Crece la esclavitud moderna en México

Paul Lara

Martha es su nombre. No hablaremos de sus apellidos ni de su vida pasada,  la cual aún le duele. Es menor de edad, tiene un pequeño de un año y vive en Guerrero, una de las zonas peor calificadas en México por el Índice Global de Esclavitud 2023.

Fue vendida, pero no sabe el precio por el que fue adquirida. Lo que sí sabe es que tiene que apurarse a terminar el aseo de la casa, alimentar a su pequeño y luego correr a la siembra. Ella, al igual que 850 mil esclavos modernos que se tienen contabilizados en el país hasta 2021 por parte de Walk Free, la organización internacional de derechos humanos creadora del Índice Global de Esclavitud, parece no tener salida y no hay autoridad que la proteja.

El caso de Martha es uno de miles que pueden documentarse en el informe presentado en Reino Unido, donde México no ha salido bien parado. “En Guerrero, una práctica ancestral permite que las niñas sean vendidas como novias, por precios que oscilan entre los dos mil y hasta 18 mil pesos a otros hombres de la región. Una vez casadas, la familia conyugal obliga a las niñas a trabajar, incluso en granjas y como empleadas domésticas. Muchas también experimentan abuso sexual. Si bien la práctica aún ocurre, muchos pueblos indígenas piden que termine, ya que crea un ciclo de abuso para las niñas y pobreza para los hombres”, se lee en el informe.

En esta edición del Índice se destaca cuán frágiles siguen siendo los derechos humanos duramente ganados en el mundo, y cómo en tiempos de crisis, ya sea la pandemia de covid-19, la creciente crisis climática o los conflictos armados en curso, siempre los más pobres son las personas más vulnerables, las más afectadas y las que más rápido son atrapadas por “sus captores”.

MUCHAS FORMAS Y MUCHOS NOMBRES

La esclavitud moderna toma muchas formas y es conocida por muchos nombres: trabajo forzado, matrimonio forzado o servil, servidumbre por deudas, comercio forzado, explotación sexual, trata de personas, prácticas análogas a la esclavitud y la venta y explotación de niños. En todas sus formas, es la eliminación sistemática de la libertad de una persona, esa libertad de aceptar o rechazar un trabajo, de dejar a un empleador por otro, o de decidir si, cuándo y con quién casarse, para explotarla para obtener beneficios personales o comerciales. Se estima que 50 millones de personas vivían en esclavitud moderna en un día cualquiera en 2021”, explica a Excélsior Katherine Bryant, jefa de Política y Programas para Walk Free.

A escala mundial, donde se incluye México, 10 millones más de hombres, mujeres, niñas y niños se han visto obligados a trabajar o casarse desde 2016. “El empeoramiento de la situación se ha producido en un contexto de conflictos armados crecientes y más complejos, degradación ambiental generalizada, ataques a la democracia en muchos países, un retroceso global de los derechos de las mujeres y los impactos económicos y sociales de la pandemia de covid-19”, señala el Índice Global de Esclavitud 2023.

Estos factores han causado trastornos significativos en el empleo y la educación, lo que ha llevado a un aumento de la pobreza extrema y la migración forzada e insegura, que en conjunto aumentan el riesgo de todas las formas de esclavitud moderna”, agrega Bryant.

Más de la mitad de todas las personas en esclavitud moderna son mujeres. Una cuarta parte son niños. Las mujeres y las niñas corren un riesgo desproporcionado de contraer matrimonio forzado, y representan 68% de todas las personas obligadas a casarse.

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Migrantes, otro caso

La esclavitud moderna impregna todos los aspectos de nuestra sociedad. Se teje a través de nuestra ropa, ilumina nuestros aparatos electrónicos y sazona nuestra comida. En esencia, es una manifestación de desigualdad extrema.

México, por el aumento en el número de personas en pobreza extrema, más de 10 millones de 2018 a 2020, según el Coneval, es campo fértil para la esclavitud moderna, que también se refleja en ser captada por el crimen organizado, por los empleadores abusivos en Estados Unidos, Canadá y partes de nuestro país, o inclusive muchos de los trabajadores en el sector informal.

Pero uno de los fenómenos donde más mexicanos están en temas de esclavitud moderna, es en el tema de migración.

Según el informe, el mayor número estimado de personas en esclavitud se encuentra en India, China, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Indonesia, Nigeria, Turquía, Bangladesh y Estados Unidos. En conjunto, estos países representan casi dos de cada tres personas que viven en esclavitud moderna y más de la mitad de la población mundial. En particular, seis son naciones del G20: India, China, Rusia, Indonesia, Turquía y Estados Unidos.

Varios de estos países tienen gobiernos que obligan a sus ciudadanos a trabajar en diferentes sectores, en prisiones privadas o mediante el reclutamiento forzoso. Otros albergan a un gran número de refugiados o trabajadores de otras naciones, que a menudo no reciben las mismas protecciones legales que los ciudadanos y son altamente vulnerables a la explotación. Es el caso de los migrantes”, explica Bryant.

Quienes huyen de conflictos, desastres naturales o represión de sus derechos, o que buscan migrar para trabajar, son particularmente vulnerables. “Más personas están migrando ahora que en cualquier otro momento en las últimas cinco décadas. Los refugiados, los solicitantes de asilo, los desplazados internos y los migrantes irregulares se enfrentan a riesgos aún mayores durante su precario viaje, durante el cual suelen hacer frente a una agitación significativa en las redes sociales”, se explica en el documento.

El consumo desmedido de cosas de lujo, electrónicas y alimentos conlleva a que muchos migrantes o pobres sean usados para trabajos forzosos, ilegales y sin prestaciones de ningún tipo.

Las prácticas de compra de los gobiernos y las empresas más ricas alimentan la explotación en los países de bajos ingresos que están en la primera línea de las cadenas de suministro mundiales. De hecho, las naciones del G20 representan más de 75 por ciento del comercio mundial y consumen muchos productos en riesgo de trabajo forzoso.

Se estima que en América 3.5 por cada mil personas en la región están en trabajo forzoso y 1.5 por mil personas en matrimonios forzados. La migración masiva alimenta el trabajo forzoso, particularmente en el corredor migratorio más grande del mundo: el de la frontera México con Estados Unidos”, cita el informe.

Pocas respuestas

Los líderes mundiales acordaron una agenda ambiciosa para abordar los problemas más difíciles del mundo cuando adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hace casi 10 años. Esto incluyó un compromiso para poner fin a la esclavitud moderna, el trabajo forzoso y la trata de personas para 2030. Sin embargo, pocos han cumplido con el acuerdo, y México es uno de ellos.

Se estima que 5.1 millones de hombres, mujeres y niños vivían en esclavitud moderna en un día cualquiera en 2021. Las Américas tuvieron la prevalencia más baja de esclavitud moderna entre las cinco regiones, con cinco de cada mil personas viviendo en esclavitud moderna. Las Américas tuvieron la tercera prevalencia más alta de trabajo forzoso (3.5 por mil) y la prevalencia más baja de matrimonio forzado (1.5 por mil) en comparación con otras regiones.

El mayor número estimado de personas en esclavitud moderna incluye algunos de los países más poblados de la región: Brasil, Estados Unidos y México. Tres de cada cinco personas en esclavitud moderna en las Américas son explotadas en uno de estos países.

Los niños en las Américas corren un riesgo particularmente alto de todas las formas de esclavitud moderna. Han sido reclutados como soldados en conflictos civiles prolongados en Colombia y Venezuela, lo que ha resultado en traumas duraderos. El reclutamiento de niños por parte de grupos armados, pandillas y crimen organizado ha aumentado en la región, afectando a los pequeños en Colombia, Venezuela, Ecuador y El Salvador. Además, según los informes, los niños están involucrados en trabajos peligrosos en industrias como la minería de oro y estaño, el tráfico de drogas y la agricultura, especialmente el algodón, el ganado, la pesca y el tabaco.

Conflictos, pobreza y crimen afectaron desproporcionadamente a dos países de la región, México y Colombia, mientras que la vulnerabilidad se vio agravada por la pandemia de covid-19 y los desastres relacionados con el clima.

La explotación sexual comercial de los niños ocurre en la región. En el Caribe, el turismo sexual sigue siendo un problema, con turistas que a eso van a esta parte del mundo, principalmente de Estados Unidos, que buscan explotar a los niños en países como Belice”, explica el informe.

Las altas tasas de delitos violentos en varios países, incluidos Venezuela, El Salvador, Guatemala y Jamaica, y la escasa confianza en los sistemas judiciales de México, Haití y Venezuela, disminuyen el acceso a los derechos legales, la representación y el enjuiciamiento. Las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por los problemas de gobernanza en toda la región.

En México, los migrantes son retenidos en centros de detención abarrotados, mientras que aquellos que habían buscado asistencia en refugios informaron haber sufrido robo, extorsión, lesiones corporales, secuestro y abuso de autoridad mientras migraban, todos factores que hacen que estas personas sean vulnerables a la esclavitud moderna”, agrega el documento.

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