Le tienen pavor político a Cuén Ojeda

María Margarita Free del Castillo

Después de que se quemó y muy bien quemado, junto con “escritor” Arturo Santamaría Gómez, y colocó en el ridículo al copropietario de Noroeste, Manuel Clouthier Carrillo, el ex consejero estatal electoral, pegado a intereses fácticos o partidistas, Ernesto Hernández Norzagaray, vuelve con sus “análisis galácticos”.
Clouthier lo perdonó porque todavía le puede servir en los tiempos que quedan o se avecinan en el proceso electoral del 2018. Al hijo del Maquío le hace falta alguien que le entienda bien a la difusión de mentiras, más cuando sabe el diputado “egoindependiente” en ocasiones se pega a personajes del PRI, otras al del PAN, otras al PRD y otras más a Morena.
Recuerde lector, el libro “Juan S. Millán: auge y declive del maximato en Sinaloa”, escrito por Arturo Santamaría Gómez, que se creía apoyado por Hernández Norzagaray -(¡ya se desvinculó de la “obra”!- consejero electoral favorito durante los regímenes de Juan Millán y Jesús Aguilar Padilla, desató la locura de Manuel Clouthier en Noroeste.
En su deslinde de “contrapunto” para quedar bien con Clouthier -explicación no pedida, culpabilidad manifesta-, Norzagaray “hunde” el libro de su amigo Santamaría, para beneplácito de Clouthier, quien lo calificó de amanuense de Juan Millán.
1.- Norzagaray dijo que desechó colaborar en la elaboración del libro “por dos cuestiones de fondo: A).- No contemplaba una investigación previa de la trayectoria del personaje donde las entrevistas fueran una parte y no necesariamente la más importante de ese libro”. B).- Santamaría contemplaba incluir los artículos que había publicado en Noroeste sobre Millán Lizárraga. «Lo que significaba a mi juicio un contrasentido pues sería una mezcla rara donde el ego intelectual no estaba ausente», dijo.
2.- El eje del libro -agregó Norzagaray- sobre el auge y declive del “maximato” sinaloense, desde un punto de vista politológico es frágil porque la principal categoría corresponde a un pasaje histórico irrepetible, como fue el episodio callista de poner y quitar presidentes.
Ernesto Hernández Norzagaray es tipo de compromisos. Operó para Juan Millán y Jesús Aguilar Padilla en el Consejo Estatal Electoral. Fue sacado como “tapón de sidra” al descubrírsele sus “alianzas” con Clouthier y Heriberto Félix Guerra. Doble juego al que no se prestó la clase priista a la que está ligado Norzagaray.
Pegado a las “orientaciones” de Norzagaray figura también Rubén Rocha Moya, ex rector de la UAS, de falsa corte izquierdista.
Rubén Rocha vendió al PRI sus dos candidaturas a Gobernador de Sinaloa: en las Elecciones de 1986 postulado por la coalición Movimiento Popular Sinaloense y en las Elecciones de 1998 postulado por el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México.
En el 2004 participó en la campaña a Gobernador apoyando al candidato del PRI, Jesús Aguilar Padilla, saliendo este ganador en la contienda; esto le permitió insertarse en el gobierno estatal como jefe de Asesores.
En el 2016 también participó en el PRI. Se le premió con la coordinación de asesores del gobierno de Sinaloa. Desde el gabinete estatal “dirige” un grupo de “intelectuales-periodistas” al servicio del poder en turno.
Ernesto Hernández Norzagaray tiene una encomienda muy difícil de cumplir, orden que parte de actores del PRI y del PAN y del propio Clouthier: romper cualquier alianza que intente realizar Morena con fuerzas emergentes o con la sociedad sinaloense en sí.
Es inocultable que el PRI, PAN y PRD intentan penetrar a Morena para “reventarlo desde sus extrañas”. Eso hicieron en el 2016 al filtrarle-postularle candidatos nylon, a modo. Eso ocurrió cuando han instalado candidatos no para buscar el triunfo electoral sino para “tronar” a los candidatos con posibilidades de derrotar al PRI y al PAN. El desespero es justificable: imposible será ahora que Clouthier y actores del PAN y PRI sorprendan a Andrés Manuel López Obrador con “candidatos traidores”.
El PRD no goza de la confianza de AMLO: en el 2016, el candidato del perredé fue Mariano Gómez Aguirre, postulado por Clouthier.
La consigna dictada a Ernesto Hernández Norzagaray es muy clara dado que hay un miedo exacerbado entre la clase política de que Héctor Melesio Cuén Ojeda/PAS, que ha ganado a pulso la simpatía de miles de ciudadanos, pacte una alianza con Morena
No es gratuito, porque nada lo hace gratis, de que Cuén Ojeda sea otra vez blanco de sus ataques
El PAS ha crecido de manera superlativa y sigue creciendo por su trabajo intenso, por el contacto directo con la gente, por sus programas, por el descrédito del gobierno del PRI, del propio PRI, PAN y PRD, al grado que los analistas serios vaticinan que en el 2018 se podría convertir en la primera fuerza política de Sinaloa.
Los diagnósticos arrojan que puede saltar de una segunda a una primera fuerza.
El PAS pudiera alcanzar en el 2018 mucho más de 262 mil votos. La realidad es que están dadas las condiciones para que alcance 430 mil sufragios si la elección se da un ambiente donde no se privilegien los fraudes del PRI y del PAN y si los otros partidos tomen la competencia para ir en busca de votos y triunfos no como instrumentos de contención del PAS, como han sucedido en elecciones pasados.
La gran ventaja que tiene Cuén Ojeda es que conoce a fondo como se mueve la “izquierda” y como se las gastan los actores políticos del PRI y el PAN, no en balde es una hechura, convertido en fenómeno político de avanzada, surgido de la UAS, en donde convergen diferentes corrientes “ideológicas” y del pensamiento.
Es una estupidez de Ernesto Hernández Norzagaray asegurar que una franja del PAS es voto cautivo del Manuel López Obrador. Estupidez mayúscula. No es un secreto que Morena fue filtrado con candidatos tricolores y perredistas para frenar el crecimiento político-electoral del PAS y no lo han podido lograr.
No es un secreto que se engañó a Manuel López Obrador en las elecciones del 2016 y se subestimó el poder-presencia-fuerza política electoral del PAS y que se creó un frente común de candidatos de partidos, incluso con un “candidato independiente” para poder derrotar a este partido y a su candidato, Héctor Melesio Cuén, ante el riesgo de derrota del PRI-PVEM.
Contra ese frente común, el PAS se elevó en segunda fuerza política electoral y está a un tris, ante la posibilidad y probabilidad de arrebatarle miles de votos al PRI, al PAN y al PRD, y obtener los votos de ciudadanos, que nunca han votado, ahora dispuestos a hacerlo en contra del sistema-PRI y el PAN y la «izquierda» perredista que siempre los ha engañado.
La encuesta secreta de Los Pinos y de partidos políticos es en el sentido de que el PAS puede llegar a alcanzar 430 mil votos o más en la elección del 2018. No es una cifra menor. Es una cantidad fría que causa pánico en el ánimo político del PRI y el PAN, y en Manuel Clouthier, patrón de Norzagaray, y del operador contra las “fuerzas emergentes” de la sociedad, Rubén Rocha Moya.
El ex asesor del CEE, Ernesto Hernández Norzagaray, no es la mejor vía para el ejercicio de una crítica objetiva…. ¡esta muy quemado!

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