Las matronas del desierto: rompieron con la tradición familiar para salvar a otras mujeres

Pablo Tosco

Un teléfono móvil de vieja generación suena estridente junto a una tetera. Tengen lo coge y, sin pausas, hace dos preguntas: ¿Presión arterial? ¿Dilatación? Apunta las respuestas en un cuaderno de notas, se coloca el delantal rosa, guarda en su bolso un estetoscopio, la cinta métrica de tela, un cono de aluminio y sale de su casa caminando entre las arenosas y polvorientas calles del centro de Kiffa, al este de Mauritania, rumbo al hospital central. En la misma franja meridional, pero a 5.000 kilómetros al este, en Chad, Lakone espera debajo de un árbol de mango al jeep que la llevará por la carretera de esta parte del Sahel. Apenas entran las primeras luces del alba y el día se presta para recorrer tres centros sanitarios. Tengen y Lakone son enfermeras y matronas, y las dos rompieron con la tradición familiar para formarse y ejercer una profesión. Las dos, en algún momento de su juventud, soñaron con un futuro que transformaría el presente.

En estos dos países, las cifras de mortalidad materna infantil arrojan datos escalofriantes: en Chad, por cada 100.000 nacimientos mueren 860 mujeres; en Mauritania, son 582 las que pierden la vida por cada 100.000 alumbramientos —la media en la Unión Europea es de seis mujeres fallecidas—.

Una estudiante entra en la sala de prácticas de la Escuela de Salud Pública de Nuakchot —la capital y ciudad más poblada de Mauritania—, donde se capacita sobre salud materna, neonatal e infantil, y salud sexual y reproductiva. Cada vez son más las mujeres que acceden a esta formación.
Una estudiante entra en la sala de prácticas de la Escuela de Salud Pública de Nuakchot —la capital y ciudad más poblada de Mauritania—, donde se capacita sobre salud materna, neonatal e infantil, y salud sexual y reproductiva. Cada vez son más las mujeres que acceden a esta formación.PABLO TOSCO
Dos estudiantes de enfermería toman la presión arterial a un maniquí durante las prácticas de control posnatal, en la sala de prácticas de la Escuela de Salud Pública de Nuakchot.
Un grupo de mujeres embarazadas esperan su turno en la consulta ginecológica del centro de salud de Guerou, Mauritania, mientras una ambulancia transporta a la joven Mint durante su labor de parto.
Tengen, una partera capacitada en la Escuela de Salud de Kiffa, Mauritania, revisa la ficha médica de Mebrouka Messoud, una mujer embarazada de seis meses, durante su visita prenatal al centro de salud de Kiffa.
La enfermera Zeinabu Yaba realiza una ecografía a Lalla durante su visita prenatal al centro de salud de Guerou.
Tengen sostiene los elementos básicos del cuidado prenatal: un auricular para escuchar los latidos del corazón del bebé y una cinta métrica para medir el tamaño de la barriga.
Tengen mide el tamaño de la barriga de su paciente, Messoud, durante su visita prenatal al centro de salud de Kiffa.
Yaba asiste a Mint en el parto de su primer hijo en el centro de salud de Guerou. En este lugar tienen lugar alrededor de 10 partos diarios, la mayoría de ellos de mujeres que provienen de zonas rurales.
Mint coloca sobre su pecho a su hijo recién nacido, en el centro de salud de Guerou.
Kadja, partera tradicional, junto a Kadja Nanga, embarazada de seis meses, durante una visita prenatal en su casa. El trabajo de sensibilización y capacitación ha generado un aumento de casi el 100% en la asistencia de mujeres para consultas, partos y atención en los centros de salud, reduciendo el riesgo para la madre y los niños y niñas.
Afaf Abdoul y Manara Abdoulaye, parteras del centro de salud de Malanga, Chad, durante una capacitación en planificación familiar. Una de las causas que aumentan el riesgo de mortalidad materno infantil es la hipertensión, una patología que puede dispararse durante el embarazo.
Kabon Kaba Nanga, partera del centro de salud de Gondeye, Chad, junto a su paciente, Kadja, durante una visita prenatal en la nueva sala de partos, atención prenatal y posnatal.
Honorine está embarazada de ocho meses y es su tercera y última visita antes de dar a luz a su cuarto hijo en el centro de salud de Gondeye, Chad.
Sabine Nanga, enfermera, asistente social y coordinadora del programa de formación de parteras y planificación familiar, está junto a Raphael, Bernar y Brahima, enfermeros del Centro de Salud de Koibo, Chad, durante una sesión de capacitación en planificación familiar para hombres sanitarios.
Fátima (al fondo de la imagen) se recupera tras la pérdida de su primer hijo durante el parto en el centro de salud de Boyama, Chad. Su madre y vecinas la acompañan.
Nathalie, comadrona de Hospital Central de Sahr, Chad, asiste a Epifanía durante su parto.
Epifanía, paciente del Hospital Central de Sahr, Chad, sostiene los pies de su hijo recién nacido.

Bajo la institución del matrimonio, las niñas son forzadas a mantener relaciones sexuales con personas adultas, e inician la gestación sin ningún control y acompañamiento sanitario

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