Video: Cómo se vive la maternidad dentro de la cárcel

Alejandra está sentenciada a 50 años de cárcel por el delito de secuestro y apenas ha pagado 14, tres de los cuales los ha vivido en compañía de su hija Lucero, quien llegó a este mundo tras las rejas por decisión de su propia madre.

Sí, mi realidad es dura porque estoy en lugar difícil, pero ella hace que este lugar sea llevadero, que esté lleno de amor y que yo tenga esa emoción en mi corazón de despertar todos los días y decir gracias Dios, porque estoy en un lugar difícil, pero tengo a una muñeca preciosa que me dice mamá te amo y sales completamente de este lugar. Yo con ella no estoy dentro de este lugar”, asegura.

Esta mujer es una de las que aseguran que el amor a un hijo todo lo puede, lo salva y lo cura aunque sea en prisión.

Me preparé para eso física y psicológicamente y ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, tener un bebé dentro de este lugar”.

Su rutina es aparentemente normal, la baña, la arregla y la trae a la escuela.

Asegura que dentro del reclusorio ha aprendido a ser madre de tiempo completo, las celdas donde viven las comparten con otras mamás, entre todas las adaptan para que sus hijos estén lo mejor posible.

Tener un bebé implica tener muchas cosas más la tina, carriola, andadera y demás, vivimos tres personas por estancia y procuramos que las que vivimos ahí esté siempre limpio, que esté bonito”.

Alejandra asegura que, aunque su hija no conozca la calle, conoce lo más importante, el amor.

Yo creo que sí es una niña completamente feliz, el haber cometido un error en tu adolescencia, como fue mi caso, no me exonera de ser una buena madre y de amar profundamente a mi hija”.

Según el INEGI, en México viven 549 niños con sus madres dentro de algunos de los centros penitenciarios del país, quienes por ley tras cumplir los seis años de edad, tienen que salir de reclusión para continuar su vida en el exterior.

Tal es el caso de la hija de Georgina, quien el próximo 8 de diciembre se marcha, lo cual implica un duelo duro e inevitable para ella.

Todavía no se va y ya la extraño, la veo y me pongo a llorar, la observo dormida. Melancolía como ya prácticamente se acerca la fecha que se va, pues eso”.

La situación genera opiniones encontradas, hay quienes dicen que es un acto egoísta traer a un bebé dentro de la cárcel, pero otros, apoyan la libertad que tienen las mujeres de decidir ser madres, siempre y cuando se les respete y los quieran.

Asimismo, hay quienes señalan que los utilizan como una herramienta para tener mejores condiciones dentro del penal, porque la alimentación es mejor, hay celdas más amplias y evitan el traslado a un penal de máxima seguridad.

VOLVER A LA SOLEDAD TRAS LA SEPARACIÓN
Actualmente son 81 madres las que tienen a sus pequeños dentro del reclusorio, aunque también está la otra cara de la moneda, madres que se tuvieron que separar de sus pequeños tras cumplir los seis años de edad.

Matilda fue sentenciada por traficar drogas, tras siete años de estar recluida, decidió embarazarse en una visita conyugal.

Sabes que al embarazarte vas a tener a alguien con quien compartir, y la llegada de mi hija para mí, fue algo de consuelo de cambio a mi vida”.

Lo difícil fue la separación, tomó diversos cursos de desapego y terapias para lograr explicar la situación.

Tú ya no puedes seguir aquí, ya tienes que salir afuera a la escuela, mamá te quiere mucho, échale ganas, esfuérzate, se valiente, yo nunca te voy a dejar, siempre vamos a estar juntas, aunque nos separe una distancia”.

Recuerda que el último día que estuvieron juntas le prometió a su hija “No nos vamos a separar, aunque tu estés allá, siempre vamos a estar juntas, porque yo te quiero con todo mi corazón, te llevo muy dentro de mi ser”.

Hoy Naomi vive en una casa hogar y visita una vez al mes a su madre.

El mismo dolor y la impotencia es compartida por muchas internas.

Es una soledad inmensa la que se siente, ya no tienes a tus hijos aquí, es volver a vivir la realidad, saber que estamos en reclusión”, externa Victoria Jaramillo, quien fue sentenciada por delincuencia organizada.

El tiempo ha pasado y su hija ya va en cuarto de primaria. Vive con su padre, quien esporádicamente le da permiso de visitarla dentro del penal.

Sabes que te amo, que deseo estar contigo allá afuera, que no me voy a dar por vencida y voy a luchar hasta tener mi libertad”.

https://www.youtube.com/watch?v=XltFo5WvskY

Publicado en Excélsior

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