Emprendimiento femenino, menos digital y con poco acceso a fondos

Elizabeth Meza Rodríguez

En México, sólo 37% de los negocios son creados por mujeres y aunque alcanzan 13% más rápido la rentabilidad que los hombres, enfrentan retos como la digitalización y poco acceso a fondos de inversión.

De acuerdo a la Radiografía del Emprendimiento en México 2021: edición Mujeres, realizada por la Asociación de Emprendedores de México (Asem) y la Fundación Friedrich Naumann, 90% de los negocios creados por mujeres tiene presencia digital, comparada con 87% de los hombres; sin embargo, ellas tardan en promedio siete meses más iniciar en digital e invierten 33% menos.

Esta digitalización tardía, de acuerdo con Laura Ramírez Delgado, profesora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey, puede deberse a la falta de tiempo, pues invierten más horas al cuidado del hogar y los hijos, lo cual las deja con menos tiempo para hacerse cargo del negocio.

“Las mujeres en México y en Latinoamérica seguimos a cargo de las tareas del cuidado y el trabajo no remunerado, entonces tenemos menos tiempo de emprender que el hombre”, detalló.

Esto lleva a las emprendedoras a emprender en redes sociales porque es más fácil, rápido y económico, que con una página web o tienda en línea.

Según la radiografía, los principales canales de ventas son WhatsApp (51%), Facebook (46%) e Instagram (33%), sólo 17% vende a través de marketplace.

De hecho, 31% de los negocios de ellas no cuentan con herramientas digitales, frente al 21% de ellos. “Aunque tenemos acceso cada vez más a educación digital y puedes aprender en Internet prácticamente cualquier cosa, no se tiene tiempo”, por ello prefieren las redes sociales, donde la venta es más directa y rápida, pues para 54% de las emprendedoras las ventas en línea son menores que en tiendas físicas.

Fondos de inversión 

El estudio destaca que nueve de cada 10 emprendedoras usan recursos propios para iniciar su negocio y después de tres años, la principal fuente para 73% de ellas son las utilidades de la empresa; sin embargo, acceden el doble a fondos gubernamentales.

Lo contrario pasa con los fondos de inversión, pues son los hombres quienes acceden un 50% más. Cuando ellas se presentan ante inversionistas las preguntas se relacionan a enfrentar el riesgo, mientras que para ellos son sobre cómo hacer crecer el negocio.

“Por ejemplo, a una mujer le pueden preguntar ¿cómo le va a hacer para mantener la empresa?, mientras que a un hombre es ¿cómo puedes atraer más capital y hacer rendir más el dinero?”, precisó Laura.

¿Por qué fracasan?  

El estudio destaca que las empresas de mujeres fracasan por falta de conocimiento del mercado, poco acceso a financiamiento y no tener disponibilidad de tiempo, mientras que el principal motivo para emprender es buscar crecimiento personal, solucionar un problema en el mercado y búsqueda de flexibilidad de horario.

Asimismo, para 61% el negocio es su principal fuente de ingresos, para 23% la segunda y para 16% es ingresos extras. Además, las empresas fundadas por ellas contratan más mujeres.

“El 70% de los colaboradores de las empresas fundadas por ellas son mujeres, mientras que en negocios de hombres sólo son 37%”, dijo en entrevista Juana Ramírez, presidenta de la Asem.

Detalló que la mayoría las mujeres emprende en servicios y productos, y en sectores como consultoría, consumo al por menor, mercadotecnia y gastronomía, la mayor brecha está en la tecnología e informática. En tanto, el promedio de vida de los emprendimientos es de cinco años, cuando el de ellos llega a los seis.

El estudio destaca que las mayores dificultades para emprender son los altos costos de la estructura fiscal y la falta de financiamiento. Por ello, Juana hace hincapié en la necesidad de crear esquemas amigables para el pago de impuestos y cuotas patronales, e impulsar programas de desarrollo empresarial para mejorar la gestión, rentabilidad y competitividad.

“Tenemos que seguir trabajando en tener incentivos fiscales que hagan atractivo los modelos de negocio desde la formalidad, ahí tenemos mucho por hacer”, finalizó.

Publicado en El Economista

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