Carlos Valle Saracho
Un comentario apegado a la equidad con perspectiva de género. Dónde la equidad entre las féminas y barones es la igualdad, el respeto es y debe ser de ida y vuelta
En el mundo mundano de cristianos y cristianas débiles de fé y pensamiento, se cae en ocasiones en la «seducción» de la perversidad, desviando el camino al igual que la mujer que traiciona al buen marido a cambio de placeres pasajeros.
Hoy me lamento mucho saber que Carla Corrales, abandona de manera no muy clara, pero con discurso que más de excusarse de manera honesta y transparente, deja a la imaginación mucho qué pensar. Se va de lo que fue su casa: el PAS.
La ingratitud y deslealtad presente en su mensaje de retirada y queda plasmado para la historia lo poco o nada agradecida de la señora hacia con el PAS y más aún con Héctor Melesio Cuén Ojeda, porque Carla Corrales no es nadie, no hubiese sido lo que fué, sola y sin el apoyo del partido y de Cuén: dos veces presidenta municipal de Cosalá, Sinaloa.
Y como las que abandonan su casa, marido e hijos, simplemente dijo me voy…
En el PAS somos muchos y no hace falta quien se va, mejor pero de esa magnitud de traición, es el tamaño del cuidado que tendrá el que la convenció, pues quien traiciona aquí traicionará allá.
Ese es mi punto de vista de las personas malagradecidas y mal nacidas. Le duela a quien le duela, he dicho.
