Xóchitl Gálvez, una mujer sin complejos: Ivonne Melgar destaca en su libro «Xingona»

Diego Badillo

Este es un libro que permitirá, a quien lo lea, definir, en un país donde todos nos sentimos chingones, qué tanto lo es la candidata de oposición a la presidencia, Xóchitl Gálvez Ruiz. Así describe Ivonne Melgar Navas la biografía política que realizó de la también senadora de la república, titulada “Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo”, que empezó a circular en las librerías del país, bajo el sello de Grijalbo.

En entrevista, la periodista reconocida por sus pares como una de las mejores cronistas en activo, ofrece a El Economista un recorrido por la niñez, juventud y vida adulta de la hoy candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México a la presidencia de la República. Desde que batalló para nacer y al final nació parada, hasta que decidió intentar ser la primer mujer presidenta de México.

Si bien es un recorrido que expone con elocuencia a la hidalguense rebelde que se adscribe indígena otomí, malhablada, ocurrente, desenfadada, terca y sin filtros, también expone su carrera empresarial aceleradamente exitosa, el por qué la miraron o la siguen viendo como una advenediza en la política, su particular forma de operar y tejer acuerdos incluso con gente para la que no era santo de su devoción como, César Augusto Santiago, Javier Cantú, Luis Pazos, incluso Felipe Calderón, hasta sus debilidades para ser presidenta.

No escaparán a la lectura episodios como aquel en el que convenció al entonces secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz para que le regresara su fondo… presupuestal que le había retirado o la forma en que convenció al director de la CFE, Alfredo Elías Ayub para electrificar comunidades indígenas.

-¿Cuál es el objetivo de este libro?

Mi idea era, únicamente recuperar una historia personal que también es una historia colectiva de los sexenios anteriores, de cómo una persona logra llegar a la boleta presidencial.

Con la recuperación de esa biografía política, el libro explica por qué Xóchitl Gálvez es la que estará en la boleta del 2 de junio, después de haber atravesado a México la famosa Marea Rosa.

Dicen que, si en verdad quieres conocer a alguien, tienes que hurgar en su niñez. De la etapa de niñez de Xóchitl Gálvez que tú cuentas en este libro ¿con qué te quedas?: Con la bebé que batalló para nacer y al final nació parada; la hija de un maestro con problemas de alcoholismo, violento y macho; con la niña de las gelatinas; con la cuarta hija de una familia de arrimados por no tener casa; la que conoció Ciudad Universitaria a los 11 años; la que ayudó a tirar a un cacique recitando un poema….

Con esa me quedo. La que más me gustó fue la del poema.

Cuando yo voy a Tepatepec, Eréndira Gálvez, la hermana mayor de Xóchitl, vamos en una camioneta a Dengantzha, a platicar con los primeros indígenas a los que ella ayuda. Y como que se le va. Me cuenta ah, un día ella declamó El Indio del Mezquital.

Y yo: ¡¿qué, queeeé?!

Y pues ya, me puse a buscar el poema, había varias versiones, lo recuperé, y un día le pregunté, ¿cuál de estas versiones es la que tú declamaste? Y empezó a declamarlo, de memoria. Entonces es el que publicamos en el libro. Me gusta mucho esa imagen.

El libro cuenta que en un día de 1979, en la que los vecinos de su comunidad estaban manifestándose en contra del cacique Felipe Contreras, comisario ejidal con más de 40 años en liderazgo, se reunieron en el lienzo charro y ahí declamó aquel poema que en alguno de sus versos dice:

…Indio del Mezquital/ que en los jacales íntimos maduras en tristezas/ desde que surges niño/ (…) Combate, hermano indio, indio del Mezquital./ Está cerca el alivio…

-Ahora, ¿De la etapa de la adolescencia y de juventud, con qué te quedas? Compartes en tu libro, varios episodios, como el de la jovencita que buscaba ganar dinero vendiendo tamales o cosiendo ajeno; la empleada del registro civil; la que le hizo la parada al metro; la del sonsonete de rancho; la telefonista; la estudiante que aprendió a programar; la que entró a trabajar al INEGI; la que manosearon en el Metro; la que lloró en Villa de Cortés; la que durmió en la central camionera, o con algo más. ¿con cuál te quedas, sabiendo que hoy es protagonista de un proceso electoral?

Creo que con la que entra a trabajar al INEGI.

Me traslada a lo que fue mi generación, y saliendo de la universidad o estando, estudiando, buscar un trabajo que te ligara a lo que habías estudiado, era como un indicador de cuánta hambre tenías de ser.

A mí me parece que el haberse incrustado en INEGI, te habla ya, te perfila de una persona pues que no tenía los complejos que podrían haberse pensado por su condición de origen.

-¿De esa parte qué puede indicar que puede ser alguien que pueda solucionar los problemas públicos de este país?

Si esto fuera como si estuviera pintando un mural, el primer brochazo sería cuando (el arquitecto) Pedro Ramírez Vázquez, la invita a que sea parte del grupo que construyó el pabellón México en la Feria de Sevilla.

Me parece que es como una estampa de que tenía la capacidad de ser notada y de ser fichada por un personaje de ese tamaño, a quien le resuelve una situación a la que enfrentaban, cuando se les pierden los materiales de ese pabellón.

Creo que es muy evidente que, como bien la calificó nuestro queridísimo compañero periodista René Delgado, cuando la conoce hace varios años, dice es una naíf: una persona que pronto aprende y que sabe pedir ayuda y auxiliarse de los que saben para solucionar problemas concretos.

Me parece que de eso también se puede tratar una presidencia de la República.

-Ahora pensando de la etapa de empresaria. ¿Qué es lo relevante de esa ingeniera en edificios inteligentes?

Creo que haber seducido, ella usa esa palabra, a un empresariado tan exigente como los judíos, muy pronto en una forma de construir edificios que se estaba dando en ese momento. Eso habla de esa capacidad de interlocución.

Creo que ese fue el golpe, de suerte, porque entra en un nicho difícil, privilegiado, con una expertis que en ese momento era vendible.

-¿Realmente estamos ante una mujer que tiene como causa ayudar a los más desfavorecidos? y ¿qué tan eficiente fue en eso?

Definitivamente creo que es una persona que le gusta ayudar, por la condición del inicio. El libro lo documenta, cómo se acerca al pueblo de Dengantzha (para ayudar a la comunidad).

Creo que Xingona plantea, una forma de entender lo que pudo hacer durante el Foxismo para atender lo que era el encargo que le hizo el presidente, que era pueblos y comunidades originarias y queda documentado que se realizan una serie de obras de infraestructuras y de respuestas de agua, luz, servicios, proyectos productivos, que, de alguna manera, trascienden a lo que ella le había pedido a Vicente Fox que no fuera, que era la de repartir comida para pollitos.

-¿Qué tanto fue suficiente?

Habrá que medirlo con lo que lo recibió y ahí el libro al menos plantea una lista de algunos resultados que podrían compararse después con la importancia que tienen pues esos bienes públicos, para mejorar la vida de las comunidades, respecto de otros enfoques que pueden ser las transferencias directas (como ahora atiende el problema el actual gobierno federal).

De lo que sabrán las personas cuando lean este libro sobre la incursión de Xóchitl Gálvez como la directora de la Oficina de la Presidencia para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, ¿qué no se nos debe escapar de la lectura, si queremos saber cómo resuelve los problemas?

Chingona es un libro que documenta cómo sorteó los obstáculos racistas incluso, ideológicos del partido que estaba gobernando, (Acción Nacional), que tenía mucha reticencia sobre atender pueblos indígenas.

También da cuenta de algo que sus colaboradores insisten, incluido Julio Frenk que fue secretario de Salud con el que trabajó: Una capacidad, que ahí la cuenta Xingona, de sumar a los que parecería que no deberían juntarse o a los que no se juntan para resolver problemas.

Cuentas que le tocó enfrentarse a gente realmente dura como César Augusto Santiago, Javier Cantú, José Gaudencio León, Luis Pazos, incluso a Felipe Calderón y a Josefina Vázquez Mota.

-¿Cómo la viste en esa parte?

Para mí ese es el punto central.

Para mí éste es el hilo conductor que explica por qué es Xóchitl y no otra persona la que está en la boleta del 2 de junio. La capacidad que tuvo de resistir la línea, la imposición que es la característica en México de la política.

Y creo que por eso La Marea Rosa la lleva y sin Marea Rosa no hubiera habido Xóchitl Gálvez en la boleta.

-La pregunta que estuvo en el aire cuando se dio a conocer que buscaría la postulación era si Xóchitl Gálvez fue postulada por la presión ciudadana que obligó a los partidos a hacer la suya o porque empresarios decidieron apoyarla. ¿Qué me dices de eso?

Es una pregunta que, en el caso de mi libro Xingona, tendrá respuestas sólo en el sentido del perfil. Es decir, si fueron unos u otros los que la eligieron, ciudadanos con poder adquisitivo o ciudadanos sólo de a pie, lo que me queda claro es que la eligen porque justamente ha librado la tensión que es una característica en su campaña hoy mismo entre partidocracia y representación ciudadana opositora.

Lo que yo creo es que, como no tenía cadáveres en en el closet, de lo que había sido la partidocracia tan golpeada con éxito desde Palacio Nacional, pues resulta el perfil idóneo para estar en la boleta y ahí en el libro tú vas a encontrar las batallas algunas ganadas, otras perdidas, que ha tenido con los altos mandos de las cúpulas partidistas, sea cuando fue funcionaria foxista, cuando aspiró a la gubernatura de Hidalgo, que la dejan sola y que hacen acuerdos por arriba y al margen de ella y, por supuesto, cuando fue alcaldesa.

-¿Cuáles son las mayores fortalezas y debilidades de Xóchitl Gálvez para un carpo como el de presidenta?

La debilidad, es que no sabe actuar y cuando tú no sabes actuar en la política yo creo que, sí tienes un talón de Aquiles, porque se le nota mucho la incomodidad, la molestia y varios de los grandes personajes que han ejercido el poder con éxito lo han hecho gracias a su capacidad de simular.

Y la fortaleza, definitivamente es que sabe sumar y esto que lo ha dicho que es ideológicamente daltónica y políticamente daltónica.

En el libro queda totalmente demostrado que, si ella considera que X Rojo es mejor aspirante para la Secretaría de Gobernación que Y Azul, pues lo va a poner aunque los azules pataleen.

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