Hay oposición a campañas contra violencia de género

Jessica Xantomila

Las reacciones negativas hacia las campañas de organizaciones que buscan erradicar la violencia contra las mujeres son constantes porque la sociedad se resiste al cambio, afirmaron especialistas en masculinidad. Algunos hombres, principalmente, se sienten ofendidos cuando les atribuyen conductas que agreden a sus pares femeninas.

Al presentar a los hombres campañas como la que recién comenzó la Organización de las Naciones Unidas contra el acoso sexual hacia las mujeres o que en redes sociales se cuestione su comportamiento, se sienten vulnerados y en ocasiones reaccionan con enojo, al considerar que se les ataca por la situación que viven las mujeres y refieren justificaciones ante esas actitudes.

Mauro Antonio Vargas Urías, director de Género y Desarrollo, Gendes, señaló en entrevista que estas acciones prevalecen porque la violencia contra las mujeres está naturalizada en la sociedad. En ocasiones cuesta trabajo identificar cómo se ejerce, porque las personas no son completamente conscientes de ellas.

Tal situación, dijo, se agrava ante la falta de información. No se ha explicado suficientemente a nivel social para darse cuenta de qué significa la violencia de género contra las mujeres. Para mucha gente un piropo no está mal.

En la actualidad, agregó, ya no hay cabida para mantener el esquema de socialización movido desde el machismo. En el país se requiere de un cambio cultural. En materia legal ya está, ya existe el andamiaje que permitiría que se desactiven estas actitudes, pero falta que se instruya y se sensibilice al hombre.

El académico de la Universidad Iberoamericana Ángel Francisco Méndez Montolla, coordinador del posgrado de teología y mundo contemporáneo, señaló que el rechazo hacia propuestas dirigidas a modificar actitudes que violentan a las mujeres no es sorprendente, dado que vivimos en un país donde siguen siendo subalternas y hay una supremacía de los hombres en todos los ámbitos de la sociedad: casa, escuela, trabajo y educación.

Ambos especialistas apremiaron a que el impulso de la igualdad de género se inicie desde la educación, tanto en escuelas como en hogares. Fomentar procesos de reducación y resignificación de lo que es construir la masculinidad en este país para lograr un cambio cultural.

Publicado en La Jornada

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