosas, pueden resultar atractivas para aquellos que buscan una fuente rápida de ingresos.
La digitalización también ha transformado profundamente la experiencia de crecer. Las redes sociales y las tecnologías de la información han creado nuevas formas de interacción y comunicación, pero también han generado presiones y distracciones que pueden dificultar la concentración en objetivos a largo plazo.
En la actualidad es innegable el papel de las y los jóvenes como constructores y agentes de cambio e integración social de las realidades que transitan; sin embargo, tampoco se puede negar la serie de vacíos y olvidos que las instituciones han generado en torno a los mismos, consideró el especialista de la UNAM.
