No es conveniente que los ciudadanos duden de la independencia de la Corte: José Ramón Cossío

Diego Badillo

Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación está evitando la confrontación con el gobierno federal, retrasando le resolución de casos en los que están involucradas decisiones del Ejecutivo federal, puede afectar la percepción sobre su independencia, planteo el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz.

En entrevista con El Economista, el reconocido exintegrante del pleno de la SCJN, explicó que si las personas empiezan a pensar que la Corte no es independiente o no es tan independiente como ella misma se concibe, sí pude tener el enorme inconveniente de que comiencen a desconfiar.

Asimismo comentó que no le preocupa que la Corte no tenga la legitimidad que proviene de las urnas y tenga enfrente a un presidente precisamente con una enorme legitimidad electoral, pues dijo, su función es precisamente controlar, en términos de decisiones constitucionales, a quienes fueron electos democráticamente.

—¿Qué opinión le merece que haya tantas decisiones del gobierno federal controvertidas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación?

—Esto me parece que es relativamente normal desde que se abrieron las controversias constitucionales. Yo creo que no hay que ver a los litigios como algo negativo, porque son distintas partes que están teniendo sus posiciones diferenciadas y esas partes llevan sus casos, afortunadamente, ante los tribunales para que se resuelvan en paz.

Si  se llevaran los casos a litigio entonces querría decir que están habiendo formas ocultas de resolución o que ya estaríamos en presencia de una violencia política mayor a la que tenemos.

Entonces, creo que es sano, déjeme decirlo así, en términos de una democracia, de un sistema  constitucional que las partes litiguen y traten de resolver mediante el derecho, mediante el funcionamiento de las reglas de derecho sus conflictos.

—¿Es normal que haya esta demora en resolver asuntos que son relevantes para la opinión pública e incluso para el gobierno?

—Ahí se han hecho varios cálculos. Yo he visto artículos en la revista nexos, uno de la doctora María Amparo Casar y Saúl López Noriega, otro de Héctor Aguilar Camín, otra de Laurence Pantin, entre otros, que han estado midiendo y sí hay casos que parece que se están atrasando o que ya se atrasaron con relación con lo que debiera ser el tiempo promedio de resolución de los casos.

—¿La SCJN está evitando la confrontación con el gobierno?

—Varios de los analistas que han estado haciendo estos señalamientos sí consideran que hay unos casos que sí, efectivamente son muy relevantes al proceso político al presidente de la República y que precisamente esos casos ya se han atrasado. Sobre todo, creo que han hecho una reflexión sobre los que tienen que ver con militarización, distintos casos que involucran a las fuerzas armadas y parece ser que sí están fuera del rango de tiempo, de lapso, en el cual debieran de haberse resuelto.

Por eso me pareció muy interesante ese libro de la señora Casar y López Noriega y me pareció muy importante el artículo de la profesora Pantin, que en ellos muestran que sí parece que sí hay una desviación en razón del tiempo en asuntos que de debieron haber resuelto o fallado.

Y si esto es así, pudiera ser una de las explicaciones que lo que se está tratando de hacer es evitar el conflicto con el presidente de la República, precisamente al no discutir los casos que al propio presidente le pudieran ser de utilidad.

—El asunto es si esto afecta a la independencia de la Corte. Visto eso, ¿cómo considera la independencia de la Corte en estos momentos?

—Sí puede afectar la independencia por una razón. Hay una independencia, voy a decirlo así, también hay una independencia como simbólica, no es solo lo que el tribunal crea lo que está haciendo, sino cómo las personas crean que el tribunal se está comportando.

Si las personas empiezan a pensar que la Corte no es independiente o no es tan independiente como ella misma se concibe o como ella  misma se declara, sí pude tener el enorme inconveniente de que las personas comiencen a desconfiar de la Suprema Corte y al desconfiar de la Suprema Corte, dejen de llevar sus asuntos allí y al dejar de llevar sus asuntos, pues estos no encuentren una sede o espacio de resolución y esto nos vaya incrementando más la violencia, la inseguridad, la impunidad en el país.

—Si incorporamos a este análisis el hecho de que la SCJN no cuenta con la legitimidad que dan las urnas y tiene enfrente a un presidente que cuenta con una enorme legitimidad vía las urnas, ¿cómo juega eso en esta relación entre esos poderes?

—Ese es un problema ya discutido hace muchos años. A mí no me preocupa que la Corte no tenga la legitimidad que proviene de las urnas, por una razón, porque su función es precisamente controlar, en términos de decisiones constitucionales, a quienes fueron electos democráticamente.

Entonces creo que son dos funciones. Al final del día tan sustentado está en la constitución unos como otros.

—A lo largo de lo que va del gobierno federal actual, la SCJN ha realizado diversas resoluciones relevantes mediáticamente. En algunas ha sido aplaudida y en otras ha recibido algunas críticas. ¿Si se revisara las resoluciones en conjunto, hacia donde apuntaría ese balance?

—Yo creo que, como en todo, las personas aplauden o reprueban las decisiones si les gustan o no les gustan. Si una persona quiere ver la realización de un derecho y si ese derecho es aceptado por la Corte en una resolución, dirá: qué magnífica decisión y viceversa.

Yo creo que aquí lo importante es atender a dos cosas. Uno, ver y leer las decisiones de la Corte y ver no solo lo que está resolviendo sino lo que no se está resolviendo.

Si usted, por ejemplo, se da cuenta que por la razón que sea, que no se están discutiendo ciertos temas o están obviándose esos temas, pues sí me parece que es muy reprobable. Ahí hay un primer elemento. Ahora, ya que se ven las discusiones pues también habría que ir viendo, pero leyendo las sentencias.

Uno de los problemas que se presentan en este país es que muy pocas personas analizan las sentencias judiciales. Más bien las personas emiten juicios de valor, que desde luego están en todo su derecho, pero no se ponen a leer lo que las sentencias judiciales dicen y cómo es que las sentencias están construidas.

Ahí si creo que hay un déficit importante en términos de discusión pública para poder tener un posicionamiento más completo sobre estos casos.

—Precisamente para poder hacer ese ejercicio ¿qué tan importante es contar con los engroses?

—Académicos e investigadores se quejan de que no se han hecho públicos los que corresponden a varias resoluciones relevantes.

Los engroses son un elemento central. Sin engrose es como si no hubiera sentencia. No se puede extraer la jurisprudencia. Creo que este si es un asunto de la mayor importancia.

Yo últimamente no me he metido a ver dónde están esos engroses, pero sí oigo que algunas personas se quejan de que decisiones dictadas hace tiempo siguen sin tener el engrose.

Publicado en El Economista

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