Francia, primer país en consagrar el derecho al aborto en la Constitución

Fran Ruiz

Francia, país de mayoría católica, se convirtió este lunes en el primero del mundo en incluir el derecho al aborto en su Constitución.

Por 780 votos a favor, una mayoría ampliamente superior a los tres quintos requeridos, los senadores y diputados reunidos en sesión extraordinaria han votado consagrar en la ley fundamental la “libertad garantizada” a la interrupción voluntaria del embarazo. En la práctica, implica que el derecho al aborto no puede ser derogado, aunque llegue al poder un gobierno antiabortista. Sólo una nueva reforma constitucional podría tumbar la histórica ley aprobada este lunes.

Al anunciarse el voto, a las el hemiciclo, de izquierda a derecha, ha estallado en un aplauso en pie de más de dos minutos, ilustrando así la importancia de lo aprobado en una ceremonia solemne y emotiva, en el augusto marco de hemiciclo del ala sur del Palacio de Versalles.

Incluso Marine Le Pen, líder de la derecha nacionalista y euroescéptica y aspirante a suceder a Emmanuel Macron en el palacio del Elíseo, votó a favor, aunque criticó las formas. “Esta constitucionalización no nos plantea dificultad particular”, justificó antes de la sesión del Congreso, “pero de ahí a hablar de un día histórico… Es un día que Emmanuel Macron ha organizado para su propia gloria.”

Retroceso en otros países

La histórica aprobación ocurre, además, cuando peligra en otras democracias por el empuje retrógrado de antiabortistas, como los republicanos en Estados Unidos o el nuevo gobernante de Argentina, Javier Milei.

Lo ocurrido en Francia “es una promesa para las mujeres que luchan por todo el mundo por el derecho a disponer de su cuerpo, en Argentina, en Estados Unidos, en Andorra, en Italia, en Hungría, en Polonia”, dijo Mathilde Panot, líder del partido de izquierdas La Francia Insumisa, en una enumeración de países que restringen este derecho o plantean hacerlo.

“¿Acaso Francia va contracorriente? No, está en la vanguardia. Está en su lugar. Es su misión y ahí se la espera”, afirmó la presidenta dela Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, en el discurso de apertura del Congreso, el órgano que reúne a diputados y senadores.

Braun-Pivet, primera mujer que preside un Congreso, añadió: “Basta un instante para caer, para que todo aquello que dábamos por adquirido ya no lo sea. Sí, hemos avanzado, pero nos queda tanto por hacer en el camino hacia la igualdad.”

“¡Qué felicidad! ¡Qué orgullo!”

Tras los discursos de los líderes parlamentarios, el Congreso aprobó modificar el artículo 34 de la Constitución e introducir en él el párrafo siguiente: “La ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada para la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo.”

Es la vigesimoquinta revisión constitucional desde que se fundó la V República en 1956 y la primera desde 2008. La adopción de la reforma requería un mínimo de tres quintas partes de los parlamentarios, umbral que se superó con amplitud. “¡Qué victoria! ¡Qué felicidad! ¡Qué orgullo!”, celebró la senadora socialista Laurence Rossignol.

La interrupción voluntaria del embarazo es legal en Francia desde la adopción de la ley impulsada hace medio siglo por la ministra de centroderecha Simone Veil. La ley goza de un consenso amplio, más allá de las ideologías. Pero siempre podía ocurrir que llegase al poder un Gobierno y una mayoría parlamentaria dispuestos a impugnarlo.

“Nuestras libertades, por esencia, están amenazadas, por esencia son frágiles, por esencia están a la merced de quienes deciden”, dijo en Versalles el primer ministro, Gabriel Attal, tras homenajear el combate feministas de décadas y siglos, desde Olympia de Gouges en la Revolución francesa hasta Simone Veil. “Y, cuando se atacan las libertades de un pueblo, siempre se empieza por las de las mujeres.”

La consagración del aborto en la Constitución de la República Francesa ocurre a cuatro días del Día Internacional de la Mujer.

«No puede ser un derecho»: Vaticano

La Pontificia Academia para la Vida del Vaticano defendió este lunes que «no puede ser un derecho» acabar con una vida humana, en respuesta a la decisión del Senado de Francia de incluir el aborto en la Constitución.

«La Pontificia Academia para la Vida reitera que precisamente en la época de los derechos humanos universales no puede haber un ‘derecho’ a suprimir una vida humana», señala en un comunicado.

La Academia vaticana se dirigió a todos los gobiernos del mundo y todas las religiones para que en esta fase de la historia «la protección de la vida se convierta en una prioridad absoluta, con pasos concretos en favor de la paz y la justicia social, con medidas efectivas para un acceso universal a los recursos, la educación y la salud».

«Las situaciones de vida particulares y los contextos difíciles y dramáticos de nuestro tiempo deben ser afrontados con los instrumentos de una civilización jurídica que mira por encima de todo a la protección de los más débiles y vulnerables», indica.

En este sentido destaca que «la protección de la vida humana es el primer objetivo de la humanidad» y puede desarrollarse únicamente en «un mundo sin conflictos ni heridas, con una ciencia, una tecnología y una industria al servicio de la persona y la hermandad».

«Para la Iglesia católica la defensa de la vida no es una ideología sino una realidad, una realidad humana que involucra a todos los cristianos, precisamente porque son cristianos y humanos», afirma la pontificia academia, parafraseando un discurso del papa Francisco en la audiencia general del 25 de marzo de 2020.

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