Hugo López-Gatell; entre soberbia e indolencia

David Ordaz

Hace unos días, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, participó en el evento: “Recuperación de lo Público en Salud y Bienestar”, en el Faro Recreativo y Cultural Iztacalco, donde decenas de manifestantes irrumpieron en el recinto para protestar y denunciar por el desabasto de fármacos en tratamientos de padecimientos psiquiátricos y neurológicos desde hace varios meses.

“Cofepris-Psicofarma exigimos solución al desabasto de medicamentos psiquiátricos y neurológicos. La atención a la salud mental es un derecho humano”, se leía en la manta que uno de los manifestantes.

En respuesta, el funcionario expresó su inconformidad por la forma en que interrumpieron su presentación y los acusó de opacar otros temas.

“El tema de ustedes, por importante y legítimo que es, opaca el tema de la señora que está allí, de la señora que está allá, del señor que está allá, quieren decir que ustedes están arrogando la representatividad de todo mundo y eso no lo considero justo”, dijo.

Foto: Cuartoscuro

Las protestas por la escasez de medicamentos lo persiguen desde que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) suspendió dos plantas de la farmacéutica Psicofarma por presuntas irregularidades en la producción.

Al respecto, el colectivo Cero Desabasto dio a conocer su informe Radiografía del Abasto de Medicamentos en México 2022, donde se revela que las instituciones públicas de salud dejaron de surtir 15.2 millones de recetas, más de 12 millones por parte del IMSS, un millón más en los Servicios de Salud de Pemex y casi 800,000 en el ISSSTE y cifra similar en servicios de salud de Sedena y Secretaría de Marina.

Un par de días después, López-Gatell fue cuestionado por medios de comunicación sobre la “estrategia” para hacer frente a la pandemia de COVID-19 que, de acuerdo con la Secretaría de Salud se estima en 300,000 muertes pero datos de la Organización Mundial de la Salud alcanzan más de 620,000 y previsiones de las muertes no contabilizadas oficialmente superarían los 800,000 fallecimientos.

Foto: Cuartoscuro

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), reveló que México fue el tercer país con el mayor exceso de mortalidad en América Latina y el Caribe durante los primeros años de la pandemia y dejó rezagos en infraestructura y personal médico y mantuvo la prevalencia de enfermedades crónicas como diabetes, obesidad e hipertensión.

Hace dos años, en plena pandemia de COVID-19, escribíamos que no eran buenos tiempos para Hugo López-Gatell. Encumbrado por Andrés Manuel López Obrador, el súper poderoso subsecretario de Salud recibía manotazos desde Palacio Nacional cuando fue increpado en varias ocasiones por la estrategia para combatir la tercera ola de la pandemia. El otrora súper funcionario se vio arrinconado y con su peculiar forma de responder, habló sin decir nada.

La entonces jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard, se lanzaron contra él. La primera señaló el lento avance en el Plan Nacional de Vacunación y la falta de ética por tener ‘guardadas’ más de 20 millones de dosis en un momento donde 21 de los 56 hospitales COVID habilitados en la Ciudad de México tenían entre el 80 y 90% de saturación y 11 más ya tienen una ocupación del 100% en camas generales, de acuerdo con el Sistema de Información de la Red IRAG.

Por su parte, Ebrard explicó que la fallida estrategia contra la pandemia impactó en la relación con Estados Unidos, pues las negociaciones para reabrir la frontera se habían complicado ante la duda de su eficacia y la aplicación de vacunas que no están autorizadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense.

Marcado por su estilo ‘cantinflesco’, donde habla y habla y no dice nada, dos frases fueron las que determinaron el rumbo de la confianza en él: “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros” y “los cubrebocas dan una falsa sensación de seguridad (…) son una forma innecesaria como mecanismo de protección que no tiene una fuerte evidencia científica”.

Lo cierto es que el autonombrado ‘técnico’, decidió no establecer medidas extraordinarias de aislamiento hasta que el país se estableciera en la fase 2 de la propagación del virus. Según él, debido a que dichas medidas eran recomendaciones internacionales basadas en evidencia científica y meramente técnica.

Posteriormente, ya con un escenario catastrófico y en el afán de apuntar a los responsables de la fallida estrategia, López Obrador optó por señalar al secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien quedó como florero desde el inicio de la pandemia. En su oportunidad, “la eminencia” (como lo llegó a llamar) levantó la voz y reclamó que lo hayan dejado a un lado cuando su experiencia era más que necesaria en un momento como este.

Sin recriminar para no afectarlo, el secretario dejó ver que se empoderó demasiado a su pupilo.

Lo cierto es que el propio López Obrador se colocó en una posición donde lo sensato sería mover a López-Gatell de su gabinete, pero, sabemos, no lo hizo ni lo hará por una muy simple razón: López Obrador jamás admitirá una equivocación, él es el presidente y el presidente no se equivoca, él es el Estado y es el pueblo.

Foto: Cuartoscuro

Las razones para que López-Gatell siga en su cargo son, la terquedad del presidente, su nula intención de desinflar ese globo plagado de errores y la falta de interés de su grupo cercano para aventarse el reto de limpiar el desastre que hay desde hace tres años.

Hoy, Hugo López-Gatell enfrenta una investigación ordenada por un juez por las muertes provocadas por COVID-19 y el manejo de la pandemia en nuestro país.

Finalmente recordemos que el 9 de abril de 2020, en plena pandemia, durante la conferencia de prensa vespertina, López-Gatell, reveló que “es un error metodológico suponer que solo lo que se ve existe y al revés (…) la epidemia es ocho veces más grande de lo que se ve”.

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