Graduaciones a domicilio: resisten la crisis de la pandemia

Marimar Toledo

Antes de la pandemia del Covid-19, la renta de prendas de gala era un negocio que iba a la alza en el puerto. Lucir un traje durante unas horas para una ocasión especial resultaba para los clientes una excelente opción para no gastar tanto dinero y para los propietarios de tiendas de este tipo era un negocio bastante rentable.

Sin embargo, la cancelación de eventos sociales les dio un «golpe» muy duro, al grado de llevar a la ruina a muchos de los dueños de los establecimientos.

Jesús Camacho, propietario de un negocio de renta de trajes en Mazatlán, tuvo que buscar la manera de obtener recursos para poder pagar los gastos operativos que se seguían generando. El cierre de su negocio era algo que no podía permitirse.

Durante junio y julio, el joven empresario ofreció paquetes para graduados que incluía la renta de togas y birretes, sesión de fotos a domicilio, con todas las medidas sanitarias, y le ha funcionado. De esa manera ha podido mantener abiertas sus tres sucursales en la ciudad.

Con muchos proyectos, sueños y al ver que no existía mucha competencia, en el 2011 Jesús inició con su negocio Trajes de Renta D’Gala, en la avenida Revolución en la colonia López Mateos, posteriormente abrió una sucursal en la colonia Benito Juárez y ya con la marca consolidada, el año pasado abrió otra en San Joaquín, pero nunca imaginó que un virus desconocido pusiera en riesgo su patrimonio.

Con más de tres mil prendas por cada sucursal, entre sacos, pantalones, smokings, camisas, corbatas, togas y birretes, su negocio funcionaba muy bien hasta antes de la pandemia. La demanda más fuerte eran los modelos para eventos de playa y jardín.

El trabajar en algo que le gusta y apasiona le ha dejado grandes satisfacciones, pero también el ingreso económico es importante, porque tiene que mantener a una familia y los compromisos no paran.

Las afectaciones generadas por la pandemia del coronavirus han sido millonarias para los empresarios de Mazatlán y más para aquellos que tienen giros considerados como «no esenciales», a los cuales todavía no les permiten su operación.

“La situación ha sido muy complicada, tenemos desde el 20 de marzo con el negocio prácticamente parado, en pausa; ha sido muy difícil, porque como bien lo comentábamos, tenemos el compromiso hacia nuestros empleados, tenemos que seguir pagando nóminas, renta de los locales, seguro social, impuestos, luz y agua, más otras cosas”.

Comenta que son gastos fijos que los están llevando «al pozo», sobre todo porque ya tienen cinco meses sin trabajo y el gobierno municipal no les ha dado una fecha para la reapertura.

Durante la pandemia la renta de trajes se ha venido a la baja. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

“Esto es como un círculo, engranaje, si un salón de eventos no tiene su reapertura, ahí conlleva a muchos proveedores con decenas de empleados que estamos parados por la misma situación, perdimos la mejor época para nosotros, que son las graduaciones, y ahora hay incertidumbre para los eventos como bodas y quince años para de diciembre”.

Para el licenciado en Comercio Internacional, ha sido muy difícil mantener los tres negocios abiertos y la nómina de siete empleados.

Este negocio, como cualquier otro, tiene sus temporadas altas y es cuando se aprovecha para guardar para las bajas ventas, pero muchos negocios ligados a este giro no aguantarán seis o siete meses cerrados, sin ningún ingreso.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

“Estamos aguantando a más no poder, sinceramente, estamos hasta vendiendo bienes para sacar adelante los compromisos fijos, y vamos aguantar hasta el último instante, porque sí es muy estresante saber que tu patrimonio o negocio se vaya acabando, o esté parado, y es muy difícil que un negocio aguante cinco meses sin ningún tipo de ingreso económico”.

Conscientes están los dedicados al ramo de renta de trajes de gala, que serán los últimos en reactivar la cadena comercial, pues como ya se mencionó, están dentro de las actividades «no esenciales» que han marcado las autoridades.

Y saben que en gran medida dependen de la realización de eventos sociales en salones de fiestas, jardines o espacios adecuados para llevar a cabo una reunión en masa o festejo, algo que tampoco está permitido por las autoridades locales.

Publicado en El Sol de Sinaloa

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