Norzagaray, cegado por el odio

María Margarita Free del Castillo  

El periodista Benjamín Bojórquez, en El Debate, en su columna Sobre el Camino, escribió sobre el el ex asesor electoral dueño de seis mansiones en Mazatlán, bajo el subtítulo “Ernesto Hernández Norzagaray y su cinismo”. Reveló: Lo que sí podemos decir sin empacho, es que Ernesto Norzagaray difícilmente sostiene una voz completa para tocar el tema de los estudiantes de la “UAS” ni del “PAS”, viniendo a la memoria de los favores políticos de los otrora gobernadores del PRI, Juan S. Millán Lizárraga y Jesús Aguilar Padilla. Por ello ambos jefes del tercer piso usaron a Norzagaray como marioneta, acomodándolo en el Consejo Estatal Electoral, en el que validaba fraudes electorales, esto no debe de asustar, dado a que los intereses en común Norzagaray juraba una lealtad hasta la ignominia a los dos personajes. Y no para ahí después le jura amor eterno al ex panista y “antimillanista” y actual Diputado Federal independiente, Manuel Clouthier del Rincón, quien le permite arrugar su rostro, odios e inventos en NOROESTE. La pasada campaña Norzagaray certificó una inclinación partidista al tricolor. De sus años académicos, Norzagaray es prioridad su acarro y la compra de votos a estudiantes, las borracheras que prodigaba a sus alumnos y maestros, en las elecciones de la ahora Facultad de Ciencias Sociales de Mazatlán, donde ganó el repudio del alumnado que exigía a gritos su expulsión “ipso – facto” del plantel. Norzagaray fue de los académicos que únicamente se acordaba de los estudiantes cuando se acercaban los tiempos electorales, de director o rector ofreciéndoles música, carnes asadas, alcohol y otras detestables formas de relajamientos.  

Va de nuevo: Ernesto Hernández Norzagaray, cegado por el odio, volvió a blandir con su pluma a sueldo ataques sin fundamento, sin rigor informativo, al Partido Sinaloense y a su presidente, Héctor Melesio Cuén Ojeda. Volvió a negar la objetividad de una realidad que en Sinaloa se constata día con día sobre la presencia y crecimiento del Partido Sinaloense en todos los estratos sociales. Así lo confirma recientemente el Instituto Nacional Electoral al reconocer la afiliación de 145 mil 946 personas de carne y hueso que hoy luchan incansablemente por tener un Sinaloa mejor. No ve Norzagaray, por sus odios, que el activismo social en todos los rincones de la entidad se refleja en la aceptación ciudadana que hoy tiene el PAS. Por supuesto que hay temor en algunos círculos conservadores del liderazgo de Cuén Ojeda y del triunfo inobjetable que se avecina en el 2021. Pero no es extraño en él que intente desacreditar la fortaleza territorial que hoy tiene el PAS con más de 32 mil pasistas capacitados para cubrir las 3 mil 804 secciones electorales, las 4 mil 840 casillas que se instalarán, como también la presencia en todos los distritos y consejos electorales para evitar el fraude, que Norzagaray conoce bien como consejero a modo que fue en el Consejo Electoral de Sinaloa y testigo de elecciones fraudulentas con las que estuvo de acuerdo. Le resulta inconcebible a este tipo que en ocho años el PAS mantenga holgadamente su registro y tenga el reconocimiento de ser el mejor partido local del país y que esté por encima de seis partidos nacionales en la votación de 2018. Estos avances y resultados enloquecen a Norzagaray. Ahora coquetea con el partido del presidente de la República. Cual arlequín de carnaval busca a toda costa ensalzar a Morena para ver si voltean a verlo y le condonan todos los calificativos que le ha endilgado a ese partido y que ahora busca remediarlos; disculparse pues, de sus blasfemias.  La enfermiza obsesión de Norzagaray en contra del Partido Sinaloense y su Presidente lo ciegan de la realidad y se revuelca en sus complejos académicos, léase seudo intelectual turista, que por más viajes que hizo al extranjero, todos pagados por la Universidad Autónoma de Sinaloa, le quedó a la perfección la popular frase en latín y tallada en piedra “Quod natura non dat, Salamantica non praestat” de la Universidad de Salamanca: “Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”. Expresión que se atribuye al filósofo y escritor español Miguel de Unamuno, dicho sea de paso, mal citado e interpretado erróneamente por Norzagaray, como lo hace frecuentemente en sus escritos al citar autores para engalanar su prosa incongruente. De por vida estará en deuda Norzagaray con esa noble institución como lo es la UAS, que le dio todo y nunca le retribuyó con méritos académicos y lealtad de agradecimiento. Hoy conserva su sueldo íntegro como jubilado, pero la sigue denostando. Es como el cuento ruso escrito por Máximo Gorki “La madre del traidor”, por más valores que le inculcó a su hijo de lealtad a su patria, terminó siendo un traidor. Quienes han visto deambular a Norzagaray lo ven como loquito de atar, su perfil psiquiátrico es más notorio en su actuar, se esconde de día y se pasea de noche para no ser observado en su “conducta antisocial”. De tal envergadura es el cargo de conciencia de Ernesto Hernández Norzagaray. Pobre.  

Otra columna más en relación al PAS, pero de Luis Enrique Ramírez, con más de 40 años de ejercicio periodístico, es reflejo de la fuerza y presencia de este partido estatal en Sinaloa y de la asociación de su líder Héctor Melesio Cuén Ojeda con la sociedad sinaloense. Con el subtítulo “El PAS y su poderío: 145 mil militantes definen el destino electoral de Sinaloa”, en la columna ANCLA, Luis Enrique señala: Las cifras en la página del Instituto Nacional Electoral confirman que el Partido Sinaloense cuenta con más de 145 mil 946 afiliados, lo que coloca al cuenismo como una fuerza definitoria de los resultados que arrojarán las urnas el 6 de junio del 2021. El PAS demuestra, así, poseer fuerza propia. Queda por ver si su presidente estatal, Héctor Melesio Cuén Ojeda, y la militancia que representa deciden ir solos en la justa electoral que viene, o hacen uso de la opción de las alianzas que los estatutos de este partido permiten, para unir fuerzas con otros institutos políticos. La determinación es, enteramente, de Cuén y de los pasistas. A diferencia del resto de los partidos, que dependen de decisiones cupulares que se toman en el centro del país, en este caso serán sinaloenses quienes definan cómo habrá de ser su participación en el proceso electoral. Una cosa es segura: el PAS está destinado a “llevar mano” en el resultado de los comicios. Al tiempo. 

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