¿Eres tu peor enemigo?

Lyz Escalante

Porque hay momentos en la vida donde debemos poner a prueba nuestras creencias, hoy me levanté consciente de una nueva creencia limitante que venía acompañándome desde que nació mi negocio y se terminó en esta semana: creía que es muy difícil lograr que mis colaboradores sean autosuficientes, que “siempre” dependerán de mí, que no pueden tomar decisiones con la responsabilidad que yo deseo o que lo que hacen me gusta, pero no me encanta. Es decir, siempre espero más de ellos de lo que dan a la empresa.

Siendo honestos, toda la vida está influida por la mezcla de creencias potenciadoras y limitantes que están en lo más profundo de nuestra mente.

¿Qué son las creencias? Son asociaciones mentales entre conceptos y significados, ideas asumidas como ciertas respecto al mundo, a la vida o a uno mismo; las causas de tus resultados en la vida. Este artículo, por ejemplo, está basado evidentemente en mi propia vivencia respecto a mis creencias –concepto de los principios del coaching–.

Estaba convencida de que jamás pondría trabajar de forma independiente, porque cuando era niña mis padres, siendo abogados, tenían altos niveles de volatilidad financiera, lo que nos mantenía en una situación económica desequilibrada, por lo que de niña juré que jamás sería independiente, trabajaría en la seguridad de la vida corporativa para siempre tener dinero “seguro”. Pero la vida da muchas vueltas y, tras un despido, me vi obligada a cambiar mis creencias limitantes por potenciadoras y pasar de la vida corporativa al emprendimiento –claro está que sin estar preparada–.

Las creencias limitantes son pensamientos negativos que una persona tiene acerca de sí misma, de los demás o del mundo que la rodea. Estas creencias pueden estar tan arraigadas en la mente que a menudo se aceptan como verdades absolutas, sin cuestionar su validez o su efecto en la vida de la persona.

Este tipo de creencias se van arraigando en nuestra vida desde la infancia hasta la adultez. Generalmente están asociadas con la experiencia de vida. Justificamos su existencia porque a través de ellas hemos sobrevivido, hemos alcanzado el éxito; nos han dado valor personal, nos dan respeto hacia otros. Es decir, todo aquello que creemos y que nos ha llevado hasta donde estamos o bien, nos han limitado y por esta razón no hemos logrado aquello que anhelamos.

Las creencias que tienen más impacto en el desarrollo de la vida profesional son las creencias fundamentales, que son la más profundas y arraigadas que tiene una persona sobre el mundo y sobre sí misma; pueden ser tanto conscientes como inconscientes. Algunos ejemplos pueden ser:

  • Creencia en la justicia: la creencia de que el mundo es justo y que las personas reciben lo que se merecen en función de su comportamiento y acciones.
  • Creencia en la bondad humana: la creencia de que la mayoría de las personas son inherentemente buenas y que sus acciones reflejan esa bondad.
  • Creencia en la autonomía: la creencia de que uno tiene el control sobre su propia vida y es responsable de sus propias decisiones y acciones.
  • Creencia en la omnipotencia: la creencia de que uno tiene el poder de controlar todo en su vida, incluso aquellos aspectos que están fuera de su control.
  • Creencia en la inferioridad: la creencia de que uno es inferior a los demás y no merece amor, respeto o éxito.
  • Creencia en la superioridad: la creencia de que uno es superior a los demás y merece un trato especial o privilegios especiales.
  • Creencia en la seguridad: la creencia de que el mundo es un lugar seguro y predecible.

Creencias limitantes y autosabotaje

Las creencias limitantes pueden manifestarse en forma de autocrítica excesiva, miedo al fracaso, falta de autoconfianza, autoestima baja y una actitud negativa hacia uno mismo y hacia la vida en general. Al creer que uno es incapaz de hacer algo o que no es lo suficientemente bueno, se establece una barrera mental que impide que la persona explore nuevas posibilidades y tome riesgos para el crecimiento personal y profesional.

Esta actitud negativa puede resultar en una forma de autosabotaje, donde la persona no logra salir de su zona de confort para lograr nuevas metas por temor a fracasar o por la creencia de que no es lo suficientemente buena para lograr el éxito. La creencia limitante puede incluso llegar a ser una profecía autocumplida, pues como uno no asume mayores riesgos para lograr objetivos más ambiciosos, uno no tiene éxito y esto refuerza la creencia limitante.

En resumen, las creencias limitantes pueden llevar a la autodestrucción y a menudo actúan como una barrera que impide que una persona alcance su verdadero potencial. Es importante identificar y cuestionar estas creencias negativas para poder superarlas y lograr una actitud más positiva y constructiva hacia la vida y hacia uno mismo.

A continuación, 10 recomendaciones para lograr que las creencias personales no se conviertan en una forma de autosabotaje:

  1. Reconócelas: lo primero que debes hacer para combatir tus creencias limitantes es identificarlas. Haz una lista de las creencias que tienes sobre ti mismo, tus habilidades y tus limitaciones.
  2. Cuestiónalas: una vez que hayas identificado tus creencias limitantes, cuestiónate si son realmente ciertas o si son simplemente suposiciones que estás haciendo de ti mismo.
  3. Busca evidencias: una vez que hayas cuestionado tus creencias limitantes, busca evidencias que las desmientan. Piensa en momentos en los que has sido capaz de superar situaciones difíciles o en los que has logrado cosas que creías imposibles.
  4. Rodéate de personas positivas: ser intencional en la decisión de rodearte de personas positivas y motivadoras puede ser muy útil para superar tus creencias limitantes. Estas personas pueden ayudarte a ver las cosas desde una perspectiva diferente y darte el impulso que necesitas para seguir adelante.
  5. Practica la gratitud: enfócate en las cosas buenas que tienes en tu vida y agradece por ellas. Esto te ayudará a tener una actitud más positiva y atraer más cosas positivas a tu vida.
  6. Visualiza el éxito: proyecta cómo sería tu vida si no tuvieras tus creencias limitantes. Imagina que ya has alcanzado tus objetivos y siente la alegría y la satisfacción que eso te produce.
  7. Haz pequeños cambios: empieza de a poco con cambios que te permitan avanzar hacia tus objetivos. No tienes que hacer grandes cambios de la noche a la mañana, pero sí pequeñas acciones que te acerquen a tus metas.
  8. Aprende de tus errores: en lugar de culparte por tus errores, aprende de ellos y úsalos como una oportunidad para crecer y mejorar.
  9. Sé amable contigo mismo: trata de ser amable contigo mismo y date permiso para cometer errores. Recuerda que nadie es perfecto y que todos cometemos errores.
  10. Celebra tus logros: finalmente, celebra tus logros, por pequeños que sean. Reconoce tus esfuerzos y valora cada paso que das hacia tus objetivos.

¡Deja de ser tu propio enemigo y pon fecha de caducidad a tus creencias limitantes y da paso a las creencias potenciadoras!

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