Regresan los “enfermos” a destruir a la UAS

Álvaro Aragón Ayala

Dos voces, una cargada de mentiras, amargura y fracasos, y la otra brillante, precisa y puntual, se cruzaron en el tiempo y en el espacio, provocando el análisis sobre el peligro del regreso al pasado en las Universidades Públicas Autónomas del país, en particular la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Sinaloa, la primera, con raíces en la Ciudad de México, en donde surgen gritos nostálgicos de grillos trasnochados, y la otra, con raigambre en Sinaloa, amenazada por el regreso de los “enfermos” en su calidad de vejetes que, en su juventud y senilidad, le apostaron y le apuestan a la agitación y la destrucción de la Universidad apoyados por el gobernador Rubén Rocha Moya con estatus de dictador, represor y persecutor.

El alarido es, pues, del diputado local de Morena, Feliciano Castro, integrante de aquel grupo de «Los enfermos” que convocó a demoler a la UAS, allá cuando se le calificó como Universidad-Fábrica. La felonía, la acechanza del legislador, llama a estar alerta ante un virtual atentado a la autonomía Universitaria, pues convoca a “reformar” la Ley Orgánica de la Casa Rosalina para retornar al esquema del pasado. Sin embargo, no trae buenos antecedentes: en enero de 1974 fue detenido por la Policía Judicial del Estado, junto con Víctor Joel Armenta Osuna, Vicente Armenta Atondo, Ramón Martínez Huerta y Enrique Nevárez Peña-, por su participación en los asesinatos del velador Marciano García Esparza y del agente judicial Jesús Zavala Rocha, a quien torturaron y remataron a balazos en el interior de la preparatoria central de la UAS.

Feliciano Castro es también considerado “el eslabón perdido” en el crimen de Octavio Atilano Román Tirado, líder de los desplazados de la presa Picachos, homicidio que ocurrió en el 2014 cuando se encontraba en la cabina de la estación de radio de El Sol de Mazatlán luego de pelearse con Feliciano Castro quien traicionó el movimiento de los desplazados de la obra hidráulica que demandaban indemnización por las casas y los terrenos que fueron inundados por el agua del vaso de la presa. Días antes de ser asesinado, Atilano lo acusó de quedarse con 40 millones de pesos de los damnificados de la presa. Los tres crímenes permanecen impunes, con carpetas de investigación “congeladas” en la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa.

El diputado de Morena, por petición de Rubén Rocha Moya, aprobó la Ley Estatal de Educación Superior, violatoria a la autonomía universitaria, y maquinó la aprobación legislativa de una nueva Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Occidente, que aplastó su incipiente autonomía, y facilitó el control directo del gobernador sobre la Universidad Lince. Pese a la promoción del voto estudiantil/voto universal la UAdeO está bajo el dominio total del mandatario estatal. La institución lince entró en un franco proceso de regresión y agitación universitaria.

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REFORMAS: LA FALSA AUTONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD DE OCCIDENTE

Con un lenguaje sencillo, el sinaloense Gilberto Guevara Niebla, alerta sobre el riesgo de que el voto estudiantil/voto universal colapse las Universidades, sobre todo a la UNAM: “La leyenda romántica de que ‘la universidad es una república de estudiantes’ renace de tiempo en tiempo. Adopta la forma de una demanda por la ‘democratización’ institucional en la cual la Junta de Gobierno desaparece y el Rector es electo mediante una votación única en la que participan todos los estudiantes y todos los maestros».

Gilberto Guevara Niebla, es voz autorizada, aplasta la retórica simplista, mentirosa de Feliciano Castro Meléndrez. Gilberto sí es profesor, escritor y periodista mexicano, experto en educación; su trabajo de investigación y reflexión sobre los problemas educativos de México ha tenido amplio impacto en la sociedad, en las escuelas y en la esfera pública. Participó en el Consejo Nacional de Huelga del movimiento estudiantil de 1968. Fue subsecretario de Educación Básica en la Secretaría de Educación Pública en 1992-1993 y 2018-2019.

El intelectual reveló en uno de sus artículos que tituló “Golpe contra la UNAM”, que el mito del voto estudiantil/voto universal apareció de nuevo la semana pasada, mezclado con una sucia campaña (en las redes digitales, igual que en la UAS) que busca enlodar las imágenes del Rector Leonardo Lomelí Vanegas y de los miembros de la Junta de Gobierno. En paralelo, este lunes una oscura diputada de Morena presentó una iniciativa ante la Cámara de Diputados para cambiar la Ley Orgánica de la UNAM en el sentido de suprimir la Junta de Gobierno y elegir por voto universal al Rector.

Y pregunta: “¿De dónde surgió esta idea? ¿Del viejo PCM? Algunos ex militantes del Partido Comunista de México, grillos nostálgicos, viven anhelando un regreso a la época gloriosa en que su partido logró imponer en algunas universidades estatales un gobierno de democracia directa y ‘co-gobierno’ (es decir: gobierno paritario de maestros y alumnos)”.

“Lo que callan los excomunistas memoriosos, sin embargo, son los resultados que obtuvieron sus experimentos universitarios. En Guerrero y Sinaloa, fueron calamitosos; en los otros casos, pusieron las instituciones al borde del desastre y solo sobrevivieron milagrosamente. La democracia directa trajo consigo una larga cadena de calamidades en las universidades: corrupción, crisis financiera, demagogia, politiquería, deserción de maestros, conflictos estudiantiles, violencia, pandillerismo, derrumbe de los aprendizajes, etc.”, puntualiza.

Recordó que “en la Universidad Autónoma de Sinaloa una banda de pillos (apodada ‘Los enfermos’) se apoderó de la institución, inventaron la teoría de que ‘la universidad era una fábrica burguesa’ y decidieron -no lo creerá usted -¡destruirla! Y lanzaron una embestida para sabotear clases, desorganizar la administración, acabar con laboratorios, etc., etc. Con armas en la mano, «Los enfermos’ persiguieron, golpearon, torturaron y asesinaron a sus adversarios y gozaron de completa impunidad”.

Feliciano Castro Meléndrez formó parte, pues, de ese grupo de «Los enfermos” que aún no ha sanado, que sembró la muerte, el terror y el caos en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y que en calidad de vejete con rango legislativo, junto con otros trastornados del pasado, redimidos por la Cuarta Transformación y apoltronados en el gobierno estatal, votó por una Ley Estatal de Educación Superior retrógrada, atentatoria a la autonomía universitaria, violentó la UAdeO clavándole una legislación interna que rompe su propia autonomía, y pugna ahora, por indicaciones del gobernador, por reformar el estatuto interno de la UAS para regresarla a la época de los pillos y sepultar la Universidad del Conocimiento.

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