En México se trabaja mucho dentro y fuera de casa: panorama del balance vida-trabajo

Ana Karen García

En México la gente trabaja y trabaja mucho. Dentro de sus casas y fuera de ellas. Las mujeres más que los hombres. En total, hay 58 millones de personas con un empleo en el país y la mayoría comparten en común una cosa: la dificultad para balancear su vida personal y su vida laboral.

De hecho, México es el país de la OCDE en el que más trabajadores tienen un horario de trabajo excesivo: 3 de cada 10 laboran más de 48 horas por semana, un nivel que supera incluso el límite establecido por la Ley Federal del Trabajo.

En términos absolutos, esto significa que hay casi 16 millones de mexicanos que trabajan más de ocho horas diarias durante seis días de la semana, por poner un ejemplo, o que trabajan siete horas diarias de lunes a domingo, por poner otro.

Pero los mexicanos no sólo trabajan mucho, además ganan poco. Y pese a los importantes esfuerzos que se han hecho desde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) por incrementar el salario mínimo, la ola inflacionaria ha ejercido presiones sobre el poder adquisitivo de una gran parte de los trabajadores.

Al cierre del 2022, todavía 4 de cada 10 mexicanos registró un ingreso laboral inferior al costo de la canasta básica de alimentos, de acuerdo con cifras del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).

Entonces sí: los mexicanos trabajan mucho; no les alcanza y trabajan más. Y aunque los ingresos y la jornada laboral son sólo algunos de los indicadores para analizar el mundo laboral, son una pista importante para entender por qué el tiempo libre no llega a los trabajadores mexicanos.

Los hombres no tienen tiempo y las mujeres menos

Adicionalmente, los y las trabajadoras terminan sus jornadas de trabajo remunerado y siguen trabajando cuando llegan a sus casas: limpiando, organizando, preparando comida o cuidando a niños y adultos mayores.

Aquí es donde las desigualdades comienzan a interseccionarse, porque si bien, tanto las mujeres como los hombres en México experimentan jornadas laborales excesivas, son las mujeres las que cargan con la mayor parte del trabajo «extra» no pagado que se hace en los hogares.

En México, las mujeres dedican, en promedio, 31 horas semanales al trabajo no remunerado dentro de los hogares, mientras que la media para los hombres se reduce a 12 horas semanales, de acuerdo con cifras del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).

La mitad de las mujeres que trabajan de manera remunerada en México tiene una jornada de entre 35 y 48 horas semanales.

El cruce de estos datos nos refleja una realidad preocupante: al menos la mitad de las mujeres, en promedio, dedican el mismo tiempo a sus trabajos pagados que a las tareas de casa; y contando las horas que dedican al sueño, prácticamente se quedan sin tiempo libre.

Cerrar esta brecha de género es fundamental para avanzar hacia un mercado laboral con trabajadores que tengan un balance positivo entre el trabajo y sus esferas familiares, sociales e individuales.

El bance vida-trabajo más allá del tiempo

La capacidad de balancear la vida con el trabajo no sólo se trata de tener tiempo disponible para usarlo con la familia, en cursos, haciendo ejercicio o yendo a un concierto. También se trata de tener ingresos y acceso efectivo a los derechos laborales.

Uno de los grandes problemas del mercado laboral mexicano es la informalidad, que aleja a más del 50% de los y las trabajadoras de derechos básicos como la seguridad social, el acceso a servicios de salud, vacaciones, aguinaldos o la simple certeza de tener un ingreso laboral seguro.

Y aunque los niveles de desempleo subocupación han bajado significativamente, al tiempo que la creación de empleos formales avanza, esto no necesariamente refleja una mejor calidad laboral.

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