Dejar de fumar engorda, sí, pero es un mal menor, y se puede resolver

Salvo para algunas personas que niegan la realidad el consumo de tabaco es muy nocivo para la salud y reduce drásticamente la esperanza de vida de personas que en otros aspectos son sanas. Sin embargo, muchas de esas personas dudan en dejar de fumar por no tener que engordar. Y no hay que negarlo, en general dejar de fumar implica una ligera subida de peso. Sin embargo, esa subida de peso se puede solucionar sin problema a medio plazo, y sus consecuencias sobre la salud son muy menores que seguir fumando.Aunque lo hayamos dicho muchas veces: el tabaco mata.

Según los estudios de la OMS, el tabaco es la segunda causa de muerte en el mundo. Se calcula que la mitad de las personas que fuman ahora de forma regular (unas 650 millones en todo el mundo) morirá por consecuencia del tabaco. En España, unas 50.000 personas mueren prematuramente cada año por culpa del tabaco, y la mitad de esas personas han perdido una media de 20 años de vida, además de la reducción de la calidad de vida para esas personas y sus familiares.

Pero dejar de fumar tiene muchas ventajas, por eso no voy a volver a detallar esos beneficios aquí.

Dejar de fumar sin engordar no es realista

A muchos fumadores les preocupa la idea de engordar cuando vayan a dejar de fumar. Esto suele ser especialmente cierto para las mujeres fumadoras, probablemente por los criterios de delgadez impuestos por nuestra sociedad de forma desigual entre hombres y mujeres. Esta preocupación empuja cada mes a muchísimas personas a buscar en Google la palabra clave “dejar de fumar sin engordar”, pero creo que es importante insistir en que es mejor aceptar una leve subida de peso temporal y tomarse cada problema de forma independiente.

El primer objetivo de una persona que dejar de fumar debe ser el cumplir su propósito, porque conseguir dejar el tabaco es una excelente noticia para su salud a largo plazo.

Obviamente, mientras lo esté dejando, deberá resistir a impulsos de compensar con la comida, y vigilar lo que come, pero no es aconsejable hacer una dieta.

¿Por qué no hay que hacer dieta al mismo tiempo que se deja de fumar? Simplemente porque dejar de fumar implica un esfuerzo de voluntad importante, y si se añaden otras restricciones alimentarias, entonces el reto se vuelve muy difícil de cumplir. Además, a corto plazo la idea de lucir más delgado es más seductora que la de dejar de fumar, que tiene consecuencias sobre todo a largo plazo. Por lo que muchas personas tendrán la tentación de volver a fumar para seguir delgadas o volver a estarlo si intentan hacer dieta a
la vez que dejan de fumar.

Unos consejos prácticos sobre la subida de peso al dejar de fumar
• Por lo general, la subida suele ser pequeña, de 3 a 4 kilos, y solamente una de cada diez personas engorda más de 10 kilos.
• Algunos fármacos que ayudan a dejar de fumar también retrasan la subida de peso, como los chicles de nicotina, los comprimidos de nicotina o el Bupropion.
• Una vez que la abstinencia del tabaco haya sido superada, es decir después de unas semanas sin fumar, entonces es más razonable pensar en una dieta, siempre que se trate de un método razonable y duradero, y no de una dieta milagrosa como tantas de las que se anuncian.
• El deporte es buena opción. Incrementar ligeramente la actividad física cuando se deja de fumar y después puede ayudar a quemar calorías de más y limitar el aumento de peso.
• Si quiere dejar de fumar, no dude en contactar con su médico de cabecera para recibir sus consejos y recomendaciones.

Fuente. Blog de bienestar.com

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