Elena Poniatowska recibe la Medalla Belisario Domínguez

Ricardo Quiroga

Era el reconocimiento que le faltaba. La escritora, periodista y activista Elena Poniatowska Amor (París, 1932) recibió la tarde de este miércoles la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” que entrega el Senado de la República, en una sesión solemne en el edificio de la Antigua Sede del Senado, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Con este reconocimiento, la autora de obras tan fundamentales como “Hasta no verte, Jesús mío” (1969), “La noche de Tlatelolco. Testimonios de historia oral” (1971) o “Tinísima” (1992), y ganadora en el 2013 del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, el máximo galardón para toda una vida consagrada a las letras en nuestra lengua, se convirtió apenas en la novena mujer, pero la primera escritora y periodista cuyo nombre figura en el Muro de Honor en los casi 70 años de existencia del galardón.

La sesión se mantuvo solemne, a la altura de la luminaria condecorada, salvo por un momento en que la senadora Sasil de León Villard, después de ofrecer una reseña de la vida y obra de Poniatowska Amor y destacar su trabajo frente a la máquina de escribir para difundir la voz de las mujeres de la Revolución, las luchas en la calle, los trabajos en su contraste, desde los glamurosos hasta explotados, declaró:

“Aprovecho esta tribuna histórica para condenar enérgicamente que la decisión de la Suprema Corte de Justicia sobre la Guardia Nacional es inverosímil, porque quedaron a la deriva y sin definición 130 mil elementos”.

Foto EE: Cortesía Senado de la República

Por esta declaración, una parte de las y los legisladores ahí presentes comenzaron a abuchear a la presidenta de la Comisión de la Belisario Domínguez mientras ésta daba cierre a su discurso. El presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier, trataba de recuperar el control de la sala, pero de fondo se escuchó a una legisladora gritar: “¡habíamos acordado respetar la sesión solemne. No saben respetar su palabra!”.

Una posibilidad de futuro

Todavía con intercambio de palabras entre legisladoras y legisladores de fondo, el presidente de la Cámara alta solicitó ponerse de pie a los presentes para la entrega de la Medalla de Honor Belisario Domínguez y el diploma correspondiente al año 2022 a Elena Poniatowska Amor.

La distinción fue presentada por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pero impuesta por el propio presidente del Senado. Solo así cambió el barullo por un coordinado grito de “¡Elena, Elena, Elena!”.

Foto EE: Cortesía Senado de la República

Acto seguido, la palabra fue de la también autora de “Lilus Kikus” (1954), “La piel del cielo” (2001) y “Las indómitas” (2016).

Me da tristeza que no nos acompañe el señor presidente de la República porque, tanto mi familia, mis amigos y muchos de los que estamos aquí, lo queremos y no solo lo queremos, lo admiramos”, dijo antes de leer su discurso.

“Los premios son una puerta que se abre de pronto, un regalo, una posibilidad de futuro y un reconocimiento al pasado para los que, como yo, se despiden”, mencionó.

“En la avenida San Juan de Letrán, que así se llamaba el Eje Central, caminé entre personajes populares, amé a los cilindreros, hoy a punto de desaparecer; a la quesadillera a flor de banqueta, a los vendedores de billetes de la lotería, que me decían ‘cómpreme, güerita, cómpreme el cachito, para que se vaya a Europa aunque no me lleve’. Aprendí dichos y pregones y ahora me entristece ya no escucharlos en esquina alguna”.

Acto seguido, «la Poni» mencionó como sus figuras heroicas a Paula Amor, su madre, y Carolina Amor de Fournier, su tía, así como al astrónomo Guillermo Haro, su exesposo, lo mismo que a los doctores Ignacio Chávez, Salvador Zubirán e Ismael Cosío Villegas.

También retomó la figura del poeta, novelista y diplomático Octavio Paz, y de la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, a José Clemente Orozco, Ramón López Velarde, Juan Rulfo, Francisco Toledo, Jaime Sabines, «a Monsi y a Pacheco, y a nuestros grandes luchadores sociales, los Flores Magón, Ricardo, Jesús y Enrique». Así, dio pase para una lúcida lista de decenas de intelectuales, líderes sociales y disidentes que han construido la historia del México en el siglo XX y XXI.

Finalmente, dijo: «recibo la Medalla Belisario Domínguez como una gracia inesperada para la que sólo tengo una palabra, la más hermosa de todas, a pesar de ocupar tan poco espacio; dos sílabas que se dejan caer y son tan frágiles: Gracias (…) gracias a la vida que me ha permitido escribir lo que pienso».

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