El poder de las mujeres empresarias merece crédito: La brecha de género ya no es operante

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Quizá nos parezca extraño, pero muchas empresarias no tienen acceso a apoyos financieros por el simple hecho de ser mujeres. Lo cierto es que esta es una enorme falta de visión, porque los estudios demuestran que más de 90% de las mujeres cumplen sus compromisos financieros en tiempo y forma, además de caracterizarse por su alto grado de responsabilidad.

Ser más razonables en sus decisiones estratégicas, más empáticas y más comprometidas con la realización de aportaciones de valor a sus comunidades son cualidades distintivas del género femenino, por no hablar de su capacidad para prestar atención a múltiples tareas al mismo tiempo, de su resiliencia, de su flexibilidad y de su disposición para resolver conflictos de muy diversa índole.

Por razones incomprensibles, las instituciones tradicionales suelen ser más accesibles con sus clientes masculinos que con las mujeres empresarias, independientemente de lo interesantes, sólidos y potencialmente rentables que puedan ser sus proyectos, de su historial crediticio, de su trayectoria profesional y de su experiencia.

¿Por qué seguimos creyendo que el mundo de los negocios es y debe seguir siendo preponderantemente masculino? Quizá se deba a cuestiones culturales, prejuicios, discriminación y otros motivos que es preciso dejar al cálido abrigo de la historia, porque ya no son operantes en la actualidad. Tampoco es operante la brecha salarial entre hombres y mujeres profesionistas que desempeñan los mismos cargos y que destaca El Financiero en un artículo de septiembre de 2022.

Por increíble que parezca, esto sigue sucediendo y es una de las razones por las que hasta 60% de las mujeres profesionistas intentan abrir sus propios negocios, en lugar de buscar empleo a cambio de un sueldo insuficiente y en total desventaja con sus colegas masculinos.

Asombrémonos un poco más: según reporta la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE), solo 10% de las compañías mexicanas tiene una mujer a la cabeza, pero la realidad es otra: muchas mujeres empresarias, con el fin de facilitarse la solución para sus necesidades de financiamiento y otros trámites, han optado por incluir hombres en los consejos directivos de sus compañías o por contratar representantes legales masculinos, sean necesarios en su operación diaria o no.

Como cabe esperar, este fenómeno altera las estadísticas ya que, en la realidad, son mujeres las líderes de seis de cada diez empresas nuevas. Este es un dato del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias (CCME), con fecha 5 de julio de 2023, que ya no podemos pasar por alto.

De igual manera, en su mayoría son mujeres quienes toman la decisión de transformar un negocio familiar en una empresa, cuando se dan cuenta de su potencial de crecimiento y dan los pasos necesarios para su formalización. Una vez que lo logran, generan más empleos y se someten a las conocidas obligaciones fiscales, como cualquier otro negocio establecido. Además, motivan a otras mujeres emprendedoras a formalizar sus actividades a través de redes de apoyo mutuo y ecosistemas interoperantes con beneficios expansivos.

Dicho todo lo anterior, ¿por qué el camino de las mujeres empresarias hacia el financiamiento y su acceso a los programas de fomento económico que requieren para expandir sus actividades están tan llenos de obstáculos? Mejor aún, ¿qué puede hacer el sector financiero para revertir esta obsoleta situación e impulsar al sector empresarial femenino con productos y servicios financieros a la medida de sus necesidades?

Consideremos que las instituciones financieras gubernamentales, tradicionales y no tradicionales que persistan en privilegiar a su clientela masculina verán cómo su mercado se reduce gradualmente, porque las mujeres empresarias avanzan con paso firme y se convertirán en clientes leales y permanentes de aquellas entidades que sí les abran las puertas y les ofrezcan la atención profesional que se merecen.

El cumplimiento de los planes de crecimiento económico y de proyección internacional de México depende de la participación de todos los sectores productivos, sin importar el género de las personas que ocupen los puestos directivos. Lo que sí importa es la materialización de ideas rentables, la creación de cadenas productivas de valor verdadero, el impacto positivo en el entorno natural, urbano y humano y el esfuerzo conjunto y sostenido.

Es imposible imaginar el logro de todos estos objetivos sin la participación femenina. Por eso, en DiSí sí damos crédito al poder de las mujeres empresarias.

Claudio Kandel es director general de DiSí Operaciones Empresariales, SAPI de CV SOFOM ENR. Su amplia experiencia en el ámbito financiero internacional ha consolidado su propósito profesional: atender las necesidades de liquidez de los empresarios para impulsar su desarrollo por ser los principales motores de la economía mexicana.

Con más de doce años de presencia en el mercado, DiSí Operaciones Empresariales (www.disioperaciones.com) es una Fintech mexicana que confía en los empresarios y los apoya con factoraje electrónico y crédito simple para que operen sus negocios con bienestar financiero.

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