El gobierno federal va por el sistema nacional de cuidados; Inmujeres por encabezarlo

Blanca Juárez

“Transitar hacia sociedades cuidadoras”. Lo que plantea Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), es en realidad un cambio civilizatorio que por un lugar debe comenzar: el sistema nacional de cuidados. Desde el gobierno federal se está impulsado la creación de este proyecto en ciernes, del cual “Inmujeres tendría que ser la gran articuladora”, sostiene en entrevista.

En noviembre, la Cámara de Diputados elevó a rango constitucional el derecho a cuidar y a recibir cuidado. Y, pensando en las mujeres, también el derecho a que todas las personas tienen derecho al tiempo propio. Además, mandata la creación de la ley del sistema nacional de cuidados (SNC). La minuta espera en el Senado para ser aprobada.

Alguna vez, cuenta Nadine Gasman en entrevista, desde la Secretaría de Hacienda le preguntaron qué se podía hacer para incorporar a más mujeres al mercado laboral. “Crear un sistema nacional de cuidados”, respondió de inmediato.

Más de 21 millones de mujeres en México no pueden buscar empleo porque ya están ocupadas en casa cuidando de alguien, pero sin recibir un ingreso por ello, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

A nivel nacional, ellas aportan el 75% del trabajo del hogar y de cuidados no remunerado. El valor económico que el Inegi calcula para esas tareas equivale a 5.6 billones de pesos, de los cuales mujeres y niñas generan el 74 por ciento.

No obstante, sólo el 42% de las mujeres tiene un trabajo remunerado, frente a 72% de los hombres, según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

En el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador “ha habido gran apertura siempre sobre el tema de cuidados, especialmente vinculado a la baja participación de las mujeres en el mercado laboral”, dice la funcionaria.

Pero la visión que propone Nadine Gasman, desde su militancia feminista, va más allá. La pandemia de covid-19 mostró de manera clara lo que los movimientos feministas insistían hace décadas, dice, “que el sostén de la vida está en manos de las mujeres y no sólo por la reproducción, sino para el funcionamiento de la sociedad, la economía y el bienestar. Es urgente reconocerlo como lo que es: trabajo”.

Luego, agrega, transitar a sociedades que cuidan. Que cuidan de las personas, del medio ambiente, de animales.

¿Qué es un sistema nacional de cuidados?

El SNC “es la articulación de las políticas, programas y servicios para cuidar a las personas”, pues todas requerimos de cuidado a lo largo de nuestras vidas, explica. No sólo involucra

Contar con un instrumento de este tipo promovería la igualdad, liberaría el tiempo de las mujeres y crearía oportunidades económicas, enumera. Y si Inmujeres es la instancia rectora de la política pública para la igualdad de género, tendría que ser la encargada de articularlo, apunta.

El sistema también servirá para prevenir la violencia contra las mujeres, pues “las sociedades que cuidan son menos violentas”. La hoja de ruta para echarlo a andar será: “Reconocer, redistribuir y retribuir los cuidados”.

En el camino para que se convierta en ley vamos a medias. En la anterior legislatura diputadas feministas como Wendy Briceño (Morena) y Martha Tagle (Movimiento Ciudadano) lograron que la reforma a los artículos 4º y 73 de la Constitución fuera aprobadA por el pleno. Falta el Senado.

Es un tema visto como familiar, o peor, como competencia única de las mujeres y niñas, así que legisladoras e Inmujeres han hecho labor de información y convencimiento, primero, en el Congreso.

El tema debe ser incluido en las discusiones presupuestales, dice, “visibilizarlo, ir trabajándolo en la medida que el sistema se apruebe y articule”.

¿Gasto o inversión?

La pregunta obligada, reconoce, es cuánto dinero costará. Relativamente poco, afirma; para el cuidado de la infancia, aproximadamente 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB) y para personas mayores, 0.09 por ciento. “Pero los retornos fiscales y de creación de empleos la convierte en una inversión inteligente”.

Sin embargo, antes de pensar en el gasto público, advierte, “hay que ordenar y usar bien los recursos que tiene México en materia de cuidados”, por ejemplo, en el IMSS, en el ISSSTE y en los programas prioritarios, como los apoyos para madres trabajadoras. “Incluso los semilleros de cultura son espacios de cuidado para niñas, niños y adolescentes”.

Con el tiempo sí habrá que aumentar la inversión, concede. Y la iniciativa privada tendrá que hacerlo igualmente. “Es responsabilidad de las empresas implementar políticas de flexibilidad, licencias parentales, apoyos para guarderías, tiempo para acudir a los servicios médicos y escolares”, expresa. También en esa inversión hay un retorno, porque las compañías “mejoran su producción y competitividad”.

Nadine Gasman quiere sacar este tema de lo privado y llevarlo a lo social, incluso a nivel internacional. A propuesta del Inmujeres, 10 países han creado la Alianza Global de Cuidados y se están sumando más, informa. Francia, Argentina, Canadá, Suiza y España son algunos de los que ya forman parte.

“Es una plataforma colaborativa para el intercambio de experiencias, de abogacía nacional e internacional y de promoción de campañas para eliminar los estereotipos de género, una de las más grandes barreras”, detalla.

En suma, dice desde el piso 13 del Inmujeres, es un cambio civilizatorio, “radical, feminista”.

Publicado en El Economista

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