María Margarita Free del Castillo
No hay peor ciego que el que no quiere ver. El ex diputado local del PRI, con prosapia panista (en sus años mozos participó en las campañas de los panistas Ernesto Hays Borboa y Rodolfo Peña Fárber), Mario Zamora Gastélum, volvió a entrar en campaña electoral antes de tiempo con su cargo de Director de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero.
No es una novedad de que el Juniors, descendiente de la familia Zamora (su abuelo fue capataz del ingenio Mochis), propietario de terrenos que antiguamente pertenecían a la Compañía Azucarera de Los Mochis, ande en la juerga política con arrebatado jolgorio y cinismo, protegido por “los periodistas”, el gobierno estatal y federal y el Instituto Nacional Electoral.
Pero ahora lo hace con marcado cinismo. Con bastante desvergüenza.
Cundo Mario Zamora Gastélum está fuera de la función pública nadie da un centavo por él. No compra tamales para no tirar las hojas. Tampoco los adquiere cuando trabaja para el gobierno, pero cuando agarra algún «huesito» se le vota la cadena del tiempo.
Zamora no es que se vuelva el “señor diarrea” prodigando apoyos a los jodidos de los Mochis o de Sinaloa, pero si haciendo campaña a todas luces con dinero de las dependencias que le ponen a su cargo.
Organiza sus reuniones de exhibicionismo personal, para que vean lo bien colocado que está, lo bien relacionado que está, y para demostrar que busca cargos de elección; eso ha sucedido con los “huesos” que le han otorgado en los gobiernos federales del PAN y del PRI, porque Mario no puede negar que pertenece a los caballeros de la falsa Vela Perpetua, al Opus Deis, y que su principal resorte electoral lo son algunos Obispos del país. Obispos con inclinaciones panistas.
Su cercanía con José Antonio Meade, secretario de Hacienda, viene de sus “contactos” con la alta jerarquía «religiosa» metida en la grilla sotanera. Meade sirve lo mismo a gobiernos del PAN y del PRI. El funcionario federal es “la gruesa línea” que une a ese PRIAN que tomó como rehén posiciones claves relacionadas con el manejo de las finanzas del país.
En todo cargo que ocupa Mario Zamora saca a relucir su M con si fuera el presagio de la frase “Mensos voten por mi” y hace propalar la versión por los medios escritos y radiofónicos y ahora por la red digital que quiere equis posición electoral. Pese a que fue candidato a la alcaldía Ahome fue derrotado, los electores le dieron la espalda; ha buscado inútilmente la diputación federal y ahora salta de desespero porque pretende que la cofradía del PRI, ligada al PAN, lo convierta en candidato al Senado de la República.
“Yo voy a donde mi jefe, mi patrón Meade, me diga”, dice Mario como si el secretario de Hacienda fuera el dueño del PRI, de ese partido que le permite violentar las normas electorales y andar en campaña antes de tiempo tomando las oficinas de la Financiera Nacional de Desarrollo como su centro de operaciones electorales.
El titular de la FND tapizó ya el estado con su propaganda electoral y ahora va por el parque vehicular de los Mochis y Guasave para pintarles su “calca”. El propio operador político en Sinaloa de Mario, el guasavense Ramón Barajas López, delegado de la Financiera, «ajustó» a sus jefes de oficina para que las instalaciones de la dependencia federal sean usadas para celebrar reuniones para “impulsar” esa campaña.
¿A quién quiere engañar Mario?, cuyo apellido Zamora es ligado al despojo del Colegio Mochis y al apropiamiento de terrenos del viejo Ingenio; al hurto del Colegio a aquel Patronato de ciudadanos que preocupados por la falta de espacios educativos y de apoyos a estudiantes, crearon esa institución que se les arrebató para convertirá en una escuela light carísima, para orgullo de los que gozan con los ingresos de la comercialización de la educación.
(La Ram Charger que usted ve con el logotipo de Zamora es propiedad de Miguel Enrique Robles Usher, funcionario de la FND, y operador de sus reuniones político-electorales)
