La polémica de Imane Khelif: esfuerzos oscurecidos por estereotipos de género

Fátima Masse

Los Juegos Olímpicos de París han mostrado los grandes contrastes que existen en el mundo respecto a la diversidad y la inclusión.

A pesar de la apertura que se demostró durante la inauguración, la semana pasada se suscitó una polémica cuando la boxeadora argelina, Imane Khelif, le ganó en 46 segundos a la italiana Angela Carini, quien abandonó el combate después de un fuerte golpe. “Preferí parar por mi salud. Nunca había sentido un golpe así”, dijo.

Esta situación viralizó las redes sociales con reacciones duras en contra de Khelif. Una persona que desde su infancia ha enfrentado prejuicios y bullying por su imagen. Además, en 2023 ya había sido descalificada por la Asociación Internacional de Boxeo con la justificación de que sus pruebas no cumplían con el criterio de elegibilidad de género. Dichas pruebas no fueron publicadas, pero el Comité Olímpico Internacional dijo que se trataba de altos niveles de testosterona.

El caso es complejo y vale la pena desmenuzarlo.

Primero, no creo que sea casualidad que haya sido una italiana quien haya parado la pelea y hecho declaraciones irresponsables en contra de la argelina. Hoy Italia tiene una primera ministra, Giorgia Meloni, que ha mostrado posturas francamente radicales en contra de la comunidad LGBTQ+. Esto se suma a una corriente de la sociedad global que está dispuesta a propagar el discurso de odio alrededor de casos que pudieran atentar en contra de su ideología sin verificar la información que comparten.

Segundo, hay evidencia de que Khelif es mujer cisgénero, es decir que nació mujer y se reconoce como tal. Animal Político sacó una nota completa para desmentir la noticia falsa de que se trataba de una mujer trans o un hombre. El argumento más convincente es que en Argelia se ha criminalizado la diversidad sexual y las personas trans no tienen reconocimiento legal. Si Khelif fuera una mujer trans no tendría pasaporte argelino como mujer, ni hubiera recibido el respaldo del presidente.

Tercero, la testosterona es una hormona que a los hombres les da fuerza y tono muscular. Sin embargo, las mujeres también la producimos y hay situaciones médicas, como el ovario poliquístico, por la que sus niveles pueden repuntar. Incluso, hay que reconocer que la naturaleza no es binaria. También existe la intersexualidad, con personas que nacen con cuerpo de mujer, pero genética de hombre. No estoy afirmando que Khelif caiga en esta situación, pero puede pasar. ¿Tener mayores niveles de testosterona implica una ventaja sobre las demás contrincantes? Puede ser, pero no es determinante.

Hace dos años, Khelif fue eliminada en cuartos de final. De hecho, su contrincante, Amy Broadhurst, usó ese argumento para defender en esta ocasión a Khelif. Entonces ¿qué hacer en estos casos cuando las competencias solo son femeniles o varoniles?

Este caso ha destapado la gran ambigüedad que existe alrededor de casos específicos en las competencias deportivas de alto nivel. Hasta el momento, el Comité Olímpico Internacional ha dejado que cada federación elija sus propias reglas. No obstante, es evidente que esta medida es insuficiente y, ante la ambigüedad, las críticas dañan la dignidad y la reputación de las atletas que se han esforzado por años. Ojalá esto sirva como un procedente para tener posturas y reglas más claras.

En cuanto a la sociedad, mi recomendación es cuestionen. Cada persona elige su propia ideología. Eso es válido. Sin embargo, antes de subirse en alguna corriente en contra de alguna atleta, hagan una búsqueda rápida para tener una opinión informada sobre el caso.

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