Implementar un sistema de cuidados aumentaría 4% el empleo de las mujeres en México

Blanca Juárez

Crear un sistema nacional de cuidados para infantes menores de 6 años requeriría una inversión del 1.6% del Producto Interno Bruto (PIB). Pero a cambio, el retorno sería de 1.77% del PIB y la tasa de empleo femenino incrementaría al menos 4%, según cálculos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Desde el 2020 se prepara en México una reforma constitucional para contar con ese sistema. Pero mientras el Congreso da un paso para crearlo y luego se detiene por casi dos años —a pesar del impulso de legisladoras feminista—, el Inmujeres ha estado preparándose para cuando llegue el debate y, ojalá, su implementación.

“Hemos estado trabajando con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para proyectar el costo, que yo prefiero llamar inversión, y el retorno económico del sistema nacional de cuidados”, dice en entrevista Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Inmujeres.

Cuidar es un trabajo y beneficia a todas las personas, subraya, “pero se ha dejado casi totalmente en responsabilidad de las mujeres”. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las mujeres aportan tres veces más valor económico que los hombres por sus actividades de labores domésticas y de cuidados que, sin embargo, no son remuneradas.

Hace décadas que la economía feminista lo ha señalado y, con la llegada de la paridad de género al Congreso, en 2020 la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Constitución para reconocer el derecho a cuidar y recibir cuidado. Los artículos transitorios señalan que luego de esa modificación, el Poder Legislativo debe crear la ley del sistema nacional de cuidados.

“Hemos acompañado a la Cámara de Diputados cuando esto era apenas una propuesta. Ahora hemos brindado acompañamiento también a las senadoras”, una vez que la minuta llegó a ese otro órgano legislativo, puntualiza.

En tanto se analiza y aprueba la minuta, las senadoras Yolanda de la Torre y Nuvia Mayorga (PRI) se adelantaron y presentaron una iniciativa que expide la Ley General del Sistema Nacional de Cuidados. “Cuando se retome las sesiones, esperamos que todo esto pueda ser dictaminado”, señala Nadine Gasman.

Todos necesitamos cuidado, pero no todos cuidamos

Los cuidados van desde dar de comer a un bebé o cuidar a una persona que está enferma o convaleciente, cocinar y lavar trastes. “Pero también planear y gestionar todas las actividades, por ejemplo, hacer la lista de la despensa y llevar la agenda de consultas médicas. Implican un esfuerzo mental y emocional de quien provee”, señala el Diccionario de Cuidados de Oxfam.

El trabajo de cuidados puede ser simple o cotidiano, como “comprar las cosas para preparar un sándwich, prepararlo y comérselo”. O intensos y extensos, “por ejemplo: asear y alimentar a un bebé”. Así como especializados y a largo plazo, en el caso de quienes atienden a una persona con alguna condición de salud que implique dependencia.

De todo esto, las mujeres realizan el 73.3%, y los hombres, el 26.7%, según el Inegi. El Estado y las empresas se han desentendido de su corresponsabilidad en el cuidado de la ciudadanía, como lo entendería el primero, y del futuro capital humano, como lo llaman las segundas. Lo han dejado en manos de las familias. Y las famillias lo han turnado a las mujeres.

Así, las mamás que desean trabajar tienen que buscar un lugar o una persona que cuide de sus hijos o hijas, que siempre es otra mujer con menos recursos. Si se trata de una persona enferma o con algún tipo de discapacidad, les será más difícil y más caro. Si su trabajo no ofrece políticas flexibles, se desgastará entre atender la casa o acudir a juntas a la escuela.

Pero el cuidado no sólo incluye a las personas con hijos e hijas o en unión con una pareja. Las personas solteras también realizan trabajo de cuidado sin mucho apoyo.

Avances a través de las instituciones

El sistema de cuidados se trata de una serie de programas o políticas públicas coordinadas para que toda la sociedad asuma corresponsabilidad en estas tareas, explica Nadine Gasman, expresentante de ONU Mujeres en Brasil.

“Esa ley es importante para nosotras porque será el marco legal para crear el sistema. Pero no nos hemos esperado, hemos estado trabajando con el Ejecutivo para coordinar todo el entramado y, en la práctica, empezar a desarrollar el sistema nacional de cuidados”.

Aunque todavía están en una fase de diagnóstico, pondera. “Tenemos que saber bien qué es lo que ya tenemos y qué nos hace falta para articularlo”. Para ello, dice, se ha reunido con representantes de la Secretaría de Bienestar, del Sistema DIF, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la SHCP.

“Hay mucho por organizar, porque tenemos muchos servicios, pero están fragmentados, desarticulados, y muchos otros que la gente no los conoce”.

El Colegio de México (El Colmex), detalla la funcionaria, está realizando “un estudio de georreferenciación para ubicar esos servicios y, con base en esa información, hacer una mejor planeación y saber con mayor exactitud qué es lo que se requiere”.

La reforma establece que no se dispondrá de una partida presupuestal específica para el sistema. “Claramente no es un gasto, es una inversión inteligente porque tiene un retorno muy importante en términos de equidad y de formalización del empleo. Por eso también estamos buscando formas de financiamiento para el sistema”

El papel del sector privado es importantísimo, dice. No es necesario que se esperen a la ley del sistema. Existe ya todo un marco legal y normativo del que se pueden apoyar, como la implementación de la NOM-025 de Igualdad de Género. Los empleadores deben revalorizar el trabajo de cuidados con políticas flexibles.

Publicado en El Economista

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