Del ¡no pasará!, a la traición a Clouthier

María Margarita Free del Castillo

Cuando todo mundo esperaba que el ex consejero electoral, Ernesto Hernández Norzagaray, que en el extranjero cursó maestrías y doctorados en difamación y calumnias, se fuera de vacaciones, dio reversa y sentó a su símil, Arturo Santamaría Gómez, para dar dos golpes de impacto a la sociedad, aferrándose a su odio contra el dirigente del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda.
No digiere aun, pese a que pasan y pasan los años, que Cuén, en funciones de rector de la UAS, acabara con sus prebendas de “intelectual” y de que ordenara que cumpliera con su trabajo, en las aulas, en vez de dedicarse a la grilla electoral y a dar “asesoría” a políticos del PRI.
Le dolió a Norzagaray, tanto como para no irse de vacaciones, la Ley Antidifamación, promovida por los diputados del PAS para proteger a los sinaloenses contra la difamación y la calumnia. Le pegó en su ego porque es a uno de los que exhibe de cuerpo entero.
No se fue de vacaciones Norzagaray y tenebrosamente se dedicó a tejer chambritas y a ver el desarrollo de la promoción del libro “Juan S. Millán: auge y declive del maximato en Sinaloa”, escrito por Arturo Santamaría Gómez, apoyado por él, que fue consejero electoral durante los regímenes de Juan Millán y Jesús Aguilar Padilla.
La elaboración del libro parece una traición de Arturo Santamaría y Ernesto Hernández Norzagaray al diputado «independiente», Manuel Clouthier Carrillo, copropietario de Noroeste, enfrentado tradicionalmente a Juan Millán, salvo que haya sido el propio Clouthier el que haya tirado los pelillos a la mar, haya olvidado esos choques con el ex gobernador, para apoyar editorialmente ese libro.
En la polla de la traición, si es que Clouthier no apoyó la elaboración del libro, estaría involucrado el director de Noroeste, Adrián López Ortiz.
Cuando todos o casi todos andaban de vacaciones, menos el insómico Nozaragay, el 21 de abril, en su columna En Blanco, de El Debate, Fernando Zepeda, publicó: “…De las 488 páginas del libro, 250 son cosas de Millán Lizárraga, nos comenta Santamaría. Y recuerda cómo se generó la idea de escribir un libro de Millán Lizárraga. Un día –recuerda– me llamó Joel Hernández Niño. Me dijo que si me interesaba platicar con don Juan. Le dije que sí. Entonces quedamos en vernos en el restaurante El Presidio, en Mazatlán. Para mi sorpresa, también llegó Ernesto Hernández Norzagaray. No sabía que también él estaba invitado. Y platicamos de lo que sucedía en Sinaloa. Del PRI. De todo. Al final nos despedimos. Ya afuera le pregunté a Ernesto (Hernández Norzagaray) qué habrá querido Millán con platicar todo eso con nosotros. Pues seguro que lo publiquemos, respondió. Y ahí surgió aquella publicación de Hernández Norzagaray que causó polémica. Pero yo, al llegar a casa me puso a pensar. ¿Y si en vez de una nota, por qué no mejor un libro? Después se dio otro encuentro en el que se le planteó a Millán Lizárraga lo del libro”.
El libro está listo. En las redes sociales soltaron la carcajada los cibernautas. “Nada más falta que el libro lo presente Manuel Clouthier”; “nada más falta que él lo haya financiado”, se reían los usuarios de Facebook, por el «amor» que le tiene el copropietario de Noroeste a Arturo Santamaría y a Ernesto Hernández Norzagaray y la enemistad que guarda la familia Clouthier con Juan Millán.
No se fue tampoco Norzagaray de vacaciones porque se dedicó a buscar por donde pegarle a la iniciativa Antidifamación, y montó en cólera arenera porque el dirigente del PAS y sus diputados locales retiraron la iniciativa del Congreso Local a la vez que dedican tiempo a socializarla para que los periodistas y la ciudadanía se de cabal cuenta de su contenido.
Nozagaray ordenó sus “escritos” para difamar, no para analizar a conciencia, pues la iniciativa del PAS Antidifamación la tomó como algo personal, porque la propuesta va en el sentido del quehacer de un periodismo más profesional, que vaya contra la mentira y en pro de la verdad.
Dice que ya los dirigentes de partidos y los organismos ciudadanos les dijeron a los diputados pasistas que no los acompañan en su cruzada contra la libertad de expresión, que ¡no pasará!, mentira vil porque no es la sociedad la que se opone a la iniciativa sino el Club de la Difamación, que como ya lo sabemos por otros medios, algunos de sus integrantes se encuentran incrustados en algunos medios de comunicación, principalmente Noroeste.
Asustado de que se vuelva a meter al debate del Congreso Estatal la iniciativa del PAS, Norzagaray desacredita los foros y encuentros que organiza Cuén Ojeda con periodistas y califica la propuesta de “retrógrada e inoportuna” porque va contra la difusión de la mentira.
Cuén ya sostuvo una reunión con directivos y miembros de la Asociación de Periodistas de Sinaloa, que lidera Juan Manuel Partida.
Esta molesto Norzagaray porque la iniciativa que él y otros mentirosos que califican de “Ley Mordaza” otros la llamen “Ley Antidifamación”. Para tal propósito, Juan Manuel Partida, en la reunión con Cuén y los diputados del PAS, aclaró: “La Ley Mordaza empieza en las propias empresas periodísticas; son pocas las que dejan al periodista y analista publicar libremente; son empresas que tienen interés económico y político”.
El libro ““Juan S. Millán: auge y declive del maximato en Sinaloa” será promocionado en Culiacán, Los Mochis y Mazatlán. Clouthier ¿está feliz o montó en cólera?

Otras notas que pueden interesarte