Las duras desigualdades que enfrentan las madres en el mercado laboral

Javier Forero Ortiz

Tener hijos es para las mujeres, desde el punto de vista laboral, un duro golpe. No solo afecta de manera notoria su salario, sino sus probabilidades futuras en el mercado laboral.

El censo 2018, el más reciente realizado, mostró que el porcentaje de mujeres en educación superior subió del 7,7 en 2005 al 36,5 por ciento en 2018. No obstante, aún persiste el rezago de participación de la mujer en dicho mercado. Esto sucede en gran medida por un hecho que podría ser insólito: la posibilidad de ser madres.

Un estudio de la Universidad de Medellín muestra que las madres en Latinoamérica ganan en promedio 13 por ciento menos que las no madres; este diferencial se amplía al 21 por ciento cuando la madre tiene niños menores de cinco años.

Lo anterior se explica –dice el estudio– porque como la mayor parte de la crianza de los hijos recae en las mujeres, «estas deben realizar una compensación entre el tiempo dedicado a su empleo y a su familia, perdiendo capacidades laborales tales como la educación, la experiencia y el saber hacer».

De acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Dane, las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a las labores del hogar. Ellas dedican 25,7 horas a la semana, mientras que los hombres lo hacen 10,6 horas.

Horas semanales mujeres vs hombres

Horas semanales dedicadas al cuidado del hogar de mujeres y hombresFoto:

Dane

Pero el tema es aún más complejo, pues el castigo no es solo salarial, sino de menos posibilidades en el mercado laboral. Así lo demuestra un informe elaborado por el Banco de la República en 2018.

Usando los registros de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (Pila), la entidad investigó las dinámicas de empleo de una población de mujeres jóvenes que tenían trabajos formales y tomaron licencias de maternidad.

«Los resultados indican que las licencias protegen el empleo de las madres en el corto plazo. Sin embargo, a largo plazo sí disminuyó la probabilidad de reengancharse en nuevos trabajos e incrementó la probabilidad de abandonar la formalidad«, dice el documento del Banco de la República.

Según indicaron las investigadoras de la Universidad de los Andes Liliana Olarte y Ximena Peña, las mujeres con hijos y que trabajan se ubican con mayor frecuencia en empleos donde ellas son su propio empleador, o donde están a cargo de un negocio o empresa siendo el empleador principal y, por el contrario, trabajan en una menor proporción en la empresa privada.

Hay una contradicción entre los nuevos discursos y las viejas prácticas

«También tienden a emplearse en mayor proporción en empleos más informales (por ejemplo),  en empleos que les permiten autoemplearse como no profesionales
y en trabajos donde no se cotiza para pensión y salud»
, expresaron las investigadoras.

No obstante constituir la mayoría de la población, para las mujeres la tasa de desempleo es del 12,6 por ciento, mientras que la de los hombres es de 9,6 por ciento, según el Dane.

«Hay una contradicción entre los nuevos discursos y las viejas prácticas. El hecho de
exigir pruebas de embarazo o preguntar sobre el número de hijos en una entrevista

muestra que el mercado aún entiende que el rol de la mujer es de cuidado del hogar», aseguró Beatriz Mora, socióloga de la Universidad Nacional. 

Para tratar de revertir esta situación, en el Congreso se encuentra radicado un proyecto que busca que el tiempo de licencia se pueda dividir entre el padre y la madre, con el fin de que los hombres también participen en la crianza de sus hijos, al igual que para acabar con la discriminación laboral contra mujeres en edad reproductiva.

La iniciativa, impulsada por los congresistas Juanita Goebertus y José Daniel López, fue radicada en agosto del año pasado, pero aún no ha recibido su primer debate en el Congreso. 

Publicado en El Tiempo

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