Norzagaray: de mercenario electoral a “reyezuelo” de la comunicación

Ana Laura Arellanes

Uno de mis artículos sobre el ex universitario y falso periodista independiente, Ernesto Hernández Norzagaray, provocó en él agresivos y difamatorios calificativos contra mi trabajo periodístico y mi persona, y de intolerancia a mis reflexiones en torno a sus posiciones calumniosas sobre el quehacer de la Universidad Autónoma de Sinaloa y algunos actores políticos.
En sus reacciones, Ernesto Hernández Norzagaray revela su perfil de reyezuelo de la comunicación, pretendiendo, por medio de epítetos, acallar mi voz que discrepa la él, usando, como es su costumbre, adjetivos propios de su personalidad. Nos califica de plumíferos a sueldo y de ejercer “periodismo canalla” que él domina a la perfección.
¡Oh Dios! ¡Qué pecado he cometido para que el omnipresente, especie de Dios del Infierno, Ernesto Hernández Norzagaray, baje de su pedestal y pose en mi persona, humilde mortal, su condena pública, metiéndome en la hoguera de sus difamaciones y calumnias!
Mi pecado fue exhibirlo, desnudarlo, como falso Dueño de la Verdad, como ex universitario malagradecido, político chapulín, “asesor” electoral, obscuro analista, falso periodista independiente, facetas que pretende ocultar a toda costa. Pero que le queda claro a Norzagaray: ¡no bastan calificativos injuriosos para acallar mi derecho a expresarme ni a emitir mis juicios sobre sus opiniones retorcidas!
Enojado, nos dice “especie de personajes oscuros que les queda grande el título de periodistas. Tecleadores pagados que sudan humores ajenos y despiden inmediatamente el olor de quiénes les paga”. En ese rango cae, se ubica periódicamente, el propio Ernesto Hernández Norzagaray al teclear artículos que sirven a los intereses más siniestros de Sinaloa. A los de la oligarquía económica y los del PRI.
Qué falto de caballerosidad y de hombría Norzagaray necio que acusáis a la periodista sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis ¿Qué humor puede ser más raro que el que falta de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
Me acusa de “proteger a gente que teme perder lo obtenido con buenas o malas artes, pero lo hacen mal, les falta oficio, preparación, inteligencia. Y son peores los aprendices que no pueden estructurar una idea coherente”. En realidad es Norzagaray quien ha protegido por varios años a personajes que temen perder lo obtenido por buenas o malas artes -verbigracia Juan Millán y Jesús Aguilar Padilla-.
Dice que nos falta oficio, preparación e inteligencia. Quizá tenga razón: la UAS como lo hizo con él, no nos ha privilegiado con ningún recurso/dinero/apoyo para elevar nuestra preparación académica-profesional; en cambio a él lo respaldó con presupuesto para viajes, becas y estancias en el extranjero para obtener “cueros de cochi” y títulos nobiliarios, que únicamente alimentan su ego y le sirven estructurar difamaciones contra la propia Universidad.
Aun así, humildemente, desde la tribuna de Mujeres por Sinaloa lo invito a un debate profundo, profesional, sobre el tema que él escoja. Lo dejo a su libre arbitrio. Que el señor Norzagaray determine fecha y lugar…
Pero ¿Qué desencadenó la furia del ex universitario al grado de difamarnos? La publicación del artículo “La ‘parasitosis’ de Norzagaray”. El contenido del escrito lo sacó de sus casillas. Pero ¿por qué? Porque en el revelamos las aristas del perfil que pretende mantener oculto para que seguir apareciendo en la arena política, electoral y universitaria como un personaje sin tacha.
En el artículo revelamos que Ernesto Hernández Norzagaray validó los fraudes electorales cometidos durante los gobiernos de los priistas Juan S. Millán y Jesús Aguilar Padilla, a quienes sirvió como pieza fundamental a su paso por el IFE y el Consejo Estatal Electoral, de 1999 al 2010.
Que fue miembro del Consejo Estatal Electoral y que desde ahí, por consigna, intentó maquinar, con la manipulación del propio Consejo y los consejos municipales electorales, el que parecía el triunfo electoral del priista Jesús Vizcarra Calderón, derrotado en el 2010 por el todavía gobernador Mario López Valdez.
Que a raíz de la derrota de Vizcarra, Ernesto Hernández Norzagaray fue despedido del Consejo Estatal Electoral. No encajó en los proyectos político-electorales de Malova.
Que en las pasadas elecciones, el ex consejero electoral se la jugó “periodísticamente” con Jesús Vizcarra, apoyando a Quirino Ordaz Coppel, candidato del dueño del Corporativo Sukarne.
Que Quirino fue a la vez el candidato del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla, a quien Norzagaray sirvió, repito, durante su sexenio, en sus funciones de “consejero ciudadano” del Consejo Estatal Electoral.
Que durante su paso por el IFE-CEE, durante largos once años (del 1999 al 2010), Ernesto Hernández Norzagaray cobró el salario que le correspondía por su servidumbre en el órgano electoral y su sueldo íntegro en la Universidad Autónoma de Sinaloa como “investigador comisionado” de Tiempo Completo, en su “plaza” de la hoy Facultad de Ciencias Sociales de Mazatlán.
Que por once años ganó por partida doble. Pero aún más: obtenía de la UAS decenas de miles de pesos para sus viajes España, a donde iba a cursar maestrías y doctorados. Todo le costó a la UAS, nada pagó de sus ingresos.
Que en esos once años en que debería de estar impartiendo clases, Ernesto Hernández Norzagaray se convirtió en “viajero consuetudinario”, trasladándose a ciudades del extranjero a participar en foros, encuentros, simposium, en algunos impartiendo “cursos de capacitación”, por los que cobraba religiosamente dado su estatus de “investigador”.
Que en el Consejo Estatal Electoral su proyecto fue llegar a la presidencia. El plan se vino abajo con la derrota estatal de Jesús Vizcarra Calderón en el 2010. Fracasó también su sueño de ser director de la Escuela (hoy Facultad) de Ciencias Sociales de Mazatlán.
Que la planta de alumnos y maestros de la FACIS exigieron en repetidas ocasiones su expulsión de la institución por sus continuas ausencias y altanerías. Y que el entonces rector en Jorge Guevara Reynaga lo bautizó como integrante exclusivo del Club o Cártel de los Exquisitos.
Que la salida de Ernesto Hernández Norzagaray de la UAS se da entre el 2012-2013 (un noviembre, dice él).
Que la animadversión y sed de “venganza” contra la UAS y sus autoridades y algunos actores políticos proviene de la negativa a ser recontratado; por negarle el “derecho” a percibir tres ingresos y de seguir gozando de ausencias y otros ingresos extras por su participación en encuentros, simposium, foros, etc.
Que Norzagaray escribió y precisó: “…. y no es nada irregular que hayan solicitado a mi favor continuar mi carrera académica en la Universidad acogiéndose a un acuerdo del Consejo Universitario que consistía en retener a todos aquellos profesores miembros del SNI, en edad de jubilación, y modestamente soy nivel II, o sea, uno de una docena entre miles de profesores (…..En mi caso -el de Nozaragay, y así lo escribió- el Rector rechazó peticiones formales de retención del doctor Jorge Figueroa Cancino, director de la Faciso).
Que Norzagaray, hipotéticamente en pleno uso de sus facultades mentales o desvaríos psicológicos, decidió por iniciativa propia renunciar o jubilarse en la UAS precisamente cuando entró de lleno la reingeniería administrativa y académica, la regularización de pagos y permisos de “comisión” dado que muchos maestros cobraban en la UAS y en otras actividades extramuros, sin cumplir con su responsabilidad Universitaria. Sin ingresar a las aulas. Que en ese rango encajó Norzagaray.
Que con una abultada hoja de ausentismo laboral, con paquetes de pagos por “comisiones” y viajes al extranjero y a ciudades del país, sin ningún aporte a la UAS, salvo el culto a su ego personal, decidió renunciar para gozar de dos ingresos: la pensión del IMSS y la jubilación dinámica, el pago completo de su salario, prestación que otorga la UAS a sus jubilados. Dos ingresos, repito.
Que no conforme con ello intentó ser recontratado, tal y como él lo confesó.
El artículo “La ‘parasitosis’ de Norzagaray” fue contestado en el periódico Noroeste, copropiedad de Manuel –Maquiíto- Clouthier-, para cuyo proyecto político trabaja Norzagaray después de servir a las causas del PRI y sus autoridades estatales y laborar en el INE y en el Consejo Estatal Electoral; luego de meterse en el proyecto PAN-Clouthier y alquilarse como plumífero a sueldo para denostar a los reales opositores al proyecto PRI-PVEM-Quirino Ordaz, en las pasadas elecciones.
Coincidimos con Norzagaray en que el periodista mercenario no tiene escrúpulos ni límites morales, no se le da la ética. Se vende al mejor postor y está dispuesto a hacer su trabajo
También estamos de acuerdo con Norzagaray: “No se trata de ser muy inteligente, sino no tener ciertas habilidades y ningún escrúpulo o prurito ético. Alguien tiene que pagar la buena vida y los trajes que les da la imagen de periodistas, aun cuando sean gentuza”
Si. Luego la chamba es básica, como lo recomendaría Joseph Gobbels, el ministro de propaganda nazi. “Miente, miente, que al final algo quedará… …cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá…”.
Que, precisamente, bien lo dice Leonardo Sai, el periodismo mercenario vive en la confusión permanente: “Confunde prudencia y paciencia en el análisis con neutralidad, objetividad con conciencia inmediata, arbitrariedad con subjetividad, redundancia con honestidad intelectual, militancia con neurosis obsesiva”. O sea, estos mercenarios viven atolondrados entre su actividad deshonesta y la mala conciencia, y es que sudar humores ajenos es bañarse en la inmundicia, entre las heces de los que pagan.
Sai, además, fulmina cuando afirma: “La preocupación del periodista mercenario pasa menos por la radicalidad política, el compromiso, ni siquiera una reforma: Su preocupación, nervio, es el ser policía. La policía no es solo una institución estatal, es un modo de ser del deseo, una forma de ser con los otros, un existir: ¿Qué está haciendo? ¿Qué está diciendo? ¿Qué está publicando? Policía de la opinión pública, policía del oficialismo, policía de oposición: La sociedad queda investida de un delirio paranoico”:
El periodismo mercenario solo es inteligible en la debilidad de quien lo contrata. En el servicio infame que presta a quien aspira al pensamiento único, al mundo de vasallos y súbditos. Ese mundo orwelliano que no tiene futuro mientras exista la raza humana.
Norzagaray es pues un mercenario. Un personaje que traicionó y saqueo a su antojo a la UAS; que se prestó al juego sucio de dos gobernadores del PRI. Que lo mismo ha apoyado al oligarca Manuel –Maquiíto- Clouthier en su devenir panista e independiente, que encaja su rodilla ante Quirino Ordaz Coppel, del PRI-PVEM, a quien sirvió en la pasada campaña electoral.
La trayectoria de Norzagaray es su mejor carta de presentación. Viste la mejor ropa, trajes de etiqueta; posee varias propiedades. Abultada cuenta bancaria y vehículo de lujo. Su paladar es exquisito. Odia los frijoles. Ama los platillos finos y degusta los vinos más caros.
Norzagaray aspira al pensamiento único. Y miente, miente, miente, con el afán de que algo quede.
PD. Aprovecho para agradecer todas las manifestaciones de apoyo y pronunciamientos contra Norzagaray y sus difamaciones.

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