Feminicidios en Sinaloa, entre el odio y la impunidad

Existen en el amplio panorama social crímenes que laceran y cimbran los sentidos de los pueblos, y que impactan en demasía a las diferentes clases sociales, aberrantes hechos que en la actualidad han adquirido uno cotidianidad alarmante, la violencia latente en la que se encuentra sumidad nuestra sociedad, desintegra cada día mas los valores cívicos y éticos de antaño.

De estos actos tan reprobables resaltan aquellos que se suscitan por razones de género, los feminicidios en el país y sobre todo en el estado de Sinaloa, se han convertido en un mal que aqueja y afecta cada vez a mas ciudadanas, las cuales en casi la mayoría de las ocasiones su único error, es el de haber sido concebidas bajo el sexo femenino.

Según el Observatorio Nacional de Feminicidios en el estado de Sinaloa, los homicidios de forma violenta contra mujeres se ha incrementado en un 110%, a decir por la diputada local del Partido Sinaloense (PAS) María del Rosario Sánchez, actualmente suman 358, advirtiendo que cada día el número aumenta, asegurando que hasta hoy de la cifra total, 68 son niñas adolescentes y jóvenes de hasta 20 años de edad, 108 son las mujeres de 21 a 30 años; 81 mujeres de 31 a 40 años de edad; 49 son mujeres entre los 41 y 50 años, además de 34 mujeres asesinadas mayores de 51 años, Sobre la urgente alerta de género la diputada declara, “sería de gran impacto que esta sexagésima primera legislatura retomara la experiencia del Estado de México, y con datos objetivos en la mano consideráramos de manera seria y responsable, solicitar al gobierno del estado, que declare la Alerta de Género en nuestra entidad, lo cual permitirá hacernos de mejores condiciones para atender este tipo de violencia”.

Uno de los casos más indignante es el brutal asesinato de la activista social Sandra Luz Hernández, la cual había levantado la voz en la búsqueda de su hijo desparecido en 2012, la particularidad del caso y que ha indignado a toda la sociedad sinaloense es que a pesar de que el joven laboraba en la procuraduría del estado, la indiferencia gubernamental fue tal que ocasionó que fuera la propia madre del desaparecido la que hiciera las investigaciones al grado de ser ella quien facilitara las pistas para dar con los captores de su hijo, encontrando por el contrario una burocracia en las instituciones policiacas al grado de enfrentarse verbalmente con el procurador de justicia, después de que este le afirmara en tono de enojo que no podían buscar a su hijo de la manera que ella lo exigía puesto que el muchacho era un delincuente, a lo que la respuesta inmediata fue,¿ y usted acostumbra darle trabajo en la procuraduría a delincuentes?.

En julio de 2013 Karla Contreras, de 19 años y reina de belleza de la Facultad de Contabilidad y Administración de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), fue muerta a balazos, cuando conducía una camioneta de lujo marca Cadillac, placas VMX9677, en la colonia Las Quintas, en Culiacán. Y en En noviembre del 2012, en un enfrentamiento entre el Ejército y un grupo armado, en el municipio de Mocorito, la reina de la Belleza Sinaloa 2012, María Susana Flores Gamez, perdió la vida. Según las investigaciones, la modelo y reina de belleza, de 20 años y con residencia en la ciudad de Guamúchil, acompañaba al grupo delictivo.

Las buchonas en Sinaloa, entre la belleza y la denigracion

Hoy en día es posible observar un fenómeno que cada vez tiene mayor difusión entre la narcocultura del norte del país. Se trata del Movimiento Alterado, que inició como una corriente musical en Culiacán, Sinaloa, que exaltaba con corridos la vida lujosa y llena de peligros de los narcotraficantes. Dentro de este movimiento, se incluyen las buchonas, chicas jóvenes, generalmente muy guapas, amantes de las fiestas “locas” y lo estrafalario: ropa y accesorios con emblemas de diseñador, uñas acrílicas decoradas con el rostro de Malverde y hojas de marihuana, maquillaje de reina de la noche y zapatos por demás costosos.

El término de “buchona” proviene de “buchón”, el término peyorativo con el que en otros tiempos se denominaba a los cultivadores de amapola de la Sierra de Badiraguato, Sinaloa, quienes solían enfermarse de bocio (lo que les provocaba una inflamación de la tiroides, o el “buche”) por la alta concentración de minerales en el agua de la región, y que hoy, la narcocultura ha acogido como propio y le ha dado una connotación distinta. El buchón no necesariamente es narco, quizás más bien aspira a serlo, pero se identifica con la narcocultura y el Movimiento Alterado: llevan botas texanas, cinto piteado y camisa de la Virgen de Guadalupe, aunque los más jóvenes favorecen la moda “junior”, de mocasines de piel, relojes de oro y polos de Ralph Lauren. La buchona es su versión femenina, y así como éstos deben de atenerse a su papel de “machos”, ellas toman un rol femenino tradicional, a la espera de la conquista del “galán buchón”.

Estas jóvenes han encontrado en la venta denigrante de su cuerpo, la forma de alcanzar lujos y una forma de vida extravagante a la cual nunca pudieran aspirar bajo el largo recorrido de una vida laboral, y que sumado a las casi nulas oportunidades de desarrollo que existen en el estado, lanza a estas féminas a los brazos de el narcotraficante en turno, aun a pesar de saber que su vida corre peligro ya que al ser valoradas como un objeto de exhibición, su uso y trato respetuoso caduca junto con sus atributos físicos, culminando su vida de glamour generalmente en atroces homicidios.

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