La mala gestión de las emociones puede detonar el hambre emocional, señala psicóloga de la Nueva Universidad

El trasfondo del hambre emocional es la relación que la persona tiene con la comida, vínculo que se desarrolla desde edades tempranas, apuntó la psicóloga universitaria, la maestra Giselle Gómez Acosta, al explicar que el hambre emocional es un estado en el que los individuos reaccionan a una compulsión por una mala gestión de las emociones.

La docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), expuso que la alimentación está muy relacionada con el estado anímico, es por ello que, la mala gestión de las emociones lleva a los individuos a querer consumir alimentos de manera compulsiva para satisfacer o llenar ese vacío emocional.

“La persona recurre a la comida para sentirse mejor, es un refugio respecto a me siento mal, me siento triste, me siento en estado depresivo yo me refugio en la comida y ojalá fuera comida saludable, pero no, el cerebro asocia inmediatamente comidas grasas, con mucha azúcar porque está relacionado con la dopamina que es el neurotransmisor que se encarga de dar esos micro chispazos para que tengas energía y demás», mencionó.

Señaló que existen diversos factores que causan el hambre emocional como lo es, la relación que creaste desde pequeño con los alimentos, la insatisfacción personal, necesidades deprimidas, estar bajo altos niveles de estrés, problemas en las relaciones interpersonales, ver a la comida como una exclusiva fuente de placer, entre otros.

La especialista en psicología clínica indicó que el individuo con hambre emocional no distingue de sobre si es un apetito real en el que el cuerpo alerte sobre el consumo de alimentos a ciertas horas, sino más bien, se trata de un estímulo inconsciente de comer por compulsión.

“La gran característica del hambre emocional es que las personas se sienten culpables después de comer los alimentos y sobre todo, qué pasa, que el hambre emocional está muy relacionada con el trastorno de la bulimia, de la anorexia nerviosa o crónica por ahí empieza, entonces hay que tener mucho cuidado en cuanto a nuestra rutina del hambre emocional”, dijo.

Respecto a cómo tratar el hambre emocional, la psicóloga recomendó a las personas, primeramente, aceptar que se está comiendo por hambre emocional, a identificar qué situaciones le son detonantes del hambre emocional, dormir lo suficiente, mantenerse hidratado, realizar actividad física, así como buscar ayuda de un psicoterapeuta para aprender a gestionar las emociones.

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