Las batallas por la educación sexual

Leonardo Bastida

En la víspera del nuevo ciclo escolar, en múltiples medios de comunicación y redes sociales han surgido cuestionamientos a los nuevos libros de texto gratuitos, a distribuirse en las miles de escuelas de nivel básico del país en los próximos días. Diversos argumentos son esgrimidos en contra de estos libros. Desde la posibilidad de errores en sus contenidos hasta la acusación de promover una ideología. Uno de los temas con más revuelo es el de la educación sexual, uno de los ejes centrales de los nuevos programas educativos, próximos a entrar en vigor. 

El debate no es nuevo. Uno de los puntos más discutidos durante la redacción de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en vigor desde el 5 de febrero de 1971, fue el de otorgarle a la educación el carácter de laico. Una medida rechazada ampliamente en su momento, dando pie al surgimiento de la Unión Nacional de Padres de Familia, cuyo principal objetivo era contrarrestar la medida. 

Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, el secretario de educación, Narciso Bassols propuso la creación de un plan socialista de educación, para que los contenidos pedagógicos estuvieran sustentados en evidencia científica. Uno de los temas primordiales dentro del plan era el de la sexualidad “para erradicar tabúes” de las mentes de las nuevas generaciones. La respuesta fue la negación de grupos de padres a llevar a sus hijos a la escuela. No se incluyó el tema de sexualidad en la currícula educativa socialista y Bassols dejó la dependencia.

Casi 40 años transcurrieron para que hubiera otra propuesta similar. Ante los problemas de crecimiento demográfico sin control, Luis Echeverría decretó la inclusión de contenidos sobre sexualidad en la educación básica como parte de un programa nacional de planificación familiar. A pesar de que hubo protestas y quemas públicas de libros de texto en diferentes plazas del país, la medida no fue echada atrás.

Por dos décadas no hubo cambios hasta que durante el salinato se decidió incluir una página sobre el VIH/sida en los libros de texto. Pasarían más de dos décadas hasta que, con motivo de la XVII Conferencia Internacional de Sida, celebrada en la Ciudad de México, el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón promovió la Primera Reunión de Ministros de Salud y Educación, cuyo objetivo era detener el VIH/sida en Latinoamérica y El Caribe en el año 2015. Esto se lograría mediante la impartición de educación sexual integral en las escuelas de la región, lo cual quedó asentado en la Declaración Ministerial “Prevenir con educación”.

En aquel entonces, mientras se daba a conocer la Declaración Ministerial, se prohibía a la Jefatura de Gobierno de la ciudad de México distribuir el libro “Tu futuro en libertad”, en el que se tocaban temas como  el uso del condón, las relaciones sexuales protegidas, el placer y las diferentes formas de amar, la violencia de género, la anticoncepción de emergencia, el aborto y la diversidad sexual.

Durante la elaboración de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, se volvió a negar la posibilidad de que la normativa buscará garantizar la educación sexual así como el acceso a los derechos sexuales y reproductivos. Tiempo después, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que el Estado debe garantizar el nivel más alto posible de salud física y mental para los menores, incluyendo la posibilidad de contar con información suficiente para lograrlo.

Hacia 2015, después de no haberse cumplido con las metas de la Declaratoria Ministerial, el entonces titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño, indicó que se iban a reforzar los contenidos en materia de educación sexual y señaló que estaba en pláticas con la Secretaría de Salud para la elaboración de los nuevos planes y programas de estudio

La respuesta fueron las proclamas de “¡No a la educación sexual en preescolar!”, “No a la incitación para la legitimación de la unión homosexual”, repetidas en múltiples ocasiones en diversos medios de comunicación, redes sociales, y en el semanario Desde la Fe, de la arquidiócesis de México. El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi señaló en diversos espacios de comunicación que el proyecto de la SEP era “información genital y erótica”, además de una perversión del lenguaje porque “se habla del género como si hubiera tantos” y promovía como sexo seguro el control natal y el aborto, el cual, afirmó, es un crimen. Incluso, en redes sociales se distribuyeron algunas notas que afirman que en las escuelas de preescolar se obligará a vestir a los niños de niñas y viceversa. 

A principio de este sexenio, se reformó el artículo 3 de la Constitución Política para establecer que los planes de estudio deberán estar basados en una perspectiva de género y contar con un amplio sustento en las ciencias y en las humanidades a fin de que se impartan múltiples materias, entre ellas, la educación sexual y reproductiva.

A la par, se propuso la creación de un nuevo modelo de escuela mexicana cuyo sustento sea que “la educación esté basada en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva” y que las y los alumnos puedan responder a las necesidades de su entorno comunitario.

La Nueva Escuela Mexicana pretende estar sustentada en los pilares de la inclusión, el pensamiento crítico, la igualdad de género, vida saludable, apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura, artes y experiencias estéticas, así como en cuatro campos formativos: lenguaje; saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedades y de lo humano y lo comunitario.

En este último campo formativo, se hace énfasis en que las personas construyan su identidad personal mediante la exploración de gustos, intereses, necesidades, posibilidades, formas de entender e interactuar en diversos contextos sociales y naturales y conciban la sexualidad como resultado de una construcción cultural conformada por distintas maneras de pensar, representar y entender el cuerpo en su relación con la igualdad de género.

El proyecto, que se espera entre en pilotaje el próximo ciclo escolar, enfatiza que “existen históricamente desigualdades cruzadas, sustentadas en la clase social, la etnia, la sexualidad, la discapacidad, la edad, la nacionalidad y el género, que niegan los derechos de sujetos, grupos o poblaciones enteras”.

En cuanto a la educación sexual, este modelo considera que los derechos sexuales son fundamentales y se requiere estudiar “la construcción de otra manera de vivir la masculinidad, así como las relaciones de pareja, diversas e igualitarias, que posibiliten la erradicación de la violencia de género, así como la construcción de identidades de personas homosexualeslesbianasbisexualestransgénerotransexualesintersexuales y queer, que sean visibles y ejerzan efectivamente sus derechos en la vida pública y privada”.

Aún sin entrar en vigor, decenas de grupos de padres y madres de familia están exigiendo que los libros de texto acompañantes del nuevo modelo educativo no sean distribuidos e impulsan acciones como la recolección de firmas o la interposición de amparos. A través de redes sociales se comparten testimonios de quienes aseguran haber revisado los contenidos y encontraron como una de las tareas a desarrollar, la elaboración de una maqueta del aparato reproductor masculino y la simulación de una eyaculación o una acerca de la menstruación y sus diferentes etapas. El libro en cuestión es el de ciencias naturales de quinto grado, en el cual se aborda el tema de los cambios en el cuerpo a partir de la pubertad y se pretende que el alumnado reflexione sobre los procesos corporales ocurrentes en ese momento de su vida.

Otras notas que pueden interesarte