China presiona a mujeres para tener más bebés con medidas invasivas

Carolina Laureles Reyes

China presiona a mujeres para tener más bebés con medidas invasivas. Tras la preocupación por el descenso de la población ha llevado al gobierno a adoptar nuevas medidas para fomentar la maternidad, algunas de las cuales muchas mujeres consideran intrusivas e inapropiadas. Si bien la intervención gubernamental en las decisiones reproductivas no es algo nuevo en el país, los recientes intentos de aumentar la tasa de natalidad han reavivado el debate sobre la invasión a la privacidad de las mujeres y sus familias.

¿Cómo se están intensificando estas medidas?

De acuerdo con The New York Times, el gobierno chino ha comenzado a inmiscuirse de nuevo en las decisiones sobre maternidad, utilizando estrategias que van desde visitas inesperadas a los hogares hasta llamadas telefónicas con preguntas que muchas mujeres consideran demasiado personales. Yumi Yang, una mujer de 28 años, vivió en carne propia la intromisión del gobierno. Tras registrar su matrimonio, un funcionario le entregó vitaminas prenatales gratuitas, un gesto que inicialmente le pareció bienintencionado. Sin embargo, la situación escaló cuando empezaron a llamarla para asegurarse de que las hubiera tomado, y más tarde para seguir su embarazo de cerca. Pero lo que colmó el vaso fue la visita de funcionarios a su casa para pedirle una foto de su bebé. “Cuando vinieron a mi casa, fue totalmente ridículo. Me sentí un poco asqueada”, comentó Yang.

mamá y bebé en China

Este tipo de prácticas forma parte de una campaña más amplia para revertir el descenso en la natalidad del país. Con una tasa de fertilidad que se estima ronda el 1,0, comparada con el 1,62 de Estados Unidos, el Partido Comunista ha puesto en marcha varias iniciativas para impulsar el número de nacimientos. Entre ellas, el desarrollo de cursos en universidades sobre la importancia del matrimonio y la maternidad, y la difusión del mensaje de que tener hijos es una responsabilidad nacional.

¿Qué está detrás de estas medidas?

La preocupación del gobierno radica en el impacto que el descenso de la población puede tener en la economía. Con menos nacimientos, se prevé una disminución en la mano de obra, lo que a largo plazo afectaría el crecimiento económico. Xi Jinping, líder chino, ha expresado públicamente la necesidad de priorizar el nacimiento de hijos, argumentando que es crucial para la estabilidad del país. “Si has concluido tu tiempo en este mundo y no has dado a luz a otra vida, es una verdadera lástima”, dijo Gao Jie, delegada de la Federación de Mujeres de China, durante una reunión nacional de legisladores en Pekín.

familia China

Estas declaraciones y políticas han sido mal recibidas por muchas mujeres, quienes consideran que sus preocupaciones y desafíos no están siendo escuchados. Desde el alto costo de la crianza hasta la dificultad para equilibrar la vida profesional y familiar, las mujeres jóvenes sienten que el gobierno está desconectado de la realidad. Como expresó Yang: “No somos como los nacidos en los años setenta u ochenta. Todo el mundo sabe que los nacidos después de la década de los 90 no quieren tener hijos”.

La campaña de fertilidad: ¿hasta dónde llegará?

El Partido Comunista tiene un largo historial de interferir en las decisiones reproductivas de la población. Durante décadas, la política del hijo único fue aplicada de manera estricta, llegando incluso a forzar abortos y multar a quienes incumplían las normas. Aunque en 2021 el gobierno permitió a las parejas tener hasta tres hijos, las nuevas políticas parecen llevar de nuevo al gobierno a un papel activo en la vida privada de las familias. 

Un ejemplo de estas acciones se da en Miyun, un distrito de Pekín, donde los funcionarios han creado un equipo de propaganda con 500 personas encargadas de promover la natalidad. Este equipo ha contactado a más de la mitad de las parejas en “edad adecuada” para tener hijos, visitándolas o llamándolas en repetidas ocasiones. En un parque del distrito, incluso se instaló una imagen a tamaño real de una familia con tres hijos, acompañada del eslogan: “No esperes demasiado para tener hijos”.

mamá y bebé en China supermercado

Para algunas mujeres, estas acciones son más que intrusivas. Zhang Rongxing, una madre de dos hijos, comentó que los funcionarios la habían contactado varias veces para preguntarle si planeaba tener más hijos, a lo que ella respondió que no: “Es demasiado trabajo. Mentalmente, económicamente, en términos de tiempo”, afirmó.

¿Qué tan invasivas se han vuelto estas políticas?

Además de los esfuerzos por incentivar a las parejas a tener más hijos, el gobierno ha comenzado a supervisar los abortos. En algunas ciudades, las mujeres que están embarazadas de más de 14 semanas deben obtener permiso de las autoridades locales para poder abortar, una medida que inicialmente fue diseñada para evitar abortos selectivos por sexo durante la política del hijo único. Aunque por ahora no hay señales de que las intervenciones sean tan severas como en el pasado, muchas mujeres temen que las restricciones se vuelvan más estrictas a medida que el gobierno intensifique su retórica a favor de la natalidad.

Wang Feng, experto en demografía, señala que, aunque las tácticas han cambiado, la mentalidad del gobierno sigue siendo la misma: controlar las decisiones reproductivas de las mujeres. “Es exactamente la misma mentalidad que cuando se implantaron los controles de natalidad”, explicó Wang.

familia China en parque

¿Qué depara el futuro para las mujeres chinas?

Aunque algunas mujeres encuentran útiles ciertos aspectos de las políticas, como la ampliación de recursos para el cuidado infantil, muchas otras sienten que sus preocupaciones siguen siendo ignoradas. La presión para tener hijos ha generado tensiones y miedos entre las mujeres más jóvenes, quienes prefieren postergar o incluso evitar la maternidad debido a los desafíos económicos y personales que conlleva.

La campaña del gobierno chino para promover la maternidad ha reavivado un debate sobre los derechos reproductivos de las mujeres, quienes luchan por mantener su autonomía en un país donde el gobierno parece decidido a seguir influyendo en sus decisiones.

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