México y el camino hacia la menstruación digna: gratuidad y acceso a derechos

Ana Karen García

Desde que inició el 2022, México eliminó –a través del ejercicio fiscal– la tasa de 16% de IVA en las toallas, tampones y copas menstruales.

Aunque el precio de toallas, tampones y copas menstruales ha bajado con la eliminación del IVA, todavía hay que pagarlos, hay que vivir en zonas urbanas donde puedan comprarse, hay que tener información para gestionar los flujos, acceso a instituciones de salud y medicamentos.

Pese a que todavía no se ha logrado garantizar el acceso universal a la menstruación digna, el activismo sí ha logrado dar pasos importantes, no sólo en materia de eliminación del IVA a escala federal, también en materia de gratuidad a nivel local.

Hace unos días, Escocia hizo historia convirtiéndose en el primer país del mundo en dar acceso gratuito a toallas y tampones, a través de buzones públicos e incentivos gubernamentales para garantizar buzones en espacios educativos y corporativos.

Pensar en que México tenga políticas públicas como esta no es muy lejano, si se hicieran adaptaciones y estrategias particulares para las necesidades locales. Ahaní Rodríguez, de la organización Menstruación Digna MX, dijo que los ejercicios aplicados en nueve estados de la república son muestra de ello.

En entrevista con El Economista subrayó que Michoacán, Tamaulipas, Oaxaca, Aguascaliantes, Puebla, Jalisco, Colima, Yucatán y Morelos son las entidades en las que ya se ha aprobado dar gratuidad a los productos de gestión menstrual y que, además, se han focalizado en grupos vulnerables, como comunidades indígenas y rurales.

Aunque las brechas económicas, sociales, demográficas y hasta de infraestructura, son enormes entre un país y otro, lo cierto es que en toda la región de América Latina se están sentando precedentes importantes en materia de menstruación digna desde una perspectiva de derechos humanos e interseccionalidad.

«Podemos hacer que México sea punta de lanza en temas de menstruación, no sólo en materia de eliminación del IVA, también en temas de gratuidad. En Jalisco, por ejemplo, está a punto de entrar en vigor el programa de Menstruación Digna que tiene asignados 9 millones de pesos para la compra de toallas, tampones y copas que se entregarán en niñas y adolescentes de educación primaria, secundaria y preparatoria», dijo Rodríguez.

El activismo está dando pasos importantísimos, pero también tiene conciencia de que el tabú y los estigmas alrededor de la menstruación son un reto y una barrera importante. Lograr lo que logró Escocia y universalizar la menstruación en condiciones de dignidad tomará años, pero es posible.

¿Cómo pensamos la gratuidad de productos de gestión menstrual en México?

En México, que es un país particularmente desigual y con niveles altos de pobreza, por lo que pensar en que las toallas, tampones y copas menstruales sean gratis, también es pensar en programas de distribución y gestión de los recuros que focalicen a las niñas, mujeres y personas menstruantes más pobres, o a las que viven en regiones marginadas, a las que perteneces a comunidades indígenas o que no tienen acceso a la información.

Es pensar también en la necesidad de que el beneficio llegue a las personas que lo necesitan y que el impacto de estas políticas públicas sea progresivo.

De acuerdo con cifras del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), 4 de cada 10 mujeres en México se encuentran en algún nivel de pobreza y que tienen problemas para costear la cesta básica, y por consecuencia, no tienen acceso efectivo a productos de gestión menstrual. «Es fundamental que se les priorice a ellas», dijo Anahí Rodríguez, de la colectiva de Menstruación Digna.

Pero no sólo se necesitan leyes y políticas públicas, la parte más importante es la aplicación efectiva, el monitoreo y la evaluación. Que estos proyectos reciban recursos, que operen de manera oportuna y que se midan los resultados son la parte más importante.

Menstruar es más que tener toallas y tampones

Cuando hablamos de menstruar en condiciones de dignidad, lo que queremos decir es que se necesita mucho más que sólo un tampón para gestionar el flujo. Insistir en esto es fundamental para cambiar la cultura que históricamente ha tratado de invisibilizar este proceso fundamental del cuerpo.

La menstruación en condiciones de dignidad implica el acceso a la información, tener servicios básicos en el hogar como agua potable para lavarse las manos, contar con espacios privados y seguros que permitan realizar los cambios de tampones o toallas, acceder a servicios de salud complementarios que monitoreen y detecten condiciones relacionadas con la menstruación, como la endometriosis.

Menstruar en condiciones de dignidad también implica erradicar el tabú y la cultura de la vergüenza, hacer de la menstruación un tema de salud pública y considerarlo como tal, agregó Anahí Rodríguez.

Publicado en El Economista

Otras notas que pueden interesarte