Urge Unesco asumir la educación como un proyecto público

Laura Poy Solano

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) alerta que ante las condiciones de desigualdad para acceder a una educación de calidad y durante toda la vida que permita a los ciudadanos del planeta el ejercicio pleno de sus derechos, es urgente generar un nuevo pacto social en el que la educación se asuma como un proyecto público y un bien común.

En el informe “Reimaginar juntos nuestro futuro. Un nuevo contrato social para la educación”, alerta que pese a los avances en los últimos 50 años, al menos 250 millones de niños y adolescentes no están escolarizados, y uno de cada diez menores de países pobres no asistirá a la escuela secundaria.

La construcción de este nuevo contrato social por la educación, destaca el informe, parte de dos principios clavé. El primero, garantizar el derecho una educación de calidad a lo largo de toda la vida, lo que incluye el derecho a la información, la cultura y la ciencia, así como el derecho a acceder y contribuir al conocimiento común, es decir, “los recursos de conocimiento colectivo de la humanidad que se han acumulado a lo largo de generaciones y que se transforman continuamente”.

El segundo es reforzar la educación como proyecto público y bien común. La Unesco destaca que un nuevo contrato social para la educación “no solo debe garantizar la financiación pública de la misma, sino también incluir un compromiso de toda la sociedad para incluir a todos en los debates públicos sobre la educación.

Por ello, la participación colectiva y comunitaria deberá ser un eje central en los procesos de transformación de una educación que permita a la humanidad afrontar los múltiples desafíos generados por la contaminación, el cambio climático, la violencia y los nuevos desarrollos tecnológicos, cuyo acceso y beneficios, aún es muy desigual en el planeta.

Entre las propuestas lanzadas por expertos y colectivos de diversos países, se contempla impulsar una pedagogía construida en torno a principios de cooperación, colaboración y solidaridad; contar con planes de estudio que hagan hincapié en el aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario, que ayude a los alumnos a saber, pero también a generar un pensamiento crítico.

Publicado en La Jornada

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